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Miércoles, 23 de agosto de 2006
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EL ALUVION DE ESTRELLAS INTERNACIONALES ACTIVA UN CAMPO DE ACTIVIDADES PARALELAS

Hollywood a la vuelta de la esquina

La combinación de buenos profesionales y bajos costos produjo una explosión de producciones extranjeras en Buenos Aires. Y, detrás de las visitas célebres, toda una industria que contempla sus necesidades.

Por Julián Gorodischer
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Spike Lee aprovechó la multiplicidad de estilos arquitectónicos en su publicidad para BMW.

En estos días, caminaron por las mismas callecitas de Buenos Aires el actor mexicano Gael García Bernal y el cineasta estadounidense Francis Ford Coppola, entre tantos, e hicieron aparecer el insólito San Telmo Beverly Hills o el nunca tan literal Palermo Holly-wood. Llegan, en 2006, multitud de celebridades a filmar o de paseo, atraídas por el cambio favorable; fundan circuitos propios, convocan a especialistas a armarles el recorrido a medida; decretan el reinado del hotel de diseño, el restaurante de sushi y –ante todo– la fiesta privada que destierra al boliche masivo. Además, se protegen de los paparazzi como en un fuego sagrado y a cualquier precio (engaños sobre el rodaje, guardaespaldas, círculos cada vez más íntimos), alteran la vida de los barrios en cada corte de calle, fortalecen rubros definidos como el de los anticuarios (¡son adictos!), las milongas, los restaurantes de lujo. ¿Tanto provocan?

García Bernal, Natalie Portman, Ford Coppola, Colin Farrell, Spike Lee, Anthony Hopkins (próximamente, para filmar a las órdenes de Ivory) cambian el paisaje urbano y alimentan una mitología propia. A pedido de Página/12, relacionistas públicos, una cronista fan, funcionarios encargados de hacerles la vida más fácil y técnicos revelan la trastienda de la Buenos Aires Superstar, con la que convivimos aunque sea inaccesible, esa que intimida aún a la vuelta de cualquier esquina.

Transformaciones

Los que llegan (desde Héctor Babenco y Gael, para el rodaje de El pasado, al propio Ivory, que vino en julio a buscar locaciones y talentos) encuentran un panorama ideal: la convertibilidad de los ’90 renovó las máquinas y parió una generación de técnicos graduados en escuelas de cine; la devaluación hizo de esa oferta de elite una ganga. Más de 2700 producciones se reparten anualmente las zonas más solicitadas pedidas al organismo Baset del gobierno porteño: Diagonal Norte, Avenida de Mayo o el pasaje San Lorenzo, tan europeos todos. La novedad es que ahora el gobierno visita los rodajes para charlar con los vecinos y ver si quedaron contentos. Desde la semana pasada –cuenta Victoria Kersul, coordinadora del Baset–, un equipo sale a brindar una asistencia a la productora y a los vecinos. “Lo que hacemos es hablar, pedir a la productora que levante el corte cada tanto para que pase la gente, explicarle al vecino enojado por qué su comercio no recibe gente y por qué todo esto genera trabajo.”

La saturación de rodajes en Diagonal Norte, San Telmo y el Microcentro podría revertirse con un tarifario (lo que la ciudad recauda por día de filmación) diferenciado. “Estamos proponiendo que el tarifario se adecue a la realidad”, explica Stella Puente, subsecretaria de Industrias Culturales. “Se van a diferenciar las producciones grandes de las pequeñas, por ejemplo.” Extraños estímulos, como rebajar a las productoras que incluyan un plano del escudo de Buenos Aires –por ley de la Legislatura–, ya están en vigencia. “Para Torrente 3 –sigue Kersul–, Santiago Segura tenía que hacer explotar un auto en Diagonal y el permiso le tardó un mes. El Canal Fox quería congelar el Obelisco y se les negó porque no se puede armar estructuras en la Plaza de la República.” Cuando un vecino se enoja (como pasó con un veterinario atrapado en el rodaje de El pasado, a quien le bloquearon el acceso a su negocio), los enviados del Baset argumentan y bajan la tensión. “Pedimos a la productora que levante el corte cada tanto para que pase la gente y se le explica al vecino por qué se autorizó, cuál es la situación de cada toma.”

¿Dónde encontrar estrellas en Buenos Aires (como Maribel Verdú en El niño de barro, García Bernal en El pasado, Colin Farrell o Natalie Portman de parranda)? Un mapa al paso indica que se concentran siempre en los mismos puntos: un rodaje por semana en el italianizado pasaje San Lorenzo, otro de fin de semana en la madrileña Diagonal Norte y Florida, uno más autóctono en la calle Caminito... “Uno puede hacer aquí desde Europa a Estados Unidos”, asume Tomás Gutiérrez, jefe de locaciones de El pasado.”

