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Jueves, 31 de enero de 2013
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ABRAÇAÇO, EL NOTABLE NUEVO TRABAJO DE CAETANO VELOSO

La modernidad bien temperada

El músico bahiano completa la trilogía que comenzó hace siete años con Cê y continuó con Zii e Zie. Acompañado por el trío Bandacê, Caetano afirma la vitalidad de su estilo y vuelve a dejar en claro que buena parte de sus raíces culturales están en el samba y el rock.

Por Santiago Giordano
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Caetano empuja el peso de su historia hacia adelante.

El contenido y el contexto. Un álbum y sus canciones. Caetano y las circunstancias, con sus posibilidades de extensión. Con tanto de sí mismo como de lo que pasa a su alrededor, una vez más Caetano Veloso se lanza a decir su aquí y ahora. Abraçaço, se llama el disco recientemente publicado en Argentina por Universal; un trabajo con el que el creador bahiano afirma la vitalidad de ese estilo tardío que comenzó a proyectar en 2006 y que equilibra con la juventud del trío Bandacê. El encuentro con Pedro Sá, Ricardo Dias Gomes y Marcelo Callado, músicos marcados por el indie, llega a su última consecuencia, con la que se completa la trilogía que comenzó hace siete años con Cê y continuó tres años después con Zii e Zie.

Al inicio de esta etapa el mismo Caetano definía su sonido en términos de “transamba” y “transrock”, acaso consumando su homenaje a la “transvanguardia”, el concepto que en la década del ’80 puso en acto el crítico de arte italiano Achile Bonito Oliva. Es posible que así sea y suena sugestivo, aunque a la hora de definir a un artista como Caetano, los términos son sólo indicativos, apenas rótulos que en cualquier momento aparecen leves e insuficientes para explicar una modernidad tan bien temperada. Veloso es de los que asumen el compromiso de empujar el peso de sí mismo, su historia y la de la MPB, hacia adelante. Con 70 años, 49 discos y el lugar de un imprescindible en la música de su país y de América, Caetano plasma un trabajo que logra unidad conceptual y expresiva y al mismo tiempo permite individualizar cada tema como un universo particular. Tal vez sería excesivo en este caso hablar de experimentación; sin embargo, es preciso destacar cierto riesgo, el salto de un inconformista que al final se encuentra en un sonido personal, en él y en su banda. Un impulso hacia adelante que sobre todo deja en claro que buena parte de las raíces culturales de Veloso están en el samba y el rock.

Comparar Abraçaço con los momentos precedentes de la trilogía es una tentación tan legítima cuanto inútil. Tal vez sería mejor pensar que se trata de piezas distintas de una misma cosa. En todo caso, es posible que Abraçaço esté más atravesado por la melancolía que los otros dos. Mejor.

Siempre omnívoro en las temáticas que aborda, con once canciones propias, además de “Gayana”, de Rogério Duarte, con la que concluye el disco, Caetano se despliega en distintas direcciones. Comienza trazando la leyenda de la bossa nova en “A bossa nova é foda”, en la que Joao Gilberto (“o bruxo de Juazeiro”), Vinicius, Tom, Carlos Lyra, se cruzan con luchadores de AMM (Artes Marciales Mixtas); sabe hacer de la congoja un prodigio de economía musical y poética en “Estou triste”; reflexiona en voz alta en “Quero ser justo”; parodia a un áspero con “Funk melódico”; delira de contento en la sintética “Parabéns”; se ilumina de trópico en “Quando o galo cantou”; distribuye “abrazazos” en el tema que da nombre al disco. También, en uno de los momentos más intensos, relata la utopía del guerrillero Carlos Marighela, protagonista de la resistencia después del golpe militar de 1964: “Los comunistas guardaban un sueño”, canta en la bellísima “Um comunista”.

Sabia y cálida, la voz sencilla y afectuosa de Caetano encuentra inflexiones expresivas para cada momento, para cada clima, cada palabra. Desde esa capacidad de individualizar afectivamente el instante, el cantante monta un teatro en su voz, para dialogar con un trío crudo, de sonido elaboradamente austero, que por momentos se sitúa al borde de la candidez. Pedro Sá, Ricardo Dias Gomes y Marcelo Callado forman un trío versátil, capaz de recostarse sobre las canciones con calidez y cierto olor a rancio –más que ácido– que resulta encantador.

Siempre atento a decir algo y decirlo de la mejor manera, Caetano hizo de Abraçaço una hipérbole afectuosa, la materialización de una manera de decir que tiene que ver con extender lo largo y lo ancho. Más que un disco, un discazo.

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