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Martes, 7 de febrero de 2012
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Antoni Tápies falleció ayer a los 88 años

Maestro de lo abstracto

El artista catalán fue uno de los referentes del informalismo. Experimentó con materiales poco usuales, eligió temas “desagradables” y se comprometió contra la dictadura de Franco.

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Tras una enfermedad pulmonar, Tápies abandonó la carrera de Derecho y se dedicó al arte.

El artista español Antoni Tápies, uno de los grandes referentes mundiales del arte abstracto, murió ayer a los 88 años. Tápies, nacido en Barcelona en 1923, era pintor, escultor y teórico del arte. A lo largo de su carrera expuso en instituciones como el Museo de Arte Moderno y el Guggenheim de Nueva York, la Serpentine Gallery de Londres, la Neue National Galerie de Berlín, el Centre Pompidou de París y el Museo Reina Sofía de Madrid, entre otros.

La carrera de este artista, que se convirtió en uno de los máximos exponentes del informalismo, comenzó durante una convalecencia por una enfermedad pulmonar. El joven Tápies, miembro de una familia burguesa, culta y catalanista, comenzó entonces a tantear el dibujo y la pintura, y acabó abandonando completamente sus estudios de Derecho para dedicarse al arte. Expuso sus primeras obras en la década del ’40.

Tras la experiencia que en Europa supuso la Segunda Guerra Mundial y la bomba atómica de Hiroshima, Tápies desarrolló como otros artistas de la época una sensibilidad mayor que expresó mediante la experimentación y con un interés por la materia y la utilización de materiales ajenos al arte de la época. Su mensaje, desarrollado plenamente en las décadas del ’50 y ’60, se centró en la revalorización de lo que se considera bajo, y muchas veces eligió temas considerados “desagradables”. En su trabajo de los ’60 y los ’70 se destaca también su compromiso político contra la dictadura de Francisco Franco.

En los ’80, el artista experimentó con gomaespuma y la técnica del aerosol, entre otras. A finales de esa década se reforzó su interés por la cultura oriental, que influyó cada vez más en la filosofía de su obra. Los trabajos de sus últimos años reflexionan sobre el dolor, tanto físico como el espiritual. En línea con el budismo, creyó que un mayor conocimiento del dolor permite amortiguar sus efectos.

De su obra principal se destacan Gran pintura gris (1955), Puerta gris (1958), Cuadros grises sobre marrón (1959), Forma triangular sobre gris (1961), Gran equis (1962), Relieve ocre y rosa (1965), Incrustación y cifras (1974), Huella de silla (1980), Inspiración” (1991), las xilografías Nocturno y Gesto (1995) y el cartel del centenario del Fútbol Club Barcelona (1999). También realizó numerosas piezas de cerámicas, tapices y esculturas, un mosaico para la plaza de Sant Boi de Llobregat (Barcelona), las esculturas públicas Homenaje a Picasso (1990) y Nube y silla (1990), ambas instaladas en Barcelona, y su polémico Calcetín (1992) de 18 metros de largo. Y entre las obras escritas que dejó se encuentran La práctica del arte (1971), Memoria personal (1983), La realidad como arte. Por un arte moderno y progresista (1989) y Valor del arte (2001).

Tápies fue miembro honorario de Bellas Artes de la Academia de San Fernando (1989) y de la de Bellas Artes de Francia (1994). Recibió los premios Unesco y Príncipe de Asturias de las Artes (1990) y la Medalla Oro de Bellas Artes (1981), entre otros.

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