En un chiste que suelen disfrutar los m煤sicos de jazz se cuenta c贸mo un pianista, al morir, va al cielo y debe esperar su turno para poder tocar su instrumento en la Big Band celestial. Pasan, uno a uno, Earl Hines, Duke Ellington, Bill Evans, Teddy Wilson, Bud Powell y el difunto est谩 cada vez m谩s maravillado. Hasta que llega al piano un anciano de larga barba blanca que se mueve como loco y parece posesionado por la m煤sica. 鈥溌縔 este qui茅n es, que no lo conozco?鈥, pregunta. 鈥淣o, no es m煤sico鈥, le contestan. 鈥淓s Dios. Pero se cree Keith Jarrett.鈥
En 1972, Keith Jarrett estaba todav铆a lejos de ser el dios que Dios podr铆a haber querido imitar. Hab铆a tocado con el exitos铆simo grupo de Charles Lloyd. Y hab铆a participado del salto al jazz rock de Miles Davis. Pero eso era casi todo. Por eso, cuesta imaginarse la impresi贸n que debe haber causado el comienzo del genial Expectations, donde, en 鈥淰ision鈥, el piano emerge en un torbellino desde una serie de acordes de cuerdas y, luego, en 鈥淐ommon Mama鈥, cuando esa especie de tema de rhythm & blues deriva hacia una fren茅tica improvisaci贸n en la que el toque perlado, casi mozartiano, del piano contrasta con el espeso sonido del contrabajo de Charlie Haden y una peque帽a orquesta de bronces a la que se suma el propio Jarrett en saxo soprano. Podr铆a decirse que ahora es f谩cil ser Jarrett 鈥揾asta Dios podr铆a imitarlo鈥. Pero la vor谩gine de Expectations corresponde a un momento anterior, a una explosi贸n creativa en que todo era nuevo. A un tiempo en que Jarrett reci茅n empezaba a inventar a Jarrett. Y la reciente edici贸n local de Sony-BMG de este disco doble, que se vende al precio incre铆ble de $36, es la invitaci贸n especial para asistir 鈥揷on el agregado de un peque帽o ensayo escrito por el propio Jarrett鈥 al que tal vez haya sido el 煤ltimo big bang del jazz.
A contracorriente del modernismo de entonces, liderado por otros desprendimientos del Miles Davis el茅ctrico de fines de los 鈥60 鈥揗cLaughlin y la Mahavishnu Orchestra, Corea y Return to Forever y Shorter y Zawinul con Weather Report鈥, Keith Jarrett logra un disco original y extra帽o renegando del rock, aunque integrando algunas de sus ense帽anzas. Una de ellas pasa por la guitarra el茅ctrica y por el uso que Sam Brown hace, a pedido de Jarrett, de un amplificador muy peque帽o, de manera que la guitarra sonara distorsionada y a muy baja intensidad. Tambi茅n aparece aqu铆 la percusi贸n, a cargo de Airto Moreira 鈥搎uien tambi茅n toc贸 con Return to Forever鈥, pero el uso es totalmente distinto al de cualquier pintoresquismo latino y tiene el efecto, m谩s bien, de multiplicar las subdivisiones del ya polirr铆tmico 鈥搚 extraordinario鈥 Paul Motian. El resto del grupo est谩 conformado por el notable Dewey Redman en saxo tenor y Haden en contrabajo (dos ex integrantes del cuarteto de Ornette Coleman), m谩s la aparici贸n espor谩dica de escuetas orquestas de cuerdas y bronces. Jarrett, adem谩s del piano 鈥搎ue toca en verdadero estado de gracia鈥 interpreta saxo soprano, 贸rgano y alg煤n instrumento de percusi贸n. En un momento en que las revoluciones musicales todav铆a parec铆an posibles, Expectations hac铆a su jugada. Una jugada que, a pesar de que Jarrett ya es Jarrett, todav铆a sorprende.
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