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Martes, 28 de diciembre de 2010
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Chaco: Inauguración de la Casa de las Culturas y el Museo René Brusau

Desde la Resistencia cultural

Se inauguró una obra clave tanto para la cultura de los chaqueños, como para la región nordeste y para el país: el edificio de la Casa de las Culturas, que será sede, entre otras instituciones artísticas, del Museo de Bellas Artes.

Por Mario Quinteros *
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Vista parcial de la sala principal del Museo de Bellas Artes René Brusau, de Resistencia.

Con dos actos, el protocolar por la mañana y el artístico por la noche, el gobierno chaqueño inauguró el domingo 19 de diciembre, en Resistencia, la Casa de las Culturas, un enorme edificio que se levanta frente a la plaza principal y que alberga, en sus cinco plantas, al Museo de Bellas Artes René Brusau. La apertura del edificio, que demandó una inversión de treinta millones de pesos, contendrá también a otras instituciones artísticas, pero son las artes visuales quienes celebran esta incorporación al circuito, tras varias décadas de espera, reclamos y salas inadecuadas para la exposición y conservación de obras.

“Cuando me pregunten qué grandes obras nos dejó el Bicentenario, no tengas dudas de que nombraré esta casa”, dijo el secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, quien arribó a Resistencia para compartir el acontecimiento. Por su parte, el gobernador, Jorge Milton Capitanich, sostuvo que el edificio es para su gestión la Gran Obra del Bicentenario: “‘Todas las culturas’ es la expresión temática del Instituto de Cultura de nuestra provincia porque así nos referimos a nuestra diversidad cultural; forjada por nuestra identidad chaqueña que se nutrió de nuestros pueblos originarios, nuestras comunidades criollas y nuestros inmigrantes que también ayudaron a construir esta identidad”, sostuvo el mandatario en un fuerte alegato para construir una pluriculturalidad.

La titular del Instituto, Silvia Robles, afirmó ante los presentes que esa inauguración forma parte de los sueños por los que lucharon en épocas de la dictadura: “Lo decimos desde el fondo de la historia, por los que parimos nuestros primeros hijos en la cárcel, los que tuvimos que dar tantas explicaciones de por qué peleábamos y por qué luchábamos”, enfatizó.

Nueva casa

Fundado en 1982, el Museo de Bellas Artes de Chaco cierra así un derrotero de galpones deteriorados y espacios deplorables, para ocupar una gran sala en planta baja y dos espacios en el tercer nivel del edificio. Asimismo, el diseño responde a la multifuncionalidad de una estructura que contendrá los ensayos de la Orquesta Sinfónica y el Ballet Contemporáneo con sendos auditorios, más biblioteca, tienda, bar y dependencias.

La nueva construcción, que enorgullece a los chaqueños, se caracteriza por una fachada curva que se desplaza desde la esquina de Mitre y Marcelo T. de Alvear, frente a la misma Casa de Gobierno, en forma ondulante, asimilándola al paisaje que la contiene. Sus espacios internos y superficies transparentes permiten una conexión directa con la plaza central de Resistencia, que tiene cuatro manzanas y una parquización óptima para el disfrute. El equipo de arquitectos produjo más guiños en ese sentido ya que el bar se dispone en balcón y con terrazas abiertas, hacia la misma dirección.

Para inaugurarlo se organizó un gran concierto lírico, frente al edificio, con la actuación del contratenor argentino Fernando Lima, radicado desde niño en España, quien reveló en escena ser nieto del gran poeta Hamlet Lima Quintana. Acompañado por la soprano canadiense Sarena Paton, ofreció un repertorio de canciones populares con arreglos sinfónicos, entre ellas la significativa “Samba para no morir”, un clásico de Lima Quintana.

