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Viernes, 7 de agosto de 2015
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Un nuevo despertar, con Al Pacino como protagonista

Retrato de un actor al filo de la locura

Una comicidad entre negra y absurda impregna parte del nuevo film de Barry Levinson que, conocedor de la materia prima con la que cuenta, adecua la trama a la personalidad de Pacino. El resultado es una película autorreferencial, con ciertos tropezones narrativos.

Por Ezequiel Boetti
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Pacino es aquí un actor en crisis que intenta reencauzar su vida.

El actor Simon Axler está en pleno soliloquio reflexivo acerca de la ontología del oficio, la separación entre realidad y ficción y el proceso creativo detrás del personaje de Shakespeare que se dispone a interpretar en una obra teatral. Ya en el escenario, su performance es un auténtico fiasco, y concluye con él arrojándose al proscenio, signo inequívoco de una crisis que trasciende lo vocacional. Podría pensarse que lo anterior corresponde a la descripción de un fragmento de Birdman, pero no: Simon tiene el rostro de perro cansado de Al Pacino, conocido por su intensidad dramática y su fanatismo por la obra del autor inglés (su ópera prima como realizador fue En busca de Ricardo III). La escena, entonces, corresponde al inicio de Un nuevo despertar, subrayando así la matriz autoconsciente que sobrevuela de punta a punta el desarrollo narrativo del último film del veterano Barry Levinson (Rain Man, Buenos días, Vietnam).

Y es que el protagonista de Sérpico, Scarface y Perfume de mujer, el mismo que durante los ’70, ’80 y partes de los ’90 alineó a colegas, público y crítica detrás de la consideración de su talento como uno de los más fulgurantes de su generación, se ha vuelto fatigoso y metadiscursivo, dándole a gran parte de sus últimos proyectos un tinte personal y autorreferencial que los convierten menos en películas “con” él que “sobre” él. La vejez, la redención y el paso del tiempo son los grandes temas de la filmografía del Pacino más crepuscular y, por ende, de las criaturas de esta etapa, incluidas ésta y el cantante folk Danny Collins, de la reciente Directo al corazón.

Levinson conoce el potencial de su materia prima. Construye un film en derredor del finísimo límite entre cordura y locura. Allí se mueve Simon, dotado de una ominosa dualidad sobre su condición sin que esto implique ser empujado al vacío del patetismo y la parodia, aun cuando la potencial complicidad en un asesinato o la escena en la clínica de fertilidad lo paren en el abismo del precipicio. Todo lo contrario al tour místico/psiquiátrico propuesto por Alejandro González Iñárritu, que concluía con Michael Keaton literalmente cayendo de un edificio. Ya con Simon dado de alta después del incidente del comienzo, Un nuevo despertar –traducción optimista del mucho más oscuro The humbling original, literalmente La humillación– lo muestra intentando reencauzar su vida. Para esto contribuyen las charlas vía Skype con un psicólogo omnipresente y una suerte de retiro voluntario en su caserón, interrumpido más tarde por la aparición de Pegeen (Greta Gerwig, la estrella de la vertiente más hipster del indie norteamericano), hijita de un matrimonio amigo devenida en treintañera lesbiana y libertina.

La progresiva incorporación de ella a la rutina de él, el peso de diferencia generacional a la hora de iniciar un affaire, los mohínes de un Pacino desatado y ciertos vestigios del pasado individual corporizándose en el presente común de la pareja sirven como disparadores de una comicidad entre negra y absurda. Una faceta en la que Levinson parece moverse más cómodo, pero por la que nunca termina de apostar de lleno. Ciertos tropezones narrativos y algunas subtramas que no pasan de la condición de esbozo, como el vínculo con su representante o la relación con la actriz y madre de Pegeen, completan el retrato de un actor al borde de la locura, fuera y dentro de la pantalla.

6 - Un nuevo despertar

The Humbling

Estados Unidos, 2014

Dirección: Barry Levinson.

Guión: Buck Henry y Michal Zebede, sobre la novela de Philip Roth

Fotografía: Adam Jandrup.

Edición: Aaron Yanes.

Duración: 112 minutos.

Intérpretes: Al Pacino, Greta Gerwig, Dianne Wiest, Kyra Sedgwick y Charles Grodin.

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