En 1990 The Rolling Stones ya eran viejos. Pero 鈥損aradoja de la perspectiva hist贸rica鈥 una mirada actual del flamante DVD Live at the Tokyo Dome, registrado en febrero de ese a帽o, les restituye un vigor y una lozan铆a que m谩s de una banda de adolescentes pagar铆a hoy por lucir. Los juegos temporales no son antojadizos si se advierte que, un cuarto de siglo despu茅s de aquellos conciertos, esto es, dentro de unos pocos d铆as, la banda brit谩nica volver谩 a desafiar en Buenos Aires la l贸gica de los calendarios. Un esfuerzo salom贸nico, que no afecte sensibilidades y al mismo tiempo atienda el poder relativizador del rock, podr铆a derivar en la siguiente definici贸n: los japoneses vieron a los Stones 鈥揷omo los argentinos en 1995鈥 en su 鈥渆tapa de madurez鈥, aunque resulte imposible definir, desde el punto de vista rockero, si ese atributo es una virtud o un defecto.
El DVD + doble CD que acaba de salir sigue al lanzamiento f铆sico de Live at the Tokyo Dome 鈥搎ue en 2012 se hab铆a efectuado exclusivamente en formato de descarga digital鈥, y que desde hace meses alimenta la serie From the vault que rescata presentaciones del grupo en diferentes momentos hist贸ricos. El registro visual de esta presentaci贸n japonesa es interesante porque permite poner en contexto esa 茅poca de la banda.
En 1990 ya hab铆an muerto las ideolog铆as y los Stones, despu茅s de haber sido demonizados 鈥搒ucesivamente鈥 por el establishment y por los punks, disfrutaban del limbo rockero al que acceden los que 鈥渆st谩n m谩s all谩 del bien y del mal鈥. Poco tiempo atr谩s hab铆an ingresado al Sal贸n de la Fama del Rock, certificado de legitimaci贸n si los hay. El Urban Jungle Tour, la gira mundial de presentaci贸n de Steel Wheels, signific贸 tambi茅n el final de la proscripci贸n que pesaba sobre la banda en Jap贸n. Despu茅s de que le prohibieran el ingreso al pa铆s en 1972 鈥損arece que el gobierno japon茅s ley贸 con excesivo celo moralista las noticias sobre el tendal de org铆as y esc谩ndalos que los Stones hab铆an dejado a su paso por diversas ciudades de Estados Unidos y Canad谩鈥, el grupo intent贸 por todos los medios revertir esa restricci贸n que tanto lo perjudicaba econ贸micamente. En 1990 hubo consenso entre el gobierno, el show business de Jap贸n y el management de la banda: Mick Jagger, Keith Richards y Ron Wood (a Bill Wyman y Charlie Watts se los puede eximir de la consideraci贸n, aunque el primero de ellos tambi茅n tuvo sus episodios) ya no constitu铆an un peligro para las v铆rgenes japonesas.
Desde el comienzo del DVD, Jagger se come el escenario, dispuesto a desmentir los argumentos del indulto. Arranca con 鈥淪tart me up鈥, claro, y la banda toda parece encomendarse a ese dispositivo musical y gestual que hace del rock and roll el mejor espect谩culo para disfrutar en vivo (o en el living de casa). Las im谩genes tomadas del p煤blico japon茅s (el Tokyo Dome es un estadio arquitect贸nicamente vanguardista, utilizado buena parte del a帽o para partidos de b茅isbol) son escasas pero ilustrativas: un estado de estupor sacude a esos plate铆stas que parecen reci茅n salidos de la oficina, a a帽os luz de la ceremonia rolinga alimentada en estas pampas. Se acomodan los anteojos y aplauden a la manera japonesa cuando Jagger los saluda con un 鈥渒onbanwa鈥 (buenas noches) o un 鈥渁rigato鈥 (gracias), pero durante la interpretaci贸n de 鈥淢iss you鈥 o 鈥淭he Harlem Shuffle鈥 , por ejemplo, permanecen absortos.
El concierto no abunda en sorpresas. El setlist es devastador. Apenas un pu帽ado de temas del inevitable Steel Wheels (鈥淪ad sad sad鈥, 鈥淎lmost hear you sigh鈥, 鈥淩ock and a hard place鈥, 鈥淢ixed emotions鈥 y 鈥淐an鈥檛 be seen鈥) es arrasado por un c贸ctel que mezcla 茅pocas y estilos, ritmos e intensidades: 鈥淧aint it black鈥, 鈥淚t鈥檚 鈥2000 light years from home鈥, 鈥淕imme shelter鈥, 鈥淭umbling dice鈥, 鈥淩uby Tuesday鈥, 鈥淪ympathy for the devil鈥. La din谩mica del show evidencia, adem谩s, los realineamientos internos experimentados en esos a帽os. Los Stones se consolidan como una 鈥渂ig band鈥 que llena el escenario de m煤sicos de apoyo; un ensamble que garantiza que la cosa 鈥渟uene鈥 mientras Jagger y Richards se encargan del show. La dupla deja ver, con gui帽os y miradas emp谩ticas, que la hist贸rica guerra de egos 鈥揳gravada por el inicio de sus respectivas carreras solistas鈥 est谩 en un per铆odo de distensi贸n. Como contrapartida, los contados mimos que el cantante le propone a Wyman se encuentran con una pared de hielo, m谩s inexpugnable que de costumbre. Al momento del show los fans no lo sab铆an, tampoco Jagger y Richards, pero el Urban Jungle Tour era el 煤ltimo que contar铆a con la participaci贸n del bajista.
La sola menci贸n de los 煤ltimos tres temas interpretados (鈥淏rown sugar鈥, 鈥(I can鈥檛 get no) Satisfaction鈥 y 鈥淛umpin 鈥 Jack Flash鈥) relativiza todas las especulaciones anteriores, sostenidas adem谩s con el diario del lunes sobre el escritorio. Los Stones son 鈥渆so鈥 que no se puede explicar. Si hay que agregar palabras, que sean las de Richards. Le preguntaron qu茅 opinaba sobre el hecho de haber podido actuar finalmente en Jap贸n. Contest贸 que fueron los fans quienes convencieron a las autoridades para que los dejaran tocar. Y agreg贸: 鈥溌緿e qu茅 est谩n asustados? Nosotros s贸lo somos un mont贸n de guitarristas que tocan en nombre de Cristo鈥.
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