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Martes, 21 de noviembre de 2006
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HOY APARECE “LOVE”, UN NOTABLE TRABAJO DE INGENIERIA SOBRE LAS CANCIONES DE THE BEATLES

Cuando la tecnología tiene la última palabra

¿Cómo encontrarle nuevos matices a la mítica banda de Liverpool? El Cirque du Soleil, McCartney, Starr y las viudas de Lennon y Harrison se encargaron de convencer a George Martin, quien junto a su hijo Giles le dio forma a un nuevo e impactante viaje.

Por Mariano Blejman
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The Beatles en el estudio, el lugar donde generaron un trabajo que sigue dando tela para cortar.

Podría decirse que Love, que se edita mundialmente hoy, es a la carrera de The Beatles lo que el Cirque du Soleil es a la historia de los circos. Porque si el Cirque du Soleil ha logrado pulir a la perfección la estética circense, la coordinación sonora y visual, la coordinación permanente, pero también la ausencia de riesgos y de animales a quienes maltratar, Love –que nació justamente como una banda de sonido para ese circo– es la fineza estética y conceptual de la obra de The Beatles llevada al punto máximo, la perfección de sonidos capaces de hacerle creer al espectador que toda la obra de John, Paul, George y Ringo es una sola canción producida por Sir George Martin. Y –también– que ellos mismos han sido capaces de pulir la obra a riesgo de carecer del mismo.

El fabuloso trabajo de edición, producción y montaje que George Martin (histórico quinto Beatle) y su hijo Giles hicieron en Abbey Road, con acceso a los masters y el consentimiento (y tarea de convencimiento de Martin, retirado del medio) de Ringo, Paul, Yoko Ono Lennon y Olivia Harrison, es una verdadera obra de arte, sobre otra obra de arte que ya fue suficientemente explotada. Love sale en dos versiones: CD y DVD (sólo para usar el impresionante sonido del 5.1 surround), a un precio aproximado de 50 y 170 pesos respectivamente. Según se señaló en una sesión de escucha realizada ayer para la prensa, el precio es el mismo en todo el mundo... lo cual no es una buena noticia para el país del 3 a 1.

La música fue diseñada originalmente para el show Love del Cirque du Soleil en Las Vegas, y el propio Paul McCartney salió a defender el trabajo, ya que “este álbum reunió a The Beatles nuevamente, porque de repente John y George estaban junto a Ringo y a mí”. Y está claro que el trabajo que hicieron George y Giles es pretencioso en esencia, estética y en puesta en escena, al punto de cuajar perfectamente con el slogan elegido por EMI para el (también pretencioso) lanzamiento mundial: “Como nunca los escuchaste antes”. Es estrictamente cierto: los Fab Four nunca sonaron así, aunque suena algo pretencioso pensar que alguien puede hacer un Picasso mejor sobre la base de otro Picasso.

Pero si los propios Beatles componían canciones en “pedazos”, ¿por qué no podrían jugar con esos pedazos sus productores unas décadas después, cuando parece que la industria de la música no ha hecho más que desarrollar tecnología para mejorar aquellas versiones que parecían inmejorables? Pro Tools de por medio, Love parece un ejercicio borgeano sobre la obra de The Beatles, que se descubre finamente después de varias escuchas. Y conviene poner el oído de corrido –al menos una vez– para comprender el trabajo total. Abre la placa “Because” en una versión coral a capella donde se muestra una versión en la que John, Paul y George cantan sus partes al mismo tiempo; al que se refiere George Martin, en su declaración track by track a la que accedió este diario: “Con las armonías que sólo John, Paul y George pueden dar, uno se da cuenta de los grandes vocalistas que fueron”. “Get Back” aprovecha la profundidad de la percusión y las baterías para jugar hasta el hartazgo con el sonido “surround” a cuatro parlantes. El ambiente sinfónico de “Glass Onion” está cargado de ambientes poco convencionales: una ventana que se cierra, un ring telefónico y sonidos sacados de la BBC, sobre las que también trabajó Martin padre.

Todo eso da pie a “Eleanor Rigby/ Julia Transition”, sobre la que Martin explica: “En la época en que comenzamos a grabar, Paul comprendió el potencial del uso de los sonidos orquestales, y por primera vez escribió una canción pensando sólo en las cuerdas”. Martin contrató un doble cuarteto de cuerdas (cuatro violines, dos violas y dos cellos), y la grabación con micrófonos cercanos le dio el sonido que necesitaba. Siguiendo con la tónica inicial, hasta “I Am The Walrus” las guitarras suenan muy escondidas entre vientos y teclados. Pero Giles Martin usó la guitarra de “Julia”: “Eso que encaja perfectamente como contrapunto hacia la locura que ocurre en este tema”, dice el mismo Martin (h.).

