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Miércoles, 13 de abril de 2016
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La 18ª edición del Bafici comenzará hoy

Caminos posibles para doce días en un mundo de películas

Con Javier Porta Fouz como nuevo director artístico, el evento cinéfilo más importante de Buenos Aires no tendrá cambios sustanciales en la estructura operativa y logística, pero sí en la distribución artística: se suman dos nuevas competencias para un total de seis.

Por Ezequiel Boetti
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Viviré con tu recuerdo, de Sergio Wolf, es uno de los films argentinos en la Competencia Internacional.

Una veintena de personas con la vista clavada en sus computadoras en medio de un silencio interrumpido sólo por el sonido de dos centenas de dedos pegándole una y otra vez a los teclados. Paredes blancas con cartelitos/recordatorios de las tareas pendientes: corrección de fichas técnicas, modificaciones de último momento en la grilla de programación, horarios de llegada de invitados internacionales. Promediaba la primera semana de abril y en las oficinas del Bafici se respiraba la tensión de un deadline inminente. O, mejor dicho, de la certeza de un comienzo. Al fin y al cabo, todos los presentes sabían que faltaba apenas una semana para que el trabajo de varios meses adquiriera su forma definitiva pasando de la fría planificación a una sucesión de hechos palpables. El momento finalmente llegó: desde hoy y hasta el próximo domingo 24, el evento cinéfilo más importante de la Ciudad celebrará su 18 añitos ofreciendo lo que mejor sabe ofrecer, aun cuando el Ministro de Cultura porteño, Darío Lopérfido, parezca empecinado en teñirlo de amarillo: más de cuatrocientas películas de aquí y de cuantos “allá” existan, decenas de charlas y mesas redondas y una buena cantidad de actividades especiales. Todo listo, entonces, para una vuelta de doce días por un mundo de películas.

De continuidades y rupturas

El arribo de un nuevo director artístico –el crítico y ahora ex programador Javier Porta Fouz– no implica cambios sustanciales en los aspectos más generales de un festival que replicará gran parte de la estructura operativa y logística de los últimos cuatro años, con el epicentro de proyecciones en el Village Recoleta, el de las actividades paralelas en el Centro Cultural Recoleta y un buen parque de salas (26) por fuera de la zona más patricia de la City, entre las que se destacan las del Cultural San Martín, Malba, Planetario, Fundación Proa, Artemultiplex Belgrano, Village Caballito, el anfiteatro del Parque Centenario y el Espacio Incaa Km 0 Gaumont. La incorporación del complejo del barrio de Congreso, donde esta noche se realizará la apertura con Le Fils de Joseph, de Eugène Green, es la consecuencia más evidente –al menos en la previa– del mejoramiento de las relaciones entre la entidad rectora del cine nacional y el Bafici, debido seguramente a la coincidencia de signo político de Ciudad y Nación. La contracara es que esa parada otrora ineludible que fue la Sala Lugones del Teatro San Martín volverá a ausentarse –lo había hecho en 2014– otra vez por refacciones, en este caso en todo el edificio. Las entradas generales costarán 35 pesos y para estudiantes y jubilados 25, lo mismo que para todas las funciones de las secciones Baficito, Rescates, Focos y Homenajes.

Donde habrá cambios significativos es en la distribución artística. A las habituales Competencias (Internacional, Argentina, Cortos nacionales y Vanguardia y género) se les sumarán dos nuevas, para un total de seis. “Las películas en competencia tienen mayor atención: hay un jurado para cada una y prensa que las sigue, entonces intentamos poner el reflector sobre ellas. Pensamos en una masa de atención a repartirse en más competencias. Ahora, ¿esa masa puede agrandarse? Me parece que hacer crecer los apartados oficiales va por el lado de interesar a más gente, de aumentar el volumen de atención”, explica Porta Fouz. Una de las novedades se titula Derechos Humanos, nombre que, si resulta familiar, se debe a que efectivamente lo es: hasta el año pasado era una competencia transversal integrada por films de todas las secciones, y ahora adquiere un carácter centralizado y autónomo. “Que fuera así generaba que algunas películas compitieran doblemente, y nos parecía que juntándolas podía afinarse un poco más la sección”, justifica el director artístico.

La otra incorporación es una Competencia Latinoamericana compuesta por una decena de films. Porta Fouz detalla: “Hay una película mexicana, Flores silvestres, que es un melodrama de 50 minutos. ¿Qué hacés con un artefacto tan extraño? La podíamos programar, pero queríamos que compitiera con otras películas que no encuentran tan fácilmente un territorio. Además, buscamos que no estuvieran estrenadas en ningún festival europeo para romper con ese sello. Allá hay una legitimación a cierto modo de hacer cine en Latinoamérica que no es el único, y nos parecía bueno destacar esas producciones con bordes más ásperos que encajan menos en lo que uno esperaría del cine de esta región. Son películas a veces muy chicas o que se les nota una idea de búsqueda que hace que quizá no tengan la seguridad de una de la Internacional, pero nos gustaba que, a pesar de todo eso, tuvieran un lugar destacado”.