Se la puede convertir en Madrid o Nueva York. Muchas veces en publicidad me tocó ir a buscar características americanas. Diagonal Norte y Avenida de Mayo dan para ciudades europeas, el centro para americanas... Mi lugar favorito es Diagonal Norte, porque podés trabajar muy tranquilo los fines de semana, sin vecinos ni tránsito.” Si la Avenida Alvear da París y Puerto Madero da New York y todos buscan el mismo camuflaje, ¿el porteño sufrirá la herida narcisista? Spike Lee, llegado a filmar un comercial para BMW, no fue la excepción. “Usamos muchos espacios y rincones de Diagonal Norte, microcentro, la fachada de la Catedral, y aglutinamos 200 extras como si fuera el tránsito de la Gran Manzana”, dijo un asistente en aquel set de Catalinas.

Diversión y compañía

¿Se ve más glamour? Las postales de la Buenos Aires Superstar indican que “Gael juega al fútbol con sus nuevos amigos argentinos”, según escribió la periodista Fernanda Nicolini, que lo siguió de cerca. “O se hace una escapada a Península Valdés con su ‘novia oficial’ o la lleva al Malba a ver la muestra de Lichtenstein o firma autógrafos con eterna sonrisa y pone cara de ‘yo, mexicano’. ¿Y cómo queda Dolo, quien fuera nuestra ídola hasta hace unos pocos días, en esta historia? Triste, muy triste.”

El triángulo internacional prestigia la vidriera de la revista de farándula y su editor admite que –desde que la oleada migratoria comenzó– la consigna es ubicar de a uno por página. Pero lo de los paparazzi no es tarea fácil: la invasión estelar estudió el terreno previamente, se capacitó con expertos en filtrar como los RRPP Gaby Alvarez o Hernán Nisembaum; cambió el boliche por la fiesta privada, y ahora entregan pistas falsas de su paradero. Conclusión: las imágenes son contadas. “Vienen al Club 69 (donde pescaron a Farrell, escapado por un par de días del set en la Triple frontera de División Miami) porque no hay cholulaje ni paparazzi, circulan tranquilos, la gente no los persigue”, dice Diana Glusberg, del boliche Niceto. “No llamamos a agencias de farándula, cuidamos que músicos y actores se sientan como en su casa”, aunque a veces con el voluntarismo no alcanza para hacerlos felices.

Entonces la superestrella en Buenos Aires reclama asesores que le moldeen la estadía. “Vi a Colin en el Soul Café”, recuerda el RRPP Nisembaum. “Le ofrecí un agasajo con una comida, le pregunté qué gente quería y me dijo que sólo a Maradona...” ¿Cómo divertirlos? Como toda situación de hecho favoreció una reglamentación que ahora es lo corriente. “Me interesa que el invitado quiera conocer a la celebridad... que se llene de admiración. Yo no lleno el lugar de gatos; a mí no me suma nada. A mí lo que hacen con Luis Miguel no me sirve. Tienen una demanda muy fuerte por el tango, por ir a la cancha de Boca. No lo voy a sorprender llevándolo a un lugar para bailar, porque afuera es más deslumbrante.” San Telmo a la mañana, el Malba por la tarde y el hotel Faena por la noche es un trío perfecto para el relacionista Gaby Alvarez. “No llevaría a ninguna celebridad a discotecas grandes por seguridad y trato: la Argentina no está capacitada para ir a lugares importantes.” En cambio los invita a reuniones privadas en casas de empresarios, hacia el nacimiento de una nueva oligarquía transnacional. Así pasó en “la casa de Juan Navarro con Mick Jagger o en la de Juan Santa Cruz con Lenny Kravitz, a quien le mostramos un show de boleadoras.” La organización de eventos no es la única responsabilidad; también se ejerce la custodia de la imagen. “Mick Jagger no estuvo con ninguna mujer en la Argentina, yo lo aseguro”, jura Alvarez. “Demostraron que son caballeros, no fueron a derramar botellas de whisky por la noche de Buenos Aires.”

Mientras los actores pasan caminando como europeos por Avenida de Mayo (en el aviso de una cerveza italiana), manejan por avenida Alvear como en París (en la publicidad del Peugeot 206) y bailan como en una rave de Berlín en plena Costanera (para el energizante), alientan a la Asociación Argentina de Actores a reclamar que no se contrate a elencos en negro y se paguen las pruebas finales en los castings. “El próximo paso –explicó Jorge Varas, de Gremiales– es categorizar distintos cachets según el porcentaje de público al que llega el producto: no será lo mismo Guatemala que Japón.” Las estrellas, sus hábitos y estrategias nunca vienen solas y sus productores piden permiso, semanalmente, para hacer circular elefantes por la avenida Santa Fe y camellos por la Diagonal. Los inspectores estudian las condiciones de seguridad, se toman su tiempo y dan el veredicto. El Viva la pepa –dicen– es cosa de quien lo fantasee. Porque como dice Victoria Kersul, del Baset: “¡A los elefantes no se los autorizó!”.

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