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Viernes, 28 de septiembre de 2007
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EL FESTIVAL DE SAN SEBASTIAN ENTRO EN LA CUENTA REGRESIVA POR LAS CONCHAS

Una manera de construir el futuro

Aunque la sección Cine en Construcción dejó sólo un premio para La extranjera, de Fernando Díaz, la exhibición frente a representantes de la industria abrió puertas al cine argentino.

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El premio permitirá que Díaz complete todos los procesos requeridos para terminar La extranjera.

Desde San Sebastian

A diferencia de lo que sucedió en 2004, cuando resultó ganadora Iluminados por el fuego, y 2006, año en el que a Una novia errante le tocó la misma suerte, esta vez las postulantes argentinas no se llevaron los premios mayores de Cine en Construcción. Iniciativa conjunta que los festivales de San Sebastián y Toulouse llevan adelante todos los años, Cine en Construcción permite que un puñado de películas latinoamericanas se presenten en estado próximo a su finalización, en vistas a lograr el apoyo necesario para el acabado final. De la media docena de candidatas que compitieron en esta edición, dos eran argentinas: Una semana solos, opus dos de Celina Murga luego de Ana y los otros, y La extranjera, regreso al cine de Fernando Díaz diez años después de Plaza de almas. Con tres de los premios principales otorgados al film guatemalteco Gasolina, La extranjera logró llevarse uno, que le permitirá completar todos los procesos requeridos para su terminación.

Ni a Murga ni a Díaz se los veía cabizbajos tras la premiación anunciada en un salón del Hotel María Cristina, y esto tiene que ver con que Cine en Construcción no se limita al otorgamiento de premios en metálico y servicios de posproducción. Las películas son proyectadas ante un público integrado por programadores de festivales, gente de la industria, distribuidores internacionales y agentes de venta. Además de darles a directores y productores la posibilidad de escuchar opiniones y sugerencias por parte de los posibles compradores, de esta primera proyección pública pueden surgir invitaciones y ofrecimientos. Fue, sin ir más lejos, lo que sucedió con Una semana solos y La extranjera, cuyos directores fueron contactados por representantes de varios de los más importantes festivales internacionales. Con necesarios ajustes de por medio, ambas están en condiciones de competir en pie de igualdad en cualquiera de esos festivales. La película de Murga confirma y, en algún sentido, profundiza todo lo bueno mostrado por Ana y los otros, así como La extranjera representa un notorio paso delante de su realizador, cuya ópera prima resbalaba en el neohippismo naïf.

Otra de las premiadas en Cine en Construcción fue la uruguaya Acné, de Fernando Veiroj, que cuenta con participación argentina en su producción. Que el cine de la otra orilla crece en la consideración internacional lo confirman otras dos películas, presentadas aquí en distintas secciones. Una de ellas es Matar a todos, programada en la competencia oficial, y la otra es El baño del Papa, parte de Horizontes Latinos. Coproducción uruguaya-argentina-chilena, Matar a todos es obra de Esteban Schroeder, nacido en Montevideo y radicado en el país trasandino. Con participación de Patricio Contreras y Darío Grandinetti, la trama se basa en hechos reales, que recogen coletazos del Plan Cóndor. Tras la caída de Pinochet y huyendo de un posible juzgamiento por crímenes de guerra, el científico chileno Enrique Berríos –que llegó a idear el bombardeo de Buenos Aires con armas químicas– busca refugio en Uruguay, con el apoyo de fuerzas militares vinculadas con la dictadura de ese país. Una abogada, ex detenida y torturada bajo el régimen de Bordaberry, intentará investigar el asunto, frente al recelo generalizado y con la única ayuda de un periodista chileno (Contreras), que viene siguiendo el caso desde su país. Matar a todos aparece como versión desvaída del canon impuesto en los ’70 por Costa Gavras para los thrillers políticos y carece de la mayor virtud de aquéllas, que residía en su sentido del suspense e intensidad dramática.

Presentada en la última edición de Cannes y todo un exitazo en su país desde su estreno, un par de meses atrás, El baño del Papa representa el debut en la dirección de César Charlone, encargado de fotografía de Ciudad de Dios y El jardinero fiel, que aquí comparte la silla de realizador con Enrique Fernández. Coproducida por Fernando Meirelles, director de aquéllas, El baño del Papa se centra en la visita que hacia fines de los ’80 Juan Pablo II hizo a la pequeña ciudad de Melo, cerca de la frontera con Brasil. Calculada como para gustar tanto al público de festivales como al espectador medio, la de Fernández & Charlone es una sátira aguda que, a la larga, se tiñe de conformismo. En medio de la pobreza en que se debate la zona y después de que el jefe de policía lo mejicanea con unos trabajitos de contrabando, el protagonista decide instalar un baño público para los peregrinos, soñando con salvarse. Notables actuaciones de todo el elenco, apuntes sociales y religiosos bastante transgresores y una vívida reproducción del habla de la zona hacen de El baño del Papa una película indudablemente contagiosa. Lo cual ayuda a contrapesar el evidente carácter de producto de diseño, impecablemente envasado.

Poco después de que una bomba de la ETA puso una nota de inquietud en el País Vasco, Lou Reed desembarcaba en el aeropuerto de Hondarribia. Vino acompañando la presentación de Berlín, documental de Julian Schnabel que testimonia la reciente gira mundial con la que aquél rescató el álbum de los ’70, que alguien calificó alguna vez como “el disco más depre de la historia del rock”. Depres habrá por aquí en las próximas horas, y gente saltando de alegría también, ya que hoy termina la competencia oficial y mañana se anuncian los premios. Varias películas argentinas aspiran a ellos, empezando por Encarnación (única representante en competencia oficial) y siguiendo por Madres, El asaltante, Una novia errante y La antena, que se presentaron en otras secciones del Donostia Zinemaldia. A propósito de Madres, fue tan buena la acogida que tuvo aquí y son tantos los festivales a los que ha sido invitada en los próximos meses, que su director, Eduardo Walger, anticipó a Página/12 que piensa reestrenarla en Argentina en los primeros meses del 2008. Más precisamente, el 24 de marzo.

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