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Jueves, 3 de abril de 2008
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REEDICION DE LOS TRES PRIMEROS ALBUMES DE CHICO BUARQUE

Cimientos para una gran obra

Chico Buarque de Hollanda, Volumen 2 y Volumen 3 rescatan auténticas joyas del autor brasileño, publicadas por primera vez entre 1966 y 1968, por un sello ya desaparecido.

Por Diego Fischerman
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Chico y los inicios de una carrera notable, con temas como “Pedro Pedreiro”, “A Rita” y “Olé Olá”.

“Cuando escuché ‘La banda’, estaba en Nueva York. El estudiaba arquitectura. Dibujaba ciudades imaginarias, siempre con una fuente en una plaza. La noticia de que había ganado un festival de canciones me sorprendió. Supe que en ese momento él había dejado de ser mi hijo y yo había comenzado a ser su padre”, escribió el famoso historiador Sérgio Buarque de Hollanda, amigo de Vinicius de Moraes y esposo de la pianista amateur Maria Amélia Cesário Alvim. Francisco, que con el nombre Chico se convirtió en uno de los más grandes escritores y compositores de canciones de su época, era el cuarto de sus hijos y tenía, en ese momento, 22 años. “La banda”, una marchita que, como mucha de la obra de Chico Buarque, iba bastante más atrás de la bossa nova para encontrar una voz propia, no fue la única gran canción de esos comienzos. Quien había pensado en ser arquitecto empezaba la construcción de una carrera notable con piezas como “Pedro Pedreiro”, “A Rita”, “Olé Olá” o “Sonho de um carnaval”. Y esos inicios, ahora, pueden ser escuchados nuevamente.

Los primeros discos de Chico Buarque, titulados Chico Buarque de Hollanda, Chico Buarque de Hollanda Volume 2 y Chico Buarque de Hollanda Volume 3, fueron editados entre 1966 y 1968 por un sello desaparecido, llamado RGE y recién ahora son recuperados por la marca Som Livre y editados en la Argentina por su licenciataria, RP Music. No es casual, en todo caso, que el responsable de ese sello y de esta primera publicación local sea Alfredo Radoszynski, el mismo que “descubrió” para los argentinos a Vinicius y a Gismonti, y que confió en connacionales como Piazzolla o Les Luthiers. “Esperando, esperando, esperando / esperando el sol / esperando el tren / esperando aumento / para el mes que viene / esperando un hijo, para esperar también / esperando la fiesta / esperando la suerte / esperando la muerte / esperando al Norte / esperando el día de nadie / esperar / esperando, en fin, nada más allá / de la esperanza afligida, bendita, infinita / del silbato del tren / Pedro Pedreiro Pedreiro esperando / Pedro Pedreiro Pedreiro esperando / Pedro Pedreiro Pedreiro esperando / Pedro Pedreiro Pedreiro esperando el tren / que ya viene / que ya viene / que ya viene”, escribía en esa primera obra maestra de la canción política que en su trabajo con la palabra prefigura aquella “Construcción” de 1970. donde las repeticiones, los pequeños desplazamientos de vocablos y los juegos con la acentuación llenaban de sentido una música obsesiva y magnífica. Las palabras, como sentido y como sonido, están, eventualmente, en el centro de las preocupaciones de este autor que llamó Budapest a una novela sobre la distancia, sin haber estado jamás en esa ciudad, y que bautizó a cada uno de sus personajes –y sus calles y sus plazas– con los nombres de los jugadores de la selección de fútbol húngara de 1954. Los tres discos recuperados incluyen joyas de rara perfección como “Noite dos mascarados”, “Quem te viu, quem te vé”, “A telavisâo”, “Roda-Viva”, “Funeral de um lavrador” y “Retrato em branco e preto”. Mucho más que el mero principio de la construcción.

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