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Lunes, 16 de junio de 2008
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Da Vinci-El genio, desde hoy en el Abasto Shopping

Leonardo, en todas sus dimensiones

La exposición itinerante está conformada por 200 réplicas de sus más famosas invenciones y maquinarias interactivas. “Una muestra que nuclea todos los trabajos y estudios de Da Vinci en una misma exhibición”, dice Bruce Peterson, creador de la idea.

Por Suyay Benedetti
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Da Vinci, más allá de La Gioconda. Fue también arquitecto, escultor, inventor, músico e ingeniero.

El espacio de exhibición del Abasto Shopping abre hoy al público la muestra Da Vinci-El genio. Está exposición itinerante sobre Leonardo Da Vinci ha sido vista en el mundo por más de un millón y medio de personas durante su recorrido por Moscú, San Francisco, San Pablo y Santiago de Chile. La exhibición está compuesta por doscientas réplicas de sus más famosas invenciones y maquinarias interactivas para mejorar su aprendizaje. La colección de códigos de Leonardo, reproducciones de sus dibujos anatómicos y presentaciones en tres dimensiones de sus más famosas obras conforman la propuesta que la Asociación Italiana Anthropos y la empresa Grande Exhibitions traen a Buenos Aires. “La muestra fascina al público que la recorre –explica Bruce Peterson, el creador de la misma– porque Leonardo es conocido por La Mona Lisa y La última cena, pero no muchas personas saben la gran cantidad de proyectos que llevo a cabo. No es de conocimiento popular que Da Vinci fue inventor, científico, músico, filósofo, geólogo, gran ingeniero y diseñador.”

–¿Cómo surgió la idea del proyecto?

–La idea tiene su origen hace aproximadamente doce años. Unos artesanos italianos decidieron encargarse de darle vida al trabajo de Leonardo. Comenzaron a leer los códices y a decodificarlos para armar una muestra específica para el museo de Leonardo en Roma. Luego, hace sólo cinco años tuve la intención de crear una muestra que nucleara todos los trabajos y estudios de Da Vinci en una misma exhibición. Así fue cómo me contacté con estos artesanos para cristalizar la idea de la muestra.

–¿Cómo fue el trabajo que encararon estos artesanos en Italia?

–Los manuscritos de Leonardo, sus códices, son unos documentos muy importantes para Italia y para el mundo, por su contenido. Pero entenderlos era sumamente complicado. Para empezar están escritos en florentino antiguo. Además está el problema de su forma de escribir. Al ser zurdo escribía de derecha a izquierda para no manchar el papel con la tinta y esto dio como resultado que sólo se pueda leerlos en espejo. Como no podía escribir a la velocidad en que pensaba desarrolló también una forma de escritura abreviada. Es por eso que no todo el mundo puede leer lo que él escribió. Esta situación desencadenó la leyenda de que Da Vinci escribía en algún tipo de código secreto para proteger sus ideas. Pero en realidad el mito no está totalmente justificado, ya que cuando hablan de eso se olvidan todos los otros factores que existían en ese momento con respecto a su forma de escribir. Era una suma de factores que influían en su forma de plasmar sus ideas en el papel.

–¿Ese proceso llevó mucho tiempo?

–Pasaron muchos años hasta que se pudieron terminar de leer sus documentos. Otro elemento a tener en cuenta es lo desordenadas que estaban las ideas dentro de los papeles de Leonardo. Son 6 mil páginas las que han sobrevivido y llegado a la actualidad, y no tienen un orden específico. Da Vinci comenzaba a desarrollar un tema, luego lo abandonaba y años después continuaba escribiendo sobre lo mismo. Eso exigió también un trabajo de ordenamiento.

–¿Cómo es que existen obras plásticas realizadas por la mano de Leonardo, pero no llegó ninguna de sus máquinas?

–Leonardo no se dedicaba a terminar sus trabajos, ni siquiera La Mona Lisa está completa. Abandonaba sus obras. Trabajaba continuamente en sus obras y éste era su gran problema: las personas le hacían encargos, le pagaban incluso un adelanto y no lograban que Leonardo les entregara una pieza completa. Nunca se sentía satisfecho como para dar por completa una obra, era un perfeccionista. Todo proceso se realizaba con numerosas interrupciones debido a su gran interés y necesidad de investigación para lograr mejores resultados. Una cosa lo llevaba a la otra y nunca volvía al proyecto original. Debido a que no terminó demasiadas piezas, no dejó demasiado material. El caso de las máquinas es más específico todavía: la mayoría de éstas eran sólo conceptos en su cabeza y nunca los llegó a plasmar en forma material. Sabemos que si se hubieran conocido antes los trabajos de Da Vinci, el mundo sería un lugar diferente del que es ahora. Gran parte del desarrollo tecnológico que se logró a partir del siglo XVIII se hubiese acelerado.

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