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Miércoles, 9 de abril de 2014
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La ballena va llena, del Colectivo Estrella de Oriente

Un documental de aventuras

“Lo que hacemos es sumarnos al mito ballenero”, señala Daniel Santoro sobre la película y la instalación que junto a Juan Carlos Capurro, Pedro Roth, Juan Carlos “Tata” Cedrón y Marcelo Céspedes presentan a partir de hoy en el Bafici.

Por Facundo Gari
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El grupo en busca de los 108 mil millones de dólares presupuestados para concretar su obra.

Hace cinco años, cuando el Círculo Social Artístico Deportivo y Cultural Estrella del Oriente (EO) –conformado por los artistas plásticos Juan Carlos Capurro, Pedro Roth y Daniel Santoro, el músico Juan Carlos “Tata” Cedrón y el cineasta Marcelo Céspedes– presentó en el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930) su monumental proyecto, buena parte de la concurrencia lo tomó para la chacota. Bastante por la soltura expositiva de los integrantes, la idea de un enorme crucero de titanio con forma de ballena que posibilitase el pasaje de seres humanos a obras de arte pareció una humorada, más allá de la clara crítica al estatuto del arte, el déficit habitacional y las políticas expulsivas de migrantes del mundo. En esa tónica habrán tomado la iniciativa los primeros curadores internacionales a los que el colectivo acudió en busca de los 108 mil millones de dólares presupuestados para hacer realidad el cetáceo a timón.

Claro que los miembros de EO no consiguieron el dinero, pero en 2010 fueron invitados al Museo del Palacio Real de Budapest para armar una instalación al respecto, la misma que ahora compone el flamante Museo Bafici, también en el Recoleta, aunque esta vez enriquecida por una maqueta de tres metros del peculiar barco. La exposición es la mitad del combo que ofrecen en la décimo sexta edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente. La otra es La ballena va llena, “documental de aventuras o épica fallida” que se estrena hoy a las 20.25 en el Village Recoleta y que registra reuniones en una confitería de Congreso, gestiones por concretar el osado plan, el himno de EO (una milonga interpretada por Cedrón y cuya letra corresponde al poema “Lejos”, de Federico Peralta Ramos) y el viaje a Hungría, desde el que ya nadie piensa que se trata de una joda. Si hasta la idea fue mencionada en algún aula de La Sorbona...

El colectivo surgió en verdad en 2007, cuando todavía lo integraba el fallecido periodista Nano Herrera. Además de reuniones de amigos, eran la acción contra un vacío, según Capurro. “En el arte argentino han habido agrupamientos, pero no la realización común de una obra a través de un programa de trabajo”, distingue en diálogo con Página/12. El itinerario teórico tomó forma de revista online esporádica, publicada en www.estrelladeloriente.com. Fue en el tercer número de seis (este año saldrá el siete) que apareció el plano del Espacio Transicional Migratorio Artístico de Homologación Institucional, un “Frankenstein de museos” marítimo coronado por un enorme mingitorio, como lo caracteriza Santoro.

Continúa Capurro: “Desarrollamos la idea a partir de dos conceptos en apariencia lejanos: el de obra de arte y el de los migrantes, que es el tema del otro, el distinto, el no incluido. Es la conjunción de extender el concepto de obra de arte duchampiano hasta sus últimas consecuencias, es decir hasta el ser humano, y usar las leyes de los países industrializados que expulsan migrantes, pero protegen sus obras de arte. A partir de ahí, surgió la idea de un vehículo que tiene la función de trasladar al migrante al lugar de deseo mientras realiza el pasaje alquímico hacia la obra de arte”. ¿Por qué con forma de ballena? “Es un animal con mitología, de gran tamaño, con capacidad de contener, viajante. Es sencillo pensar en Moby Dick o Jonás. Lo que hacemos es sumarnos al mito ballenero”, aporta Santoro.

Por si hiciera falta, Céspedes aclara que La ballena... no es una película convencional, que puede ser entendida como una “performance”. Uno de los fundadores de la productora Cine Ojo compara esta road movie con un collar de “perlas-módulos”, algunos de los cuales se vieron en las presentaciones de cada número de la revista desde 2009, con la lamentable excepción de la colorida fotonovela Cómo el CAYC nos cambió la cabeza. “Dándole al ser humano la doble condición de sí y de obra de arte provocamos algunos problemas legales, como por ejemplo que su tránsito podría ser a través de una aduana o de un departamento de migraciones. Desenmascaramos al mismo tiempo cierta impostura en el mundo del arte, en el que en general las cosas se mueven con un humanismo sobreactuado. En una escena clave de la película, hablamos con un curador de Nueva York y está de acuerdo con nuestra idea, pero se espanta al imaginar a 120 mil migrantes en el puerto de Los Angeles. Lo que aparece es que el mundo del arte, el lugar de la libertad y de la expresión, tiene sus propios límites, impuestos por la economía”, explica Santoro.

Capurro observa un manifiesto de época en la contradicción que da origen al proyecto, que tiene un antecedente en La familia obrera, de Oscar Bony. “A la humanidad se la trata con mucho afecto y respeto. Todos hablan de la preocupación por el ser humano, y la civilización tiene una cantidad de protecciones para lo bello de su producción. Incluso existe el llamado Patrimonio de la Humanidad, obras que son consideradas de todos y que se cuida que no se destruyan, por ejemplo en una guerra. Por otro lado, los seres humanos no valen nada”, asegura. En el film, un testimoniante anónimo indica que le gustaría vivir en una galería porque en su última visita a una vio que una pequeña esfera ocupaba una habitación mucho más amplia que su monoambiente. “¿La humanidad no puede ser patrimonio de sí misma? Sobre esa contradicción objetiva actuamos con acciones artísticas. Y como artistas decimos: que se haga cargo el que le quepa el sayo”, concluye Capurro.

* La ballena va llena se proyectará hoy a las 20.25 y el viernes a las 19.35, en el Village Recoleta, y el domingo a las 13.10, en El Cultural San Martín (Paraná y Sarmiento). La instalación en el C. C. Recoleta puede verse de martes a viernes de 13 a 20 y sábados y domingos de 11 a 20, con entrada gratuita.

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