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Miércoles, 28 de junio de 2006
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“I’M GOING TO TELL YOU A SECRET”

Madonna, callate y seguí bailando

La edición en CD y DVD impresiona desde lo musical, pero aburre con el discurso.

Por Roque Casciero
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Madonna: mejor las canciones que los sermones.

Madonna quiere contar un secreto, aunque todo el mundo piense que, a esta altura, no hay un solo segundo de la vida de la gran diva del pop que no se conozca. El gran misterio que devela el documental que acaba de ser publicado en DVD es que ya no es una chica material, sino una señora responsable preocupada por la paz del mundo y por transmitir su verdad revelada, la cábala, a esa manga de incrédulos que pagan fortunas para verla contonearse y escucharla cantar. Por supuesto que en I’m Going to Tell you a Secret –dirigido por Jonas Akerlund, quien había trabajado con Madonna en los videos de “Music” y “American life”– las revelaciones son mucho menos interesantes que en el viejo A la cama con Madonna: mientras antes le practicaba una fellatio a una botella de gaseosa (imagen todavía perturbadora), ahora les aconseja a sus bailarines que fumen menos marihuana para rendir mejor. Si algo salva al documental es el repaso de las imágenes en vivo de la gira Re-Invention, que demuestran que, sobre el escenario, Madonna sigue siendo la reina del pop. Pero cuando se pone en mística y en salvadora de la humanidad, ni siquiera provoca risa, sino puro y simple aburrimiento.

Como documental, I’m Going to Tell you a Secret es esquemático y con poco vuelo. Claro que las imágenes son de gran belleza y que por momentos trabaja con una estética casi de remix (con pequeños loops de video y audio para resaltar alguna frase), pero el contenido se parece más a un largo comercial para promocionar la cábala que a un trabajo revelador, que hurgue más allá de la superficie. El eterno problema de los documentales autorizados. El director cuenta con libre acceso a casi todos los momentos y lugares, pero Madonna parece estar actuando cada línea, cada movimiento, como si se tratara de una coreografía de esas que pone tan bien sobre el escenario.

Antes de arrancar cada concierto, la diva junta a todos sus acólitos y reza. Menos mal que en una de las “plegarias” lo que pide es no enojarse con los que se levantan para comprar cerveza cada vez que ella canta una balada. Sin ese toque de realismo y humor, ver a Madonna rezando a cada rato sería insoportable. En algunos tramos, la película parece una cruza entre American Idol y Fama: sobrevuelan los castings para encontrar bailarines (entre los que hay una argentina) y cuando el tour avanza, empiezan las preguntas sobre qué harán esos jóvenes más adelante. El final es a pura cábala (y no la de Bilardo), con Madonna y su marido Guy Ritchie de visita en Israel. Allí, la reina del pop participa de encuentros por la paz y sermonea sobre lo maravillosas que son sus creencias. ¿Y qué canción usa para el cierre? “Imagine”, de John Lennon.

El DVD viene acompañado de un CD que reúne interpretaciones del ReInvention Tour, aunque el audio es tan prístino que parece haber sido híper retocado en estudios. El disco es poco más que un souvenir, porque en un concierto de Madonna lo visual tiene tanta relevancia como las canciones. Por eso, todo el tiempo se hace necesario evocar las imágenes del show para completar el cuadro y darle sentido. De vuelta al DVD, entonces, pero con el dedo siempre en el botón de fast forward. O con el espíritu dispuesto a bancarse el tedio de la perorata pseudo-religiosa.

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