Fue a fines de 1963 cuando George Martin supo, a través de Brian Epstein (quien lo interrumpió a la una de la mañana en el hotel para contárselo), que había un tema de The Beatles que se había convertido en número uno en los charts de los Estados Unidos. Se trataba de “I Want To Hold Your Hand”, tema que los consolidaría como la “gran cosa” de la cultura joven mundial, al punto de que pareciera imposible separar el tema de los gritos ensordecedores de las fans. De hecho, George Martin e hijo no lo hicieron: así, suenan en un mismo tema una versión de estudio y otra del vivo.

El triplete en el que conviven “Drive My Car/ The Word/ What You’re Doing” es más que nada una demostración del nivel de sustancia al que puede llegar un productor musical, sólo si es el productor original (o su hijo) de la banda. “Drive My Car” se grabó en 1965, y trae en su interior un riff que simboliza toda una época. El colmo del espíritu circense llega con la seguidilla de “Gnik Nus” (es decir, “Sun King” al revés) pasando al doble “Something/ Blue Jay Way” hasta “Being for the Benefit of Mr. Kite!/ I Want You (She’s So Heavy)/ Helter Skelter”): temas que flirtean con el espíritu circense en algunos casos expresamente, y en otros porque cuajan con el espíritu de la banda. Justamente este último “tema” fue trabajado por Giles Martin para el director del espectáculo Love, quien tenía la intención de hacer un macabro circo victoriano... aunque la cosa salió más bien floydiana. “Para crear el sonido de un circo que anda mal, editamos en ‘I Want You (She’s So Heavy)’ al final, volando entre los órganos enfermos y las voces de ‘Helter Skelter’”.

El in crescendo más o menos fidedigno para con las versiones originales comienza con “Help!”, tema creado para la segunda película Beatle (grabada en cuatro canales, con la banda tocando en vivo); sigue con “Blackbird/ Yesterday” (“era imposible no poner una versión de ‘Yesterday’ en el show”, dice George Martin) y empieza a hacerse oriental a la hora de escuchar la dura versión de “Strawberry Fields Forever”. “Strawberry...” incluye tomas antiguas del tema aportadas por Yoko Ono, junto a las que finalmente fueron editadas en su versión original. La época oriental de The Beatles se muestra en la transición hacia “Within You Without You/ Tomorrow Never Knows”. Cuenta George Martin: “Paul estuvo siempre en la búsqueda de nuevos sonidos y experimentaciones, y descubrió que podía grabar en un loop constante hasta que se saturara de sonidos. Separé algunos de esos tapes y los usé en diferente velocidad y tono, en una nueva canción que John había escrito (...) Después, mientras se trabajaba en Sgt. Pepper, George vino con la canción “Within You Without You” influida por la música india. Con la mezcla de ritmos complicados y sus tonalidades se ganó mis respetos, y la canción fue editada en el primer tema del segundo lado de Sgt. Pepper. Giles me sugirió combinar ambos temas”, cuenta Martin.

También son ampulosas las versiones de “Lucy in the Sky With Diamonds”, “Octopus’s Garden” y “Lady Madonna”, hasta recaer en el espíritu indio en el doblete “Here Comes the Sun/ The Inner Light”. Pero si hay un tema que parece especialmente pensado para aprovechar el efecto surround 5.1 es “Come Together”, tema sobre el que se cuelga “Dear Prudence” para llegar a “Cry Baby Cry”. “Me gustaba la manera en que los vocalistas y la locura de la batería de Ringo le adhería al clímax para terminar ‘Come Together’”, dice Martin padre. “Dominic Champagne, director del show del Cirque du Soleil, quería algo perturbador para darle pie a ‘Revolution’”, el tema que de algún modo inventó el hardcore antes del hardcore. “Back in the U.S.S.R.” se lleva bien con “Revolution”, hasta podría decirse que algo tienen en común.”

La sensación de clímax decae con “While My Guitar Gently Weeps”, donde se ponen a jugar con las dos partes de “A Day in the Life” conectadas por esa impresionante orquesta. Pero remonta hacia el lugar que el bis podría ocupar, si este fuera un demoledor show de The Beatles, la seguidilla “Hey Jude”, “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (reprise)”, que dan para ponerse de pie ante la versión a toda orquesta de “All You Need Is Love” tema ideal para terminar toda presentación circense, sin riesgos, con los botines de punta y la seguridad de que Love es un gran juego con las “obras completas” de The Beatles. Otra muestra de material antológico, que ofrecerá a la cada vez más grande “familia Beatle” una fabulosa ganancia a sus ya acaudaladas arcas.

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