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La muerte de Carlos Carabajal, el 24 de agosto pasado, despertó homenajes varios que por estos días continúan en Santiago del Estero, recordando al guitarrista y compositor que ayer hubiera cumplido 77 años. Grabado en distintos momentos entre 2004 y 2005, la edición del disco Y mis sueños resulta otra forma de homenaje, que devuelve la voz y la guitarra del “padre de la chacarera”. No es la voz ni el rasguido característico que se escuchaba en grupos como Los Carabajal, claro está, sino la de un hombre mayor que vuelve sobre su obra y que conserva cierta dulzura de origen en su forma de cantar.
El disco lleva el nombre de la zamba que en el último tiempo don Carlos presentaba como su preferida, con letra de su coprovinciano Leo Dan. Están algunos de sus temas más famosos (“Entre a mi pago sin golpear”, “Desde el puente carretero”) en versiones que imponen otro ritmo que el del “arriba las palmas” al que quedaron asociados estos temas en el último tiempo. Hay también bellas composiciones de Carabajal junto a poetas como Pablo Raúl Trullenque, Felipe Rojas o Cristóforo Juárez, y temas de Demi o Cuti Carabajal.
En distintas chacareras, zambas y gatos, Carlos aparece rodeado de su familia (sus hijos Peteco y Demi, su hermano Cuti, su nieta Roxana, su sobrino Camilo). Así, el disco resulta también la puesta en escena de un clan musical que comenzó con Carlos y su hermano Agustín y que se sigue ramificando en nietos y bisnietos que podrán sonar muy rockeros, pero portan un apellido que es sinónimo de chacarera.
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