Desde San Sebastián
Muchos galardones para el cine español y un par para pelÃculas argentinas marcaron la premiación que cerró la 62ª edición del Festival de Cine de San Sebastián. El film local Magical Girl recibió dos de las Conchas más grandes: Mejor PelÃcula y Mejor Director. Como si eso fuera poco, otra de las cuatro pelÃculas españolas en Competencia Oficial, La isla mÃnima, se llevó dos premios más, a Mejor Actor y Mejor FotografÃa. Esta hegemonización hispana dejó apenas tres casilleros para llenar. El Premio Especial del Jurado fue para Vie sauvage, del francés Cédric Kahn. El de Mejor Actriz, para la danesa Paprika Steen. Y el de Mejor Guión, para el conocido Dennis Lehane, autor de las novelas en que se basaron, entre otras, RÃo MÃstico y La isla de las tormentas, y cuyo aporte para el film The Drop representa su primer guión original. Tal como habÃa anticipado Página/12, la arrasadora Relatos salvajes ganó el Premio del Público al Mejor Film Europeo (se toma en cuenta la participación española en la producción), mientras que Ciencias naturales, del cordobés MatÃas Lucchesi, ganó una mención en la sección Horizontes Latinos.
La premiación del Jurado Oficial presenta un lapsus mayor, que el jurado Fipresci de la CrÃtica Internacional se ocupó de subsanar, eligiendo Mejor PelÃcula de la Competencia a Phoenix, del alemán Christian Petzold. Criterio con el que este cronista coincide a pies juntillas, para usar una expresión muy española. Otra ausencia llamativa en el Palmarés es Eden, de la realizadora francesa Mia Hansen-Love. Pero eso en tal caso puede ser más discutible, ya que el opus 4 de la realizadora de ascendencia sueca dividió opiniones. Como también se le podrÃa haber hecho algún lugarcito, por qué no, a la única argentina en competencia, Aire libre, de Anahà Berneri. Pero incluirla entre las Conchas hubiera despertado reacciones tan airadas como las que se hicieron oÃr durante las proyecciones del film de Berneri, que vaya a saber por qué gustó poco y nada por aquÃ. De todos modos, ni Magical Girl ni La isla mÃnima carecen de méritos. La primera, algo asà como un melodrama apagado y ensortijado, presenta a un cineasta a seguir, Carlos Vermut, cuya previa Diamond Flash se habÃa visto, un par de ediciones atrás, en el Festival de Mar del Plata.
El premio recibido por Relatos salvajes (Leonardo Sbaraglia subió al gigantesco escenario del Kursaal) confirma que la pelÃcula de Damián Szifron tiene todavÃa mucho por cosechar en el mundo entero, mientras que para Ciencias naturales, la mención de Horizontes Latinos no es el primer premio que obtiene en festivales: ya los habÃa recibido en BerlÃn, el Bafici y Guadalajara. Yendo más allá de los premios, esta nueva edición de San Sebastián volvió a mostrar los altos y bajos que le son propios. Aventajado por festivales como BerlÃn, Cannes y Venecia, apretado en el calendario por este último (que se realiza un par de semanas antes) y el creciente Festival de Roma (que celebrará su nueva edición en breve), el Donostia Zinemaldia no puede hacer mucho más que aprovechar lo que sus competidores previamente rechazaron (es lo que sucedió, insólitamente, con pelÃculas como Phoenix y Eden), aportar la cosecha hispana y tratar de hacerse fuerte en el nicho latinoamericano.
Pero incluso en este último punto a San Sebastián no se le hace fácil conseguir estrenos: todas las pelÃculas programadas en Horizontes Latinos (entre ellas las ocho argentinas, mitad más uno del total) pasaron previamente por otros festivales. Para los estrenos internacionales queda la sección Nuev@s Director@s, que presentó una buena selección de trece tÃtulos, la mayorÃa no programados en eventos previos. El público local puede aprovechar la veintena de pelÃculas que redondeó la sección Perlas de Otros Festivales, mientras que en las retrospectivas pueden hacerse los mayores descubrimientos (o redescubrimientos, según el caso). Tomado en bloque, en esta edición no hubo mayor atractivo para el público cinéfilo que la retrospectiva dedicada a la estadounidense Dorothy Arzner (1897/1979), única mujer que logró filmar continuadamente en Hollywood, desde los primeros tiempos del sonoro hasta comienzos de los años ’40.
Muy poco difundidos, sus films impecablemente restaurados fueron uno de los grandes hallazgos que deparó esta edición de San Sebastián. Arzner se destacó sobre todo en la comedia, imprimiendo a guiones ajenos una velocidad y desenfado modélicos. Pero lo más destacado de su obra, previa al Código Hays de censura, es el papel dado a las protagonistas femeninas, que gozan de una libertad, desenvoltura y capacidad de decisión que aún hoy resultan de avanzada. Paradoja de San Sebastián, fue necesario retroceder hasta fines de los años ’20 para hallar, en las pelÃculas de Mrs. Arzner, la más contundente fuente de modernidad.
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