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Lunes, 11 de diciembre de 2006
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ADOLFO GARCIA VIDELA HABLA DE “TROTSKY Y MEXICO, DOS REVOLUCIONES DEL SIGLO XX”

“Hay que volver a pensar el socialismo”

El cineasta argentino, radicado en México desde 1976, estrena hoy un documental que indaga sobre la vida de Trotsky en conexión con el proceso de la Revolución Mexicana. En la presentación también estará Esteban Volkov, nieto del revolucionario ruso.

Por Oscar Ranzani
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El film de García Videla se verá hoy a las 18.30 en el Auditorio Bauen.

El cineasta argentino Adolfo García Videla –radicado en México desde 1976– siempre tuvo en mente realizar un documental sobre la figura de León Trotsky que funcionara como un eslabón para hablar de las revoluciones rusa y mexicana. En 1979 logró que la filmoteca de la Universidad Nacional de México le permitiese acceder a imágenes y comenzó a filmar a un grupo de trotskistas que habían llegado al país de su exilio para conmemorar los cuarenta años del asesinato del líder revolucionario. Sin embargo, recién en 2003 pudo concretar finalmente el documental Trotsky y México, dos revoluciones del siglo XX, una profunda investigación dividida en tres capítulos: “El perseguido llega a México”, “La Revolución Rusa y la Revolución Mexicana” y “Del contraproceso al asesinato”. Estas divisiones le permiten a García Videla centrarse en la situación política y social de México en el momento en que el presidente Lázaro Cárdenas le otorgó asilo a Trotsky después de ser expulsado por Stalin de la Unión Soviética.

Trotsky y México... se detiene también en el llamado “contraproceso”, a través del cual destacadas personalidades políticas y académicas demostraron la inocencia de Trotsky frente a las acusaciones de los stalinistas, quienes sostenían que había conspirado con los imperialistas para debilitar a la Unión Soviética, un argumento del que se valió Stalin para perseguirlo y asesinarlo. El director ya filmó Testimonios zapatistas y está preparando Lázaro Cárdenas y el cardenismo. Un socialismo mexicano. Organizado por la Embajada argentina en México, hoy a las 18.30 se proyectará el film en el Auditorio Bauen (Callao 360), en carácter de estreno, con la presencia de García Videla y de Esteban Volkov, nieto de Trotsky.

–La vida de Trotsky parece tener todos los ingredientes de un personaje de novela, incluido el sangriento episodio de su asesinato a manos del stalinista español Ramón Mercader. ¿Esto facilitó, de alguna manera, el enriquecimiento del guión cinematográfico?

–No, en absoluto. A mí lo que me interesaba fundamentalmente era reconstruir esta historia en este momento como una posibilidad de volver a pensar el socialismo y los caminos posibles, los errores cometidos. Trotsky era un gran defensor de la democracia dentro del socialismo. Y cuando le gana Stalin, ya sabemos que se forma una dictadura feroz, cerrada, vertical absolutamente. Entonces, ése es uno de los factores por los que lucha. Repensar esto era mi idea fundamental. Por eso yo no trabajo sólo sobre Trotsky en México. En el primer capítulo está llegando a este mundo distinto, a la revolución mexicana que es agrarista, a diferencia de su propuesta, que es proletaria. El se empieza a introducir en ese mundo. Luego cuento la historia de Trotsky y su enfrentamiento con Stalin. Después termino con el contraproceso, los atentados y el asesinato. Se visualiza una fuerte contracción dentro del socialismo entre la posición de Stalin y la de Trotsky.

–¿Por qué decidió estructurar el documental en estos tres capítulos?

–Eran muy importantes. La revolución mexicana, que en realidad fue más una guerra civil pero que tenía su corte revolucionario, quería cambiar la sociedad totalmente y hacer una cosa de corte socialista, socializante al menos. Pero era agrarista, de gente campesina, y muchos de origen indígena. Zapata era el más radicalizado. La institucionalización la hace luego Lázaro Cárdenas pero siguiendo esa corriente de nacionalización de las riquezas nacionales, de la repartición de las tierras. Era muy importante mostrar el México revolucionario al que llegó Trotsky. Y en el último capítulo también (la historia de Trotsky es una especie de paréntesis en el medio que justifica su posición frente a Stalin) vuelve a México con el contraproceso.

–Y ahí Trotsky formula su histórica frase...

