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Sábado, 29 de octubre de 2016
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COMIENZA LA SEGUNDA EDICION DEL FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE LAS TRES FRONTERAS

Alfombra roja hecha de tierra misionera

El encuentro, organizado por los actores Juan Palomino y Daniel Valenzuela en Puerto Iguazú, tendrá más de 70 películas de América latina distribuidas en cuatro competencias y un puñado de secciones no oficiales.

Por Ezequiel Boetti
El festival quedará inaugurado hoy con una proyección al aire libre de Kryptonita, de Nicanor Loreti.

Dos años atrás, los actores Juan Palomino y Daniel Valenzuela concretaron un “sueño loco” –tal como lo catalogaron en su momento ante Página/12– al idear, organizar y ejecutar un festival de cine en Puerto Iguazú con una programación integrada por películas latinoamericanas, principalmente de la Argentina, Brasil y Paraguay. La motivación había nacido un lustro antes, cuando ambos viajaron hasta Misiones para el rodaje de A la deriva, de Fernando Pacheco, y se encontraron con una riqueza cultural y una belleza geográfica alejadas de las estigmatizaciones y miradas condenatorias que recaen sobre la región. Después del parate de 2015, y otra vez con la idea central de hacer del cine una experiencia colectiva, Palomino y Valenzuela volvieron a poner manos a la obra (el primero como director artístico; el segundo como productor general) para llevar adelante la segunda edición del Festival Internacional de Cine de las Tres Fronteras, que arrancará este sábado a la noche con la exhibición al aire libre de Kryptonita, de Nicanor Loreti, y se extenderá durante una semana.

“El objetivo es afirmarnos en nuestras propias realidades para seguir comprendiendo el presente”, dice ahora Palomino, y amplía: “La circunstancia, más allá de la coyuntura, sigue siendo la misma, y la particularidad del festival es la intención de tomar un espacio geopolítico muy importante como la Triple Frontera e intentar equilibrar la balanza respecto a la mala prensa que tiene. Nos parecía importante seguir generando un espacio de reflexión y de debate sobre el rol del cine desde lo político, porque el arte es un hecho político más allá de lo partidario”. Programado por el cineasta Nacho Garassino (El túnel de los huesos) y José Ludovico, el festival tendrá más de 70 películas, varias de ellas emblemas de las últimas cosechas de las distintas cinematografías de América Latina, distribuidas en cuatro competencias –dos de largos (Ficción y Documental) y dos de cortos (Internacionales y Regionales)– y un puñado de secciones no oficiales. Las proyecciones, igual que en 2014, se realizarán en dos carpas especialmente acondicionadas y con capacidad para 300 personas. “Si bien ahora hay un Espacio INCAA, la esencia del festival, el símbolo, son las carpas. Forman parte de la épica de lo imposible: un evento manejado por actores en una ciudad que no tenía cines”, señala el protagonista de Diablo.

Compuesta por dieciséis contendientes, la Competencia de Largos de Ficción tendrá cinco películas argentinas. O seis, si se tiene en cuenta que dos de ellas, Guaraní, de Luis Zorraquín, y Tierra roja, de Diego Martínez Vignatti, suman “medio” por tratarse de coproducciones. La selección cien por cien local estará encabezada por el tour de force que proponen Andrea Testa y Francisco Márquez en La larga noche de Francisco Sanctis, que viene cosechando elogios –incluso en Cannes, donde participó en la sección Una Cierta Mirada– desde su lanzamiento en el último Bafici. Otra que viene con buenos pergaminos y recorrido a cuestas es La luz incidente, de Ariel Rotter, que narra el proceso de duelo de una flamante viuda y el intento de recomponer su vida sentimental. La helada negra, de Maximiliano Schonfeld; Esteros, de Papu Curotto; y Cómo funcionan casi todas las cosas, de Fernando Salem, completan la representación local. De visitante jugarán la peruana Rosa Chumbe, la uruguaya Clever, la mexicana Los bañistas, la chilena Rara, la brasilera Mátame, por favor, la colombiana Dos mujeres y una vaca y la venezolana Dauna, lo que lleva el río. Ecuador tendrá doble chance con Alba y Sed.

Las producciones nacionales también son mayoría en el apartado competitivo de documentales. Aquí hay mucho y muy bueno. Contra Paraguay, de Federico Sosa, utiliza la Guerra de la Triple Alianza para tematizar cuestiones tan caras a la confección cinematográfica como el carácter discursivo de la Historia, las posibilidades de la interpretación y la maleabilidad de datos supuestamente indiscutibles. El padre, por su parte, narra el desgarrador viaje al pasado de la directora Mariana Arruti hasta la figura de su padre, fallecido en dudosas circunstancias a comienzos de la última dictadura militar. También se recomienda a quienes anden por el noreste de la Mesopotamia pegarle una mirada a Los cuerpos dóciles, de Diego Gachassin y Matías Scarvaci, fresco sociopolítico sobre el sistema carcelario canalizado en la magnética figura del abogado Alfredo García Kalb, y a Raídos, en la que el realizador Diego Marcone retrata el día a día de un grupo de tareferos. Desde el último Bafici hasta Iguazú viajarán El sentido derby, de Martín Blousson, Favio, crónica de un director, de Alejandro Venturini, y Tras la pantalla, de Marcos Martínez. Y bien de local jugará la misionera Piray 18, de Sergio Acosta, que muestra la particular experiencia de dos familias que todos los años vuelven hasta el pueblo del título para defender el honor del apellido jugando un partido de fútbol.

En esta sección también estará la brasilera Waiting for B., en la que los realizadores Paulo César Toledo y Abigail Spindel retratan el acampe de ¡dos meses! que realizó un grupo de fanáticos de Beyoncé con el nobilísimo objetivo de estar lo más cerca posible del escenario durante el show que la cantante brindó en San Pablo en 2013. La uruguaya Detrás del mito, por su parte, revisita la figura de José Artigas mediante un análisis del óleo pintado por Juan Manuel Blanes. La Competencia se completa con la ecuatoriana Alfaro vive, la peruana Te saludan los cabitos, la mexicana Parque Lenin, la colombiana Aislados y la chilena Genoveva. Las películas, queda claro, ya están listas: sólo queda desplegar una alfombra tanto o más roja que la tierra misionera.

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