En el principio de la historia –o de esta historia en particular– hay una decisiĂłn que Joni Mitchell no respetĂł. En 1998, despuĂ©s de grabar Taming The Tiger, la compositora y cantante habĂa resuelto retirarse. El mercado de la mĂşsica la habĂa hartado. Hubo, sin embargo, dos provisorios cantos de cisne, destinados a cerrar su contrato con la compañĂa discográfica, Both Sides Now, un disco de standards dentro de los que incluĂa dos canciones suyas –la del tĂtulo y “A Case of You”– y el doble Travelogue. En ambos habĂa una orquesta, y en los dos tocaba uno de sus antiguos compañeros de ruta, el saxofonista Wayne Shorter, junto al pianista Herbie Hancock.
“La industria discográfica es un nido de vĂboras”, habĂa dicho a la revista Rolling Stone. Y ahora acaba de volver, eso sĂ, en una compañĂa nueva. Como Paul McCartney, recalĂł en Starbucks (en ambos casos los discos son distribuidos localmente por Universal) y en Shine no sĂłlo compuso las canciones –todas nuevas salvo la notable “Big Yellow Taxi”, reciclada con un acompañamiento casi circense, a cargo de acordeĂłn– sino que las arreglĂł y toca en ellas prácticamente todos los instrumentos (en algunos temas se agregan el baterista Brian Blade, el bajista Larry Klein y, en el que da tĂtulo al CD, James Taylor en guitarra). La voz, cada vez más profunda –más sabia, podrĂa decirse– recorre ese viejo aire que viene del folk americano pero nunca fue igual al folk, en letras que cultivan un tono llamativamente directo (“...asĂ es como siempre ha sido, los hombres aman la guerra...”).
Shine es, en todo caso, un gran disco y no sĂłlo porque pertenece a una de las grandes autoras e intĂ©rpretes de canciones de los Ăşltimos cuarenta años, y porque uno querĂa que existiera y porque, claro, lo hubiera festejado de cualquier modo. Es un gran disco porque aquĂ Joni Mitchell reafirma sus ganas de componer y de cantar, porque lo que toca en el piano es perfecto en su concisiĂłn y porque sus obras, como siempre, son al mismo tiempo inconfundiblemente suyas y distintas de todo lo anterior. Y Shine llega, además, entre dos homenajes. Uno, A Tribute to Joni Mitchell, es el que publicĂł su antiguo sello, Nonesuch, con la participaciĂłn de una constelaciĂłn de estrellas que incluye a Elvis Costello, Björk, Prince, Caetano Veloso, Brad Mehlday y Cassandra Wilson. El reciĂ©n publicado River. The Joni Letters es el otro. Editado por Verve, el responsable es nada menos que Hancock. En la banda está Shorter, en saxo soprano. Y junto a ellos una pequeña banda magistral: Dave Holland en contrabajo, Vinnie Colaiuta en baterĂa y el guitarrista Lionel Loueke. “Both Sides Now” y dos standards que enmarcan las canciones de Mitchell, “Solitude”, de Ellington, y “Nefertiti”, de Shorter, tienen versiones instrumentales. En las demás hay cantantes invitados –Norah Jones, Tina Turner–. Se destacan la propia Joni Mitchell, haciendo “Tea Leaf Prophecy”, y Luciana Souza, en una brillante “Amelia”. TambiĂ©n, por supuesto, quien al final del disco, en “The Jungle Line”, recita el texto de Mitchell: Leonard Cohen.
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