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Lunes, 30 de junio de 2014
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Joe Pesci, el actor que reapareció, pero como personaje

El regreso de un buen muchacho

Uno de los secundarios más reconocidos de las últimas décadas, después de Casino (1995) prácticamente desapareció de las pantallas para dedicarse a la música. Pero ahora se lo puede ver como personaje de Jersey Boys, persiguiendo la música, el film de Clint Eastwood.

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Joe Pesci no tiene una gran voz, pero con poco hace mucho.

Joe Pesci actor, Joe Pesci personaje. Desde el momento en que levantó presión hasta límites de locura en medio de una reunión de wise guys, tirándole más tarde un tiro en el pie a un pobre camarero (Buenos muchachos, 1990), este sujeto nervioso, pequeñísimo y de voz muy aguda se convirtió en uno de los secundarios más amados y reconocidos de las últimas décadas. Aunque no era precisamente un recién venido: ya se había destacado como el hermano sensato de Jake La Motta en Toro salvaje (1980). Después de Casino (1995), Pesci prácticamente desapareció de las pantallas. Ahora acaba de reaparecer, pero no como actor sino como personaje. Como personaje de Jersey Boys, persiguiendo la música, la película de Clint Eastwood estrenada el jueves pasado. Allí, en un momento dado entra en escena un muchacho sumamente inquieto, muy amigo de Tommy De Vito, uno de los miembros del grupo doo-woop The Four Seasons, que en los primeros sesenta les presenta a los muchachos a Bob Gaudio. Además de integrarse al grupo, Gaudio será quien los lance, a fuerza de hits de su pluma. Ese muchacho inquieto es, cómo no, Joe Pesci.

Esa capacidad de aparecer donde menos se lo espera (una especie de Droopy de carne y hueso) no es la excepción, sino la regla de la vida de Mr. Joseph Frank Pesci. Nacido en febrero de 1943 en Newark, Nueva Jersey, a los diez años el pequeño Joseph aparecía regularmente en un programa de televisión llamado Startime Kids. Luego trabajó un tiempo como peluquero, a la vez que empezó a probarse como guitarrista en bandas varias. Aquí, primera de las sorpresas-Pesci: una de las bandas en las que tocó fue Johnny Dee and The Starliters. La misma en la que poco tiempo más tarde el lugar de Pesci lo ocuparía... ¡Jimi Hendrix! Hacia fines de los ’60, primero de sus alias (recordar esto): Joe Ritchie, nombre con el que grabó un álbum de hits melódicos de ocasión. El álbum se llamaba Little Joe Sure Can Sing! A esa altura, el título sonaba algo exagerado. Proyectado casi medio siglo más tarde, resultaría de alto valor profético, como se verá enseguida.

Después de una experiencia no muy exitosa formando un dúo cómico junto a Frank Vincent (más tarde otro miembro de la troupe estable Scorsese), a mediados de los ’70 Pesci hizo un primer papel en cine, acompañando a Vincent, en un poco recordable policial clase B, The Death Collector. Tan poco recordable que Pesci, que a esta altura, había inaugurado su propia trattoria en el Bronx (Amici’s, se llamaba) volvió detrás de la barra. Pero claro, a cierto cinéfilo voraz, que veía absolutamente todo lo que se estrenaba, le había llamado la atención la actuación de Pesci en aquel policial poco recordable, y le ofreció ser, de una, el hermano de De Niro en Toro salvaje. La Academia nominó a Pesci como Mejor Actor Secundario. No ganó. Para eso debería esperar una década y una nueva película a las órdenes de Scorsese, Buenos muchachos.

Lo demás es historia. De esa historia se rescatará, brevemente, lo menos conocido o menos recordado. A mediados de los ’80 fue el protagonista de una comedia de televisión de corta vida, Half Nelson. A fines de esa década, el “malo” en Moonwalker, stravaganza fantástica-musical del inefable Michael Jackson. Su personaje de Buenos muchachos lleva, como se recordó días atrás en la crítica de estreno de Jersey Boys, el nombre de Tommy De Vito, su amigo de infancia e integrante de The Four Seasons. De Casino en adelante, su carrera fue decayendo, un poco por malas elecciones de su parte y otro poco, tal vez, por el tremendo bisoñé que comenzó a lucir. Tal vez advirtiéndolo, en 1999 Pesci anunció su retiro de la actuación. Más allá de un cameo en El buen pastor, el muy buen drama de espionaje dirigido por su amigo De Niro, su máxima traición a aquella promesa fue el coprotagónico en una película curiosamente no estrenada aquí, a pesar de estar estrechamente relacionada –aunque no de forma declarada– con todo un mito nacional: Oscar “Ringo” Bonavena.

La película cuenta el final del peso pesado de Parque Patricios en Estados Unidos, cuando, allá por 1976, no se le ocurrió mejor idea que meterse con la esposa de Joe Conforte, mafioso de Reno, Nevada. El 22 de mayo, Ross Brymer, guardaespaldas de Conforte, le metió un tiro de fusil a las puertas del Mustang Ranch, después de que su patrón expulsara de la casa a su esposa y a Bonavena. Con nombres cambiados, en Love Ranch Pesci hace de Conforte, Helen Mirren de su esposa y el español Sergio Pérez-Mencheta, de Ringo. Eso fue hasta ahora lo último que Pesci hizo en cine, dedicado como está a la música, desde hace más de diez años. El álbum que editó en 1998, Vincent La Guardia Gambini Sings Just for You, fue poco más que una excusa para seguir sacándole el jugo a su personaje de Mi primo Vinny, que a comienzos de los ’90 se volvió muy popular.

El álbum que sí es cosa seria es Falling in Love Again, editado por el sello Concord en 2003. En la tapa, un Basset-hound de gesto característicamente melancólico. Arriba y a la izquierda se lee: Joey DeFrancesco, presentando a Joe Doggs. Joey DeFrancesco es el más reconocido organista de jazz en actividad, y Joe Doggs un cantante hasta entonces desconocido, de voz pequeña, agudísima y quebradiza. Voz que recuerda enormemente la de Little Jimmy Scott, cantante inimitable que acaba de fallecer, el 12 de junio pasado, y cuyo timbre casi de niña era producto de una enfermedad que detuvo su crecimiento y le impidió alcanzar la pubertad. No es, claro, el caso de Pesci, casado en tres ocasiones y con proclividad por strippers y modelos. Porque, sí, a esta altura no hay lector que no haya advertido que Joe Doggs, que jazzea como hay que jazzear (con swing, relax, marcando su propio tempo) no es otro que nuestro Droopy titular.

Era verdad, sí señor: Little Joey can sing. Es cierto que su voz tiene un caudal mínimo. Pero basta escuchar sus cortes de standards como “Falling In Love Again”, “But Not For Me”, “Love For Sale” o “My Romance”, para comprobar cuánto puede hacer con tan poco. Mejor todavía: verlo en vivo (¡despojado ya de bisoñé!) en el Steamers Jazz Club de Broadway, en una presentación de enero de 2011 que puede hallarse en YouTube. Lo acompañan DeFrancesco, el trío de éste y, como músico invitado, nada menos que Arturo Sandoval. Mr. Doggs somete a su particular swing pausado, delicado y con muchos silencios (nada menos parecido a su estilo actoral) standards como “For All We Know”, “On Broadway” o “All Or Nothing at All”, y dan ganas de estar en ese clubcito de pocas mesas y mucho ruido de copas. ¿Seguirá Joe Doggs su carrera de jazzman? No se sabe. De Droopy Pesci lo único que puede preverse es que aparezca en el lugar menos previsible, cuando uno menos lo espera.

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