Si en Güero la principal influencia de Beck era el propio Beck, en el reciente The Information no desaparece del todo la sensación de que el rubiecito de Los Angeles camina una vez más por terrenos que ya transitó antes. Hay una buena dosis de ese bizarro hip hop folkie que tomó al mundo del rock por sorpresa en 1994, con Mellow Gold; está armado con la lógica del cut & paste como el magnÃfico Odelay, con samples de samples de Beck tocando una montaña de instrumentos; tiene la melancolÃa de Mutations y Sea Change, un tono ocre incluso en los temas más pegadizos; y nada de Midnite Vultures, afortunadamente: el papelón de jugar a ser un Prince albino es un error que no podÃa volver a cometer. Claro que, planteado en estos términos y sin haber escuchado el álbum, bien se podrÃa pensar que The Information es un mero ejercicio de repetición, señal inequÃvoca del aburguesamiento de las neuronas del señor Beck Hansen. Error: es todo lo contrario. O sea, un disco que nació como un experimento y que terminó sonando a Beck... porque Beck siempre suena en tiempo presente.
De ahà la sensación de confusión y desolación que se cuela en forma de estribillo entre el aparente sinsentido de “Cellphone’s deadâ€: “La radio es frÃa/ el alma está infectada/ Dios está solo/ el hardware está falladoâ€. La nebulosa de los tiempos modernos desorienta a Beck en “Náuseaâ€: “Soy un marinero descompuesto/ en un barco de ruido/ tengo todos mis mapas al revés/ y mis instintos envenenadosâ€. Pensar que Sting se quejaba sobre la “demasiada información†hace más de dos décadas... Beck se muestra apabullado por tanto download, tanto celular, tanto chat, tanto circo de la (in)comunicación: “La información se rÃe de nosotros/ la cinta de telégrafo alimenta a la noche/ buscando una transmisión perdida/ un cielo que hemos dejado atrás†(“The Informationâ€). ¿Hace falta más para entender el lugar en el que se siente Beck? Ok, ahà va: “La banalidad vive/ donde la histeria mata†(“The Horrible Fanfareâ€).
The Information comenzó a hacerse antes que Güero, pero tardó más en tomar forma, mientras Beck y el productor Nigel Godrich (el de Ok Computer de Radiohead, otro disco de la era de la confusión) mutaban de intenciones y buscaban por caminos diferentes. En la atmósfera del álbum se conjugan agujeros negros sonoros, cámaras de ciencia ficción, percusiones y ruiditos disparatados (teléfonos, acondicionadores de aire, transmisiones de radio), teclados que reptan por un desierto extraterrestre, bajos que rebotan contra rascacielos de vidrio blindado, ecos de guitarras procesados hasta lo inimaginable... El resultado es más que interesante, aunque seguramente dejará afuera a quienes todavÃa esperen del cantante un disco optimista que explote en la radio. Beck el cientólogo, en cambio, parece componer desde una espiritualidad con algo de 2001 Odisea del espacio. “Buscando una escalera/ en la estratósfera/ asà podré ser feliz/ dejar que mis huesos se derritanâ€, musita en “Movie Themeâ€. ¿O será todo fantasÃa, como lo indica el nombre “Canción de pelÃculaâ€? Al fin y al cabo, Beck está acostumbrado a despistar a quienes buscan en él demasiada información.
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