–Sí. Trotsky dice: “Señores, yo estoy dispuesto a entregarme si me demuestran que soy culpable”. Convocan a gente que no tiene nada que ver con el trotskimo, incluso un filósofo liberal norteamericano. Este comité se lleva las actas y después de unos meses dictamina en Estados Unidos que es inocente. Ahí Trotsky no hace solamente la limpieza de él frente a los ataques de Stalin sino que trata de salvar a los amigos de lo que les está pasando en las purgas.

–¿Se planteó como objetivo no sólo recordar sino también reivindicar el pensamiento de Trotsky?

–No exactamente. Parte de él, sí. Por ejemplo, creo que puse el énfasis en la democracia dentro del socialismo. Yo no milito en el trotskismo porque hay muchas cosas que las tengo en duda. No soy líder ni teórico del marxismo. Digo: la dictadura del proletariado no sé hasta qué punto es factible en la historia del mundo, y si alguna vez se dará. La revolución mexicana también estaba hablando de que podía haber otras revoluciones de tipo agrarista, con anarquistas e incluso trotskistas.

–Volviendo al tema del contraproceso. El documental sostiene que la demostración de la inocencia de Trotsky ponía en entredicho el liderazgo y la autoridad de Stalin ante los socialistas de todo el mundo. ¿Esto aumentó la persecución y la idea del asesinato?

–Desde luego. No hay ningún documento firme, pero los historiadores lo dicen: es el momento en que se empiezan a largar los atentados contra Trotsky. Son como treinta. Llega gente de la GPU a cada rato, hay intentos. Hasta que Siqueiros, que era un fanático stalinista, junta veinte tipos, los disfraza de militares y entra con ametralladoras.

–Meses antes del asesinato.

–Y el asesinato se logra a través de Mercader, quien logra enamorar a una mujer de confianza de Trotsky. Era un tipo culto, hablaba idiomas, era guapo. La enamora, se ven en París, y la cosa sigue. Se hace pasar por un tipo que mucho no se mete en política pero que le interesa lo de Trotsky. Hasta que el pretexto con el que logra estar solo con él (una ingenuidad de Trotsky porque todos empezaron a sospechar de Mercader, sobre todo Natalia, la mujer de Trotsky) es que tiene unos artículos que quería publicar sobre el socialismo. Trotsky acepta y cuando están solos en el despacho, el tipo lo mata. Después se le vienen encima los guardias, y lo primero que dice es “me presionaron, me obligaron” y nunca más va a decir esto. Se deduce que la madre de Mercader fue quien lo presionó para que cometiera este asesinato, porque era una fanática stalinista. Además, el Partido Comunista Mexicano la amparó; los esperaron en un auto para salvarlo y llevárselo. Yo no pongo énfasis en la nota roja.

–México tuvo un doble rol en el destino de Trotsky: por un lado lo asiló, pero allí mismo se produjeron los atentados y el asesinato. ¿Cómo analiza la división que existía en ese momento en la izquierda mexicana?

–Octavio Fernández cuenta cómo fueron a verlo a Lázaro Cárdenas con Diego Rivera. El estaba con un grupo dentro del Partido Comunista y empezaron a sentir la forma dictatorial y brutal del stalinismo de imponer su política. Decían: “No, México es otro país, tiene otros problemas, otra idosincrasia”. Van empezando a conformar lo que se llamó la oposición de izquierda. En una entrevista que hicimos cuenta toda esa historia de cómo empiezan las luchas internas dentro del partido comunista hasta agarrarse a palos y a tiros. Incluso yo filmé (no se pudo poner porque nos faltó dinero para un cuarto capítulo) sobre las luchas internas del partido comunista. Se provoca una escisión y cada vez están más en contra del stalinismo dentro del Partido Comunista. Hasta que, de golpe, se presenta la situación de Trotsky y los tipos empiezan a defenderlo. Lo ven como su cabeza posible frente a esta situación dentro del Partido Comunista. Y queda otra masa muy grande liderada por Lombardo Toledano, que maneja la Confederación de Trabajadores Mexicanos, muy poderosa. El mismo Lázaro Cárdenas le da mucho poder pero es crítico, no lo quiere mucho a Lombardo. Y después se descubre que era un agente de la GPU y estaba del brazo de la madre de Mercader en una manifestación unos días antes del asesinato.

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