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Martes, 22 de octubre de 2013
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Exposición antológica de Raquel Forner (1902-1988)

Una pintora de ojos atentos

El Museo de la Universidad de Tres de Febrero presenta una muestra de la gran pintora, en la que se recorren casi todas las épocas y los estilos de la artista, desde fines de los años veinte hasta mediados de los ochenta.

Por Fabián Lebenglik
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Proyecto de mural de Raquel Forner para la OEA, en Washington, que finalmente la artista descartó, realizando otro.

El Museo de la Universidad de Tres de Febrero presenta en estos días una exposición antológica de Raquel Forner (19021988) con el título Presagios e invenciones de la modernidad que, a través de más de sesenta obras (en su mayoría pinturas, aunque también hay dibujos, bocetos y estampas), abarca un período muy extenso, desde fines de los años veinte hasta mediados de los ochenta, que cubre prácticamente toda la carrera de la artista.

Adicionalmente, la exposición exhibe una serie de documentos, fotografías y publicaciones que ayudan al visitante a reconstruir algunos aspectos biográficos, de formación, lecturas y del contexto histórico, para conocer mejor la obra, las fuentes y la poética de Forner.

La exhibición tiene guión curatorial de Diana Wechsler y curaduría adjunta de Talía Bermejo, con la colaboración de un equipo de estudiantes de la Maestría en Curaduría de la Untref.

Para guiar el recorrido, la estructura de la muestra se compone de varias secuencias. Se abre con el capítulo llamado “Diálogos”, que reúne, más allá de criterios lineales o cronológicos, un conjunto de piezas que toman este núcleo temático como eje y que pasa de la figuración a la gestualidad, siempre desde la potencia expresiva. Según explica la curadora, “se trata de composiciones centradas en dos personajes que no sólo dialogan entre sí, sino que están ligados formalmente a través de líneas y de una complementariedad de formas que los muestra como dos piezas inseparables de un mismo juego”.

Algunas etapas de la pintura de Forner se corresponden con reacciones artísticas ante el estado del mundo. La pintora vivió intensamente las crisis económicas y políticas a partir de los años treinta, las dictaduras y las guerras, comenzando por la Guerra Civil española, como antesala de la Segunda Guerra Mundial. En tal sentido, otra de las secuencias marcadas por el recorrido de la exposición, “Entre el presagio y la perplejidad”, pone el acento en ese punto.

Otro de los capítulos remite a “A la invención de un hombre nuevo” y se enfoca en la conquista del espacio, un tema que Forner evocó reiteradamente en sus pinturas, como respuesta esperanzadora de la segunda mitad del siglo a las violencia de las guerras de la primera mitad. Podría pensarse que en Forner los momentos de crisis siempre fueron reveladores, por eso sus pinturas a veces aparecen como respuestas a la urgencia de las tragedias del mundo. Pero se trata de una urgencia reflexiva, a partir de la cual la artista daba cuenta del drama bélico y la muerte. La misma complejidad de los procesos que ella evocaba o sobre los que advertía la hizo recorrer formalmente una fusión de estilos que va desde los ecos de cierto expresionismo, pasando por la neofiguración e incluso por cierta gestualidad cercana al informalismo. Otro de los capítulos desarrollados en esta exposición es el de las series “espaciales”, a las que la artista dedicó buena parte de sus últimos treinta años de vida, entre fines de los años cincuenta y fines de los ochenta. Y allí aparecen, en versiones personalísimas, tanto los viajes al espacio, a la Luna, como el concepto de espacio-tiempo y hasta la imagen de “astroseres”.

“Allí –explica Diana Wechsler– se desarrolla una extensa galería de formas y personajes que interactúan entre sí y que se van sucediendo como prefigurando una nueva historia. Estas nuevas configuraciones imaginarias son portadoras, además, de nuevas posiciones plásticas ligadas ahora a la gestualidad informalista y a las figuraciones contemporáneas. Persiste, sin embargo, y como un bajo continuo, el accidente, procedente de la forma encontrada, algo que halla su matriz en lo surreal y que en Forner enlaza desde la presencia de atmósferas metafísicas y la estética del fragmento en las décadas anteriores, hasta la postura lúdica de encontrar los ritmos presentes en las superficies de las piedras recogidas en las caminatas por la playa.”

* En el Museo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, Valentín Gómez 4838, Caseros, hasta el 15 de diciembre.

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