El tercer cambio tiene que ver con Panorama, que hasta el año pasado funcionaba como una enorme sección con más de un centenar de títulos y ahora volverá a presentar subdivisiones temáticas, tal como lo hacía antes de la era de Marcelo Panozzo, iniciada en 2013. El regreso se debe, según Porta Fouz, a una búsqueda de mayor “amabilidad” hacia el espectador. “Ahora podés entrar al catálogo más fácilmente. Hoy la lógica es distinta, son pocos los espectadores que van a ver una película sólo porque esté en el festival. Antes la venta de entradas era pareja para todas las funciones y la gente saltaba de una sala a otra para explorar, pero hace varios años empezaron a generarse picos en algunos títulos que se agotaban muy rápido y otros que no. Que ahora ya esté agotada Homeland (Iraq Year Zero) habla de que el público busca específicamente cosas que le recomendaron o que ganaron premios en algún lado. Ahora se cruza información, y estaba bueno ordenar el material más claramente: si a alguien le interesa el arte, sabe dónde ir a buscar películas sobre eso”, afirma. Entre las trece subdivisiones estarán las clásicas Nocturna y Música, y las flamantes Cinefilias, Personas y personajes, Hacerse grande, Trayectorias, Arquitectura, Pasiones, Arte y Comer y beber, entre otras.

Nuevo cine argentino

Más de un centenar de películas, entre cortos, medios y largos, son testimonio fiel de la importancia del Bafici para el cine local. Es habitual, entonces, que la Competencia Nacional sea una de las secciones más importantes y atractivas, una suerte de reducto anual que concentra la producción local más novedosa. La de esta edición tendrá un total de dieciséis títulos, uno menos que en 2015. Claro que si el año pasado hubo un balance entre directores de renombre (Daniel Rosenfeld, José Celestino Campusano, Luis Ortega, Matías Piñeiro y Juan Villegas, entre otros) y otros operaprimistas, ahora la balanza parece inclinarse hacia los segundos. “No fue deliberado, pero nos pareció genial cuando vimos que había muchos jóvenes. Está buenísimo tener a los consagrados, pero el Bafici también necesita poner el foco en cosas nuevas. No hubo una dicotomía entre ‘nuevo’ y ‘viejo’, sino que se decidió según la valoración de cada película”, aclara Porta Fouz. Entre los “viejos” están Eduardo Crespo (Crespo, la continuidad de la memoria), Ignacio Masllorens y Estanislao Buisel (El teorema de Santiago), el hiperactivo Raúl Perrone (Hierba), Santiago Giralt (Primavera) y Marco Berger (Taekwondo, en codirección con Martín Farina). Entre los “nuevos” vale destacar a Manuel Abramovich, director del reputado corto La reina, que debutará en el largometraje con Solar, y a Melisa Liebenthal, que viene de estrenar Las lindas en el festival de Rotterdam.

Por su parte, la Competencia Internacional tendrá dieciocho títulos, tres de ellos nacionales: La larga noche de Francisco Sanctis, de Andrea Testa y Francisco Márquez; La noche, de Edgardo Castro, y Viviré con tu recuerdo, opus tres de Sergio Wolf y suerte de spin off de su ópera prima, Yo no sé qué me han hecho tus ojos. En Vanguardia y Género habrá veinticinco contendientes, una proveniente enteramente del ámbito local (Disco Lindo, de Fredo Landaveri y Mariano Toledo) y otra a medias (Una novia de Shanghai, de Mauro Andrizzi, es una coproducción con China). La representación local en la ya mencionada Latinoamericana estará a cargo de Las calles, de María Aparicio, y Romántico italiano, de Adriano Salgado; mientras que en DD.HH. habrá un documental sobre el trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense llamado La memoria de los huesos.

Y si se habla de documentales... La oferta nacional por fuera de las secciones oficiales es digna de un país con uno de mayores índices de producción de la región y, por qué no, del mundo. Hay desde uno centrado Chasman y Chirolita (¿Dónde estás, Negro?) y otro que retrata el viaje de un toro campeón desde la pampa húmeda hasta el matadero (Carne propia) hasta algunos deportivos (1986. La historia detrás de la copa; El sentido derby; La piel marcada, biopic del boxeador Sergio Víctor Palma), otros sobre personajes (Adán Buenosayres. La película, El Francesito. Un documental (im)posible sobre Enrique PichónRiviere, El perro de Ituzaingó) y una buena cantidad de rockumentales (Cosquín Rock XV, Entre dos luces-Suárez. Primera parte, Hermosos perdedores pop, Nuevo rock: Adicta, el documental).