El gran festival popular comenzó con la presentación del Coro Chelalaapí, formación toba consagrada como Patrimonio Viviente de la Provincia del Chaco. Sus integrantes abrieron el acto con la interpretación del Himno Nacional Argentino en lengua qom, una de las tres oficializadas por la provincia durante este año, junto al moqóit (mocoví) y el wichí (mataco). El enorme escenario montado al aire libre recibió luego al ballet wichí Up Pa, que desde hace dos décadas propone el rescate y la recreación de sus danzas olvidadas.

Por su parte, los cantantes líricos convocados no estuvieron solos, sino acompañados por la Orquesta Sinfónica de la Provincia –reforzada con instrumentistas convocados de otras ciudades–, así como el Coro oficial Santa Cecilia. El Ballet Contemporáneo, por su parte, se sumó al escenario en varios tramos del programa.

Finalmente, acróbatas aéreos sumaron adrenalina a la noche cuando, montados sobre enormes grúas, descorrieron la enorme tela que cubría el frente del edificio. Hasta entonces, allí se pudieron ver proyecciones de imágenes de importantes obras ya concretadas en el territorio chaqueño, con la construcción de centros culturales en distintas ciudades.

Resguardo y proyección

La inauguración de la flamante estructura estuvo signada por varios acontecimientos ya que, por la mañana, se concretó el acto protocolar en el microcine del complejo donde se sucedieron los oradores para cerrar con otro hecho histórico: el estreno de la cantata Coral Terrestre, de Armando Tejada Gómez, con música a cargo de Naldo Labrín y el Grupo Sanampay, que por el cruel destino de las dictaduras que atravesaron nuestros países latinoamericanos, sólo pudo ser estrenada en México y en Cuba.

Para su puesta en escena intervinieron músicos, bailarines, coreógrafos y técnicos del Instituto de Cultura.

Luego fue abierta la exposición inaugural con obras de su patrimonio, especialmente la de artistas fundacionales de la cultura chaqueña como el mismo René Brusau, oriundo de Córdoba que, radicado en Resistencia, fue pieza clave del Fogón de los Arrieros y falleciera a los 35 años, dejando un legado lo suficientemente importante como para que el Museo actual lleve su nombre. El catálogo incluyó más obras clave de la historia del arte chaqueño, tan intensa y fructífera, como las pinturas de Alfredo Santiago Pértile y Rafael Galíndez, los escultores Crisanto Domínguez, Carlos Schenone, Eddie Torre y Fabriciano, los grabados de Clement Moreau y los dibujos de Rolando Sá Fleitas, Iván Sagarduy, entre otros.

Estas piezas, entre otras tantas, tendrán finalmente un lugar para ser conservadas, como corresponde a todos los museos del mundo. El diseño arquitectónico prevé, en el tercer piso, el depósito de reserva técnica con estricto control de luz, temperatura y humedad. Esa planta sumará, además, otras dos salas de exposición que serán habilitadas recién el año próximo. Cabe aclarar que Resistencia también es conocida como la ciudad de las esculturas, por los centenares de piezas escultóricas emplazadas en espacios públicos e institucionales. A esto se suman los populares concursos anuales de la especialidad escultórica (ver recuadro).

La enorme estructura que se suma al gobierno nos pone en guardia respecto de su gestión y abre interrogantes sobre su futuro. Sucede que tras la conversión de subsecretaría en Instituto de Cultura –con rango ministerial y un presupuesto que responde a la sugerencia de la Unesco, de aplicar el uno por ciento del volumen total–, la estructura administrativa reclama por la aprobación y aplicación de una ley que reglamente la labor de los trabajadores de cultura. Con su puesta en marcha se podrán regularizar los cargos por concurso, para su debida legitimación.

Este gran edificio se suma materialmente a una movida cultural que tiene en Resistencia un faro que se irradia hacia todo el nordeste. Esta ciudad, signada por grandes índices de pobreza y desigualdad, muestra con singular paradoja una producción artística que sorprende y se destaca en el nordeste.

* Periodista y artista plástico.

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