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Martes, 11 de noviembre de 2014
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Muestra exhaustiva de los célebres personajes de Antonio Berni

Idas y vueltas de Juanito y Ramona

El Malba presenta una gran exposición sobre las series Juanito Laguna y Ramona Montiel, de Berni. Un total de 150 piezas (en distintas técnicas) que incluye trabajos monumentales y varias obras nunca antes vistas en nuestro país.

Por Fabián Lebenglik
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“La familia de Juanito emigra”, 1972, de Berni; 207 x 303 cm Mu.ZEE, Ostende, Bélgica.

Vista parcial de la muestra de Berni en el Malba.

@El Malba presenta la muestra Antonio Berni: Juanito y Ramona, una antología exhaustiva de las series Juanito Laguna y Ramona Montiel –incluida la serie de los monstruos–, que se compone de 150 obras entre pinturas, grabados, xilocollages, relieves, ensamblajes y construcciones, realizadas entre 1958 y 1978, pertenecientes a la familia del artista y a veinticinco colecciones públicas y privadas de la Argentina, Uruguay, Estados Unidos, España y Bélgica.

Varias obras se exhiben por primera vez en nuestro país, como el grupo de piezas que provienen de Bélgica, “La familia de Juanito emigra” (ver foto) y “Ramona bebé”, entre otras.

La exposición fue producida conjuntamente por el Malba y el Museum of Fine Arts, Houston (MFAH), y llevó tres años de investigación y producción por parte de ambos organizadores. Cuenta con la cocuraduría de Mari Carmen Ramírez (del Museo de Houston) y Marcelo Pacheco (curador jefe del Malba hasta 2013). La exhibición se presentó inicialmente en el MFAH (entre noviembre de 2013 y enero de 2014) y siguió luego en el Phoenix Art Museum, entre junio y septiembre pasados.

La exhibición incluye también obra monumental como “El mundo prometido a Juanito Laguna”; piezas canónicas, como “Juanito aprende a leer” y “Pesadilla de los injustos” (del MNBA), “Juanito lleva la comida a su padre peón metalúrgico” (del Mamba); y los grabados con los que Berni obtuvo el Gran Premio Internacional de Grabado y Dibujo en la Bienal de Venecia de 1962, que forman parte del patrimonio del Museo Castagnino+Macro de Rosario.

Un rápido recorrido por el itinerario de Berni (nacido en 1905 en Rosario y muerto en Buenos Aires en 1981) debe hablar del viaje a Europa –con la aclaración de que la formación artística argentina, desde el siglo XIX y hasta las primeras décadas del XX, no se consideraba completa sin el canónico periplo europeo– que Berni consigue gracias a dos becas. En 1925 llega a Madrid, en tiempos en que España –ya extinguido el furor de las vanguardias– pasaba por una etapa cultural relativamente pobre, de la cual el artista rosarino rescata la ineludible tradición. El joven pintor decide entonces ir a París, donde vive cuatro años. Allí se especializa en grabado con Max Jacob y se pone en contacto con los surrealistas y dadaístas. Berni había sido absorbido de manera apasionada por todo aquel abanico de estéticas y se aboca a pintar cuadros surrealistas hacia fines de la década del ’20.

Se conecta también con los argentinos residentes en Francia y expone junto con el Grupo de París (Badi, Basaldúa, Butler y Spilimbergo). Se interesa por el psicoanálisis y el marxismo: el inconsciente y la conciencia de clase, que conformarán parte del sustrato de la series que hoy se exhiben.

El año de la vuelta de Berni a la Argentina, 1930, coincidió con el inicio de la historia siniestra de medio siglo de golpes militares y dictaduras. Es el año bisagra en su obra, porque el pintor abandona el surrealismo poco tiempo después. “El artista está obligado a vivir con los ojos abiertos –dirá Berni–, y en ese momento la dictadura, la deso-cupación, la miseria, las huelgas, las luchas obreras, el hambre, las ollas populares eran una tremenda realidad que rompía los ojos.”

El comunismo (primero como afiliado y luego como simpatizante) es el prisma desde el cual Berni interpretaba la política. Y desde esa perspectiva se interpreta su indefinición respecto del peronismo, lo cual no impidió que siempre intentara comprenderlo.

El artista se vuelca al realismo y sobre la vuelta de tuerca que Berni realiza luego de veinte años de realismo, Marcelo Pacheco escribe en el catálogo: “Este realismo, actuando dialécticamente, encontró en el ciclo de Juanito Laguna y Ramona Montiel su campo más provocativo. El uso del collage y el ensamblado puso en juego el problema de lo ‘real real’ y fortaleció las conexiones subyacentes de la actividad social que se oculta en el mundo concreto de los objetos”.

El personaje y la larga serie Juanito Laguna comenzó a tomar forma en la obra de Berni a fines de la década del ’50. Ramona Montiel apareció en los primeros años ’60. Juanito evoca a un chico de las villas miserias, y la serie está construida con materiales de desecho.

“Ramona Montiel es un personaje de arrabal –decía Berni– como surgido de una letra de tango; algo así como Milonguita. Es un personaje que vive una situación muy particular. Pasa por las situaciones más duras, pero por momentos tiene una vida muy fácil. Pasa de ser costurera a amante de varios individuos... toda una complicada trayectoria muy propia del siglo XX. Ella es el símbolo de otra realidad social, también cargada de miseria, como es Juanito, pero no tanto en el plano material (...) La mutación de los objetos en los cuadros con el tema de Ramona es distinta, en cuanto a color y materia, a la operada con el ciclo de Juanito. Las sedas chillonas, las pasamanerías y el oropel forman la parte principal del decorado sofisticado de Ramona, que sólo puede gozar transitoriamente de ese lujo imitativo de las vanidades del gran mundo.”

Las Ramonas de Berni son obreras, stripers, acompañantes; pasean, bailan. Ramona a través de los años pasa por las manos de distintos protectores: un marino, un militar, un amigo espiritual, un conde, un obispo, un embajador y luego, con la ayuda de un cura, se transforma en una mujer de medio pelo, medio aburguesada... La serie es una saga visual y narrativa deslumbrante, también en el aspecto técnico. Los xilo collages-relieve, en los que inventa una técnica de grabado novedosa (hasta el punto de que los tacos –varios de ellos expuestos en la muestra– se convierten en obras en sí mismos), son explicados por el propio Berni: “Se llaman así en primer lugar por el sistema de copia a la prensa semejante a xilografía, lo del ‘collage’, por usar en la matriz formas hechas, pegadas o moldeadas al negativo; lo de ‘relieve’ está referido al volumen obtenido, en algunos casos de hasta cinco o más centímetros de espesor, enriquecido a la vez por el entintado de la plancha del que se impregna el papel, gracias a la presión recibida a su paso por la prensa”.

En cuanto a la serie de los “monstruos”, la exposición la devuelve a su lugar original, porque el verdadero nacimiento, tal como explicaba Berni, se produjo “en la soledad desamparada de la habitación; la conciencia culpable de Ramona fabrica monstruos alucinatorios y tenebrosos y en las madrugadas sus sueños se pueblan de pesadillas (...) Mis monstruos polimatéricos no son más que la materialización de esos dramáticos estados de Ramona”.

* En el Malba, Figueroa Alcorta 1425, hasta el 23 de febrero.

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