Estadounidense, no hollywoodense

El país invitado, honor que en 2013 recayó en Chile, en 2014 en Israel y el año pasado en Francia, esta vez será Estados Unidos. Que no es lo mismo que decir Hollywood, como bien diferencia Porta Fouz: “Hay un punto en el que uno dice ‘vemos cine estadounidense’. Yo dudo mucho porque lo que vemos viene de Hollywood, y Hollywood se deslocalizó. Los tanques no suelen mostrar cómo es la vida en Estados Unidos, sino ideas globales. Hay un montón de películas que no llegan y son tremendamente estadounidenses, muy localizadas y con un ambiente muy particular. Cine estadounidense es Tangerine, que se estrenó acá hace un mes, no Batman vs. Superman”. En esa línea, desde el norte vendrá una importante comitiva encabezada por un director con una obra particularísima como Peter Bogdanovich. “Siempre había estado la idea de traer a un director importante que esté vigente y haya filmado en los 70, que es una década que a muchos nos gusta especialmente”, justifica el director artístico.

El responsable de La última película y Luna de papel será objeto de una retrospectiva con siete de sus films y de uno de los dos libros publicados por el Festival (el otro es sobre Fabián Bielinsky, a diez años de su muerte, homenaje que incluye la proyección del corto La espera y los largometrajes Nueve reinas y El aura). Desde Estados Unidos también llegarán los hasta ahora desconocidos Bob Byington y Rick Alverson para presentar sendos focos dedicados a sus obras, centradas en gran parte en ese género menospreciado que es la comedia. El film de clausura, a proyectarse el domingo 24 a las 19 en el Teatro Gran Rivadavia del barrio de Floresta, tiene en sus créditos la banderita tricolor. Se trata de Miles Ahead, dirigida, producida, escrita y protagonizada por el actor Don Cheadle, quien se puso en la piel del trompetista y compositor Miles Davis.

Nombres acá y en la pantalla

Creado en 2009, el apartado Baficito viene creciendo exponencialmente en volumen y calidad. Los platos fuertes de este año serán un Foco dedicado a los 40 años del Estudio Aardman, responsable de joyitas como Wallace y Gromit y Pollitos en fuga, que incluye la visita de uno de sus directores creativos, Merlin Crossingham, y el reestreno –o estreno, si se tiene en cuenta que nunca pasó por la cartelera local– de El gigante de hierro, ópera prima del que con los años se convertiría en los máximos referentes de Pixar, Brad Bird (Los Increíbles, Ratatouille). Otro referente que se dará una vuelta por Buenos Aires es el francés Michel Legrand (sin parentesco con Mirtha, quien paradójicamente también será objeto de una retro). El compositor y ganador de tres Oscar brindará un concierto en el Teatro Colón en el que, según promete la información de prensa, interpretará varios de los grandes éxitos de su carrera, como la música de Los paraguas de Cherburgo, a proyectarse en el marco del festival.

Que el catálogo haya bautizado como “Foco” a una sección con apenas un par de títulos como la de Legrand es un yerro nominal. Lo mismo debe decirse sobre la dedicada a otro de los invitados estelares. Quizá el productor de cine de autor más importante de la actualidad, ladero de Manoel de Oliveira, Raúl Ruiz, Pedro Costa y otros tantos realizadores fundamentales de las últimas décadas, el portugués Paulo Branco tendrá una sección compuesta por nueve películas. Sería un buen número, siempre y cuando se tratara de una trayectoria pequeña y no de una como la de Branco, que supera con holgura los 250 títulos. Al que hay prestarle atención es a Yue Song. Catalogado como el futuro Jackie Chan y uno de los máximos representantes del cine contemporáneo de artes marciales, el actor, director, guionista y productor presentará la premiere mundial de su último trabajo, The Bodyguard.

Y si se habla de nombres, qué decir de Trayectorias, sección cuya sola enunciación genera un torrente de saliva en más de una boca y que este año albergará, entre otros, los últimos trabajos de Jerzy Skolimowski (11 minutes), Avi Mograbi (Between Fences), Radu Muntean (One Floor Below), Aleksandr Sokurov (Francofonia), Júlio Bressane (Garoto Kid), Pere Portabella (Informe general II. El nuevo rapto de Europa), Mia HansenLove (L’Avenir, ganadora del Oso de Plata a Mejor Dirección en la última Berlinale), Arturo Ripstein (La calle de la amargura), Michel Gondry (Microbe et Gasoil), Johnnie To (Office), Hong Sangsoo (Right Now, Wrong Then), Marco Bellocchio (Sangue del mio sangue) y Terence Davies (Sunset Song). Desde aquí se recomienda, entonces, que cada quien se haga unos buenos minutos para desglosar la grilla de programación y armar su propio recorrido. Caminos posibles hay de sobra.

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