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Lunes, 14 de julio de 2008
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Andrea Pietra, la ingenua y verborrágica Mía de Socias

“Yo aprendo de mi personaje”

Acostumbrada a los unitarios, la actriz habla de su papel en la tira de Canal 13, donde se luce junto con Mercedes Morán y Nancy Dupláa. “Lo bueno de Socias es que deja una mirada esperanzadora en los televidentes”, plantea.

Por Emanuel Respighi
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“Los hombres espían a través del programa el universo femenino”, dice Pietra.

Hace poco más de dos años, conversando con Martha Betoldi, Andrea Pietra se enteró de que su amiga y ex actriz estaba escribiendo un programa junto a Silvina Fredjkes. “Me dijo que me iba a mandar algo por mail para que le diera mi opinión”, recuerda Pietra. Y así fue que los mails que empezaron a llegar a su correo electrónico con la historia de tres mujeres abogadas se convirtieron para la actriz en lectura obligada. “Me atrapaban tanto las historias, que me imprimía los guiones para poder leerlos bien. El programa, sin verlo, ya me encantaba. ¡Si hasta les pedí participar del ciclo! Pero no me daban pelota”, recuerda la actriz que, sin embargo, tiempo después fue llamada por Adrián Suar para protagonizar Socias, el unitario que ella había leído con devoción cuando aún no tenía título ni seguridad de llegar a la pantalla. Como esas historias de final feliz, en el ciclo que Canal 13 emite todos los miércoles a las 22.30, Pietra interpreta a Mía, la más ingenua del trío femenino formado por Inés (Mercedes Morán) y Dolores (Nancy Dupláa).

De carrera prolífica, Pietra se refugió en los unitarios para hacerse camino al andar. Aunque había protagonizado durante tres años Verdad/Consecuencia en los noventa, por lo general se mantuvo en el género con roles secundarios o participaciones especiales (Locas de amor, Mujeres asesinas), acordes con el perfil bajo que cultiva como manera de encarar la profesión. Si hasta el año pasado nunca había trabajado en una tira diaria. “Yo tengo un perfil bajo, y para protagonizar un unitario se necesita tener otra llegada a la gente, que yo no tenía hasta Son de Fierro”, reconoce ante Páginað12 la actriz que revitalizó su carrera en el género menos pensado y con el que más prejuicios tenía. “Aprendí que a veces uno tiene una imagen equivocada de las cosas. No hay que hablar sin conocer; hay que conocer para poder opinar sin prejuicios. Yo tenía prejuicios con la tira. Si bien no consideraba a la tira un género menor, era un producto que yo no miraba. De hecho, empecé a mirar Son de Fierro cuando me llamó Adrián. Haber trabajado en Son de Fierro me dio otra exposición y fue fundamental para que hoy esté en Socias”, admite con naturalidad.

–Recién decía que la tira era un género que no solía hacer y que con Son de Fierro se dio el gusto. ¿No hacía tira por su propia voluntad o porque no la convocaban para ese rubro?

–Me han convocado para hacer tiras, pero la verdad es que siempre tenía alguna propuesta para hacer unitarios y como podía elegir optaba por los programas semanales. A los unitarios no hay con qué darles: están mejor hechos que las tiras y se trabaja con otros tiempos. Pero con Son de Fierro me di cuenta de que la tira te da un entrenamiento que no te permite el unitario. Es difícil hacer un buen capítulo todos los días. No podría hacer tiras diarias dos años seguidos. Siempre traté de dar pasos con mucho cuidado.

–Mía parece ser un personaje hecho a su medida: muy impulsiva, super verborrágica y demasiado ingenua, características que en su pequeño cuerpo toman más fuerza.

–Yo conozco muy bien quién es Mía. Incluso, sé en quién está inspirado el personaje y el último verano le saqué mucha información...

–¿Entonces el personaje de Mía está inspirado en una persona de carne y hueso?

–Sí, pero no viene al caso en quién. Además, está inspirado en esta mujer, pero matizado con otras características. Lo que reconozco de mí en Mía es su vitalidad: la energía de Mía es la misma que hace que yo me levante a la mañana y empiece a hacer cosas inmediatamente. No tengo períodos de transición. Soy un poco impulsiva y de estar pilas todo el día. Por eso también me reconozco en la rapidez con la que habla Mía. Pero no soy tan ingenua ni me sale naturalmente ver siempre el vaso medio lleno como Mía. Ella es muy positiva. Esa es una de las cosas que más me atraen del personaje para aprender como persona: no focalizarse en las miserias que los otros ven sobre nosotros...

–¿No es un personaje demasiado ingenuo?

–Al principio del programa hubo discusiones en el equipo sobre si era una mina boluda o no. Yo no creo que Mía sea boluda, sino que es superior, en el sentido que no se queda anclada en los problemas sino que se sobrepone rápidamente a ellos mirando para adelante.

–Antes decía que quiere aprender de Mía su visión optimista. ¿Es de esas actrices que se forman como persona a través de sus personajes de ficción?

–Tengo claro que la ficción y la realidad son mundos diferenciados. Pero trabajar tanto con un personaje y estudiar su funcionamiento como parte de un cuadro de relaciones hace que uno pueda aprender cosas de ese personaje-persona. Ojo: no quiero decir que me confundo con el personaje o que cuando termina la grabación no me puedo sacar de encima a Mía. Eso no me pasa y no sé a quién le pasará. Pero al trabajar con la psiquis de personajes uno puede trasladar actitudes a su vida personal. Como uno tiene que focalizarse en al psiquis de los personajes para poder interpretarlo, se nutre también de ellos. De la misma manera que uno se forma con lo que observa de otras personas de carne y hueso.

–Sólo que unos se mueven en el plano de la realidad y otros en el de la ficción.

–Es que son personajes de ficción que bien podrían ser personas de la vida diaria. De hecho, Mía está inspirado en una mujer real.

–Socias es un ciclo escrito y protagonizado por mujeres, ¿por qué cree que, sin embargo, atrae a hombres y mujeres por igual?

–Porque es un ciclo básicamente femenino, no feminista. Los hombres espían a través del programa el universo femenino, el cual siempre es atractivo. En Socias el rollo no lo tienen los hombres sino las mujeres. Los hombres están enfocados al revés de cómo los muestra la TV: son sensibles y no se los pone en el estereotipo del macho. Ellas no los lloran. Lo bueno de Socias es que deja con una sensación de alegría, una mirada esperanzadora en los televidentes, pese a lo que cuenta. Como Locas de amor, Socias te deja con la idea de que vale la pena seguir viviendo.

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