¡QuĂ© fácil es pegarle a Yoko Ono! SeparĂł a Los Beatles, grabĂł discos donde sĂłlo se la escucha gemir y gritar, lucra con el catálogo y el buen nombre de su marido muerto... Y encima es oriental y mujer, como para que se hagan un festĂn los prejuiciosos con el cerebro del tamaño de una aceituna. Pero si esta señora de 74 años no es más que una piedra en el zapato para los fans de John Lennon, y una anomalĂa artĂstica que nunca produjo algo decente, ÂżcĂłmo es que gente como los Flaming Lips, Cat Power, The Apples In Stereo, Spiritualized, Le Tigre, Peaches, DJ Spooky y el productor de Public Enemy decidieron repensar a su modo canciones de Ono para un disco llamado Yes, I’m a Witch? Y eso sin considerar que los B-52’s la citaban como influencia, que antes los Beastie Boys y Sonic Youth habĂan trabajado con ella y que John Cage fue uno de los primeros en deslumbrarse con los conceptos que iluminaba Yoko.
“SĂ, soy una bruja, soy una perra”, cantaba la dama en 1974, en las grabaciones de un disco perdido que reciĂ©n apareciĂł veintitrĂ©s años más tarde bajo el nombre A story. Esa canciĂłn, todo un manifiesto en el que la artista japonesa decĂa que no le importaban las crĂticas porque su voz era real y hablaba verdades, es la que ahora da nombre al disco de reversiones, en el cual la mayorĂa de los implicados decidiĂł quedarse con el corazĂłn de la obra musical de la cantante: su voz atonal y las melodĂas. Y en manos de talentos tan variopintos, a menudo las versiones se erigen por sobre las originales. Porque Yoko, la del grito primal, tambiĂ©n intentĂł “normalizar” su carrera y su mĂşsica y, generalmente, saliĂł perdiendo cuando se adaptĂł a las corrientes de moda. Pero no es menos cierto que sin la esencia provista por la artista japonesa, Yes, I’m a Witch nunca podrĂa haber existido.
Uno de los casos paradigmáticos es “Walking on thin ice”, la canciĂłn que Yoko grabĂł luego de la muerte de Lennon (el disco tenĂa los anteojos redondos ensangrentados en la tapa). Si la original era una especie de tema disco, Spiritualized la electriza y la convierte en un torbellino de sensaciones, que es lo que sugiere la letra: la voz de Ono aparece sobre un Ăłrgano Ă©pico, pero al rato una guitarra estalla como si se diera un mazazo sobre hielo delgado. Cat Power, en cambio, convierte a “Revelations” en un track emotivo con la sola ayuda de su piano y sus coros (además de la voz de Yoko, claro). Un clima similar logra Antony con “Toy boat” y Porcupine Tree con “Death of Samantha”, mientras que Le Tigre le da impulso electrĂłnico a “Sisters O Sisters” y su eslĂłgan (“Mujeres, unidas, jamás serán vencidas”), Shitake Monkeys lleva a “O’Oh” a un cĂłctel neoyorquino y Peaches juguetea con sus programaciones básicas en “Kiss Kiss Kiss”. Los Ăşnicos que se atreven con la obra inicial de Ono son los Flaming Lips, que increĂblemente les encuentran un “tema” a los gritos primales de Ono en “Cambridge 1969”. Ahora bien, ÂżcĂłmo puede ser que todo esto conviva en un mismo disco y que encima estĂ© bárbaro? Si parece cosa de brujas...
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