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Miércoles, 7 de abril de 2010
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Catedral, Camerata Bariloche y el Estudio Coral de Buenos Aires

Rendirse ante la excelencia

La elección del material, la calidad de la interpretación y la cuidada producción hacen que, a la hora de apreciar este registro de un concierto de diciembre de 2009 en la Catedral porteña, se vuelva una y otra vez a los mismos términos maravillados.

Por Diego Fischerman
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Carlos López Puccio dirige un coro de labor extraordinaria.

Hay una palabra obvia y sin embargo inevitable. Lo es por el nivel del emprendimiento pero, también, por lo inusual. Es imposible no hablar de excelencia y es que no sólo se trata de la conjunción de la Camerata Bariloche y el Estudio Coral de Buenos Aires, que dirige Carlos López Pu-ccio –los dos grupos independientes de mayor continuidad y trascendencia en la escena de la música clásica argentina, a lo largo de varias décadas– sino que, por encima del valor simbólico, el disco que grabaron juntos, en el concierto organizado por el Collegium Musicum de Buenos Aires en la Catedral de esta ciudad, a fines del año pasado, es también excepcional desde el punto de vista puramente musical.

La primera virtud de la nueva edición de Calle Angosta, subsello de Sony dirigido artísticamente por Lito Vitale, es la elección del repertorio que, sin ninguna clase de concesión en relación con la profundidad de las obras, equilibra a la perfección piezas clave del repertorio, como el Concierto Brandeburgués Nº 3 de Johann Sebastian Bach y tres de sus geniales Motetes, o el Ave verum corpus de Wolfgang Amadeus Mozart, composiciones mucho menos transitadas –y mucho menos grabadas en disco en la Argentina– como O sacrum convivium de Olivier Messiaen y los bellísimos Salmos 86 y 148 de Gustav Holst. Pero la virtud más importante es la segunda: la calidad de las interpretaciones. El disco es, a la vez, un homenaje más que merecido a quien fue su concertino, el violinista uruguayo Fernando Hasaj, que dirigió musicalmente la Camerata Bariloche y falleció muy poco después de que se realizara la grabación.

Al igual que en el álbum que inició las actividades de Calle Angosta, donde el pianista Horacio Lavandera interpreta música de autores argentinos, la producción es sumamente cuidada. Con un DVD incluido, tanto la presentación como el sonido tienen un altísimo nivel. El Estudio Coral de Buenos Aires muestra aquí el notable balance entre sus filas que lo caracteriza y un fraseo de una musicalidad infrecuente. En los motetes de Bach elegidos, los BWV 225, 226 y 230, el coro –dividido en dos grupos– mantiene un equilibrio extraordinario entre las líneas melódicas y el sentido armónico, jerarquizando con exactitud las tensiones que producen las disonancias. El Ave verum corpus mozartiano es a la vez profundo y transparente y Messiaen, con su exacto diseño de un paisaje sonoro pleno de colores, parece transcurrir tanto en el tiempo como en el espacio. La Camerata, por su parte, ceñida al papel de acompañante en casi todo el disco –la excepción es un exultante Brandeburgués Nº 3, donde tocan sólo los solistas de cada fila– dialoga con el coro, se amolda a él como una sobra y convierte su aparente segundo plano en arte sutil.

Bautizada Catedral, esta producción reafirma con creces los valores de Calle Angosta que, además, ha editado material valiosísimo en otros campos musicales, como el último CD del trío Aca Seca. Registrado el 17 de diciembre del año pasado, este disco es, por un lado, el documento de un acontecimiento cultural. Por otro, es ni más ni menos que música excelente interpretada de la mejor manera imaginable.

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