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Domingo, 29 de noviembre de 2015
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THIERRY FREMAUX PRESENTA LA SEMANA DE CINE DEL FESTIVAL DE CANNES

“Hacemos dialogar presente y pasado”

Además de films que estuvieron en la última edición del festival, Frémaux trajo también el clásico Pépé le Moko.

Por Luciano Monteagudo
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Thierry Frémaux en Lyon, en octubre pasado, donde dirige también el Festival Lumière, dedicado a clásicos restaurados.

Como todo padre, dice que le cuesta “elegir entre sus hijos”, pero aquí está, una vez más en Buenos Aires, Thierry Frémaux, para presentar un puñado de sus retoños en la Semana de Cine del Festival de Cannes, que comienza mañana en el Espacio Incaa Km 0-Gaumont (ver aparte). Delegado artístico desde 2001 y delegado general a partir de 2007, Frémaux es el máximo responsable del festival de cine más influyente del mundo y por lo tanto está acostumbrado a elegir. En este caso, tuvo que limitarse a cinco largometrajes únicamente, todos inéditos aún en Argentina, y prefiere empezar hablando de La ley del mercado (La loi du marché), la película francesa de Stéphane Brizé, que le valió el premio al mejor actor a Vincent Lindon, quien lo acompaña en este viaje. “Vincent tenía muchas ganas de acompañar su película, con la que le fue tan bien en Francia, y vamos a aprovechar su presencia para que presente también Pépé le Moko, el clásico de Julien Duvivier, protagonizado por Jean Gabin”, explica Frémaux.

La elección de Pépé le Moko (1937) no parece casual. En 2002, el legendario film de Duvivier, ambientado en el bajo mundo de la Casba de Argel, inauguró en el festival la proyección digital de clásicos restaurados, que dos años después tendrían su propia sección, titulada Cannes Classics. “Es la manera que encontré de destacar aquí en Buenos Aires que Cannes no solamente es un festival dedicado a films contemporáneos sino también a grandes films del pasado, que dialogan con el presente”, afirma Frémaux. “Y el hecho de que la presente Lindon tiene su razón de ser: Vincent es un gran cinéfilo, Pépé le Moko es uno de sus films favoritos, y ya nos ayudó a presentar el mes pasado El fin del día (1939), también de Duvivier, la película de apertura del Festival Lumière, que está íntegramente dedicado a clásicos restaurados y que yo también dirijo”.

¿Encuentra Frémaux similitudes entre el protagonista de Algunas horas de primavera y el mítico Jean Gabin? “Sí, por supuesto”, afirma. “Como Gabin, Vincent también es un actor popular, en el sentido de que viene del pueblo y por quien el espectador común se siente representado, como pasaba con Gabin en los años 30. En La ley del mercado, Lindon interpreta a un desocupado y no hay otro actor en Francia de su nivel de popularidad que pudiera haber hecho este papel”.

La otra película francesa que integra la Semana de Cine del Festival de Cannes es Dheepan, de Jacques Audiard, ganadora nada menos que de la Palma de Oro, aunque no sin controversias. “Es una película sobre la violencia urbana, sobre la violencia que proviene también de cierto entorno social, la historia de un personaje que se siente perdido en un mundo que no es el suyo y que no comprende qué es lo que sucede a su alrededor, pero que igualmente está decidido a seguir adelante”. Ese protagonista del que habla Frémaux es el Dheepan del título, un refugiado tamil, que huye de la guerra civil en Sri Lanka y termina involucrado, sin quererlo, en una guerra de narcotraficantes en los suburbios de París, donde hay muchos otros inmigrantes involucrados.

¿Cómo leer una película como Dheepan en el contexto no sólo de la crisis de inmigración que atraviesa Europa sino también de los atentados que sacudieron a París tanto en enero pasado como ahora, dos semanas atrás? Para Frémaux, que destaca que el film de Audiard fue un modesto éxito de público en su país, con 800.000 espectadores para una película no hablada en francés, hubo muy diversas lecturas. “Como el artista que es, Audiard lo primero que quiso con su película fue comprender: comprender un personaje, una situación, un medio social. Cuando se estrenó en Francia, tanto la derecha como la izquierda no sabían cómo situarse frente a la película. ¿Es acaso una película reaccionaria? ¿Hay que responder a la violencia con más violencia? ¿O es una película que, vista desde la izquierda, puede ayudar a abrir los ojos a lo que sucede en los suburbios más desfavorecidos? Y hay ahora otra lectura más: la película tuvo su estreno mundial en mayo en Cannes, luego en agosto en todo el país, y en este año tan terrible para nosotros, quedó encerrada entre el atentado a Charlie Hebdo en enero y la masacre de hace unos días, de nuevo en París. Y la película lo que está diciendo es que hay que intentar encontrar una solución a este mundo en el que estamos viviendo”.

Para Frémaux, tanto esta película como La ley del mercado que protagoniza Vincent Lindon “son películas que reflejan lo que sucede hoy en nuestra sociedad, películas que nos obligan a abrir los ojos y mirar a nuestro alrededor. Y las dos son películas sobre la dignidad: el personaje de Lindon, con 51 años y casi dos de desocupado, accede a un trabajo temporario como vigilante de un supermercado, pero no está dispuesto a cualquier cosa para mantener su empleo. No está dispuesto a ser el policía de sus propios compañeros. Y el protagonista de Dheepan también está dispuesto a pelear por su dignidad”.

En la Semana programada por Frémaux también está The Lobster, de Yorgos Lanthimos, un director griego, pero cuya película está hablada completamente en inglés, algo que fue muy común este año en Cannes, donde directores italianos, mexicanos o noruegos eligieron no expresarse en su propio idioma, perdiendo así mucho de su identidad. ¿Es un problema de búsqueda de mercados? “En parte, sí”, reconoce Frémaux. “A los autores les cuesta cada vez más conseguir financiación para sus películas y a veces tienen que recurrir a actores que no son los de su país. Y el inglés es el nuevo esperanto. Pero hay casos especiales, como el de Chronic, de Michel Franco, con Tim Roth, que transcurre íntegramente en la ciudad de Los Angeles”. El film de Franco, sin embargo, tenía originalmente un guión ambientado en México, le recuerda este cronista. “Es verdad, y ya hablé con Michel Franco y le sugerí que tenía que volver a filmar en México, porque un director necesita hablar de su propio país, que es lo que hace Almodóvar o lo que hacían Fellini y Bergman”.

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