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Lunes, 11 de agosto de 2008
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Alex de la Iglesia está rodando una serie para la pantalla chica

“La televisión es más transgresora”

Plutón verbenero se llamará la sitcom de ciencia ficción que lleva la firma del director de El día de la bestia. Como tal, parece que viene cargada de humor y de escenas disparatadas.

Por Rocío García *
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Alex de la Iglesia realizó su primer trabajo para la TV.

Desde Madrid

“A ver: se llama Grandes Hombres de la Historia. Uno muere en realidad virtual, como murió un gran hombre de la historia. Tienes para elegir...” Un teniente, uniforme azul claro y correajes plateados, bajito y con gran papada, está abriendo un libro en presencia de un apuesto capitán, vestido de gala y pieles, y un pobre hombre, un mecánico postrado y conectado a través de cables y cables con máquinas y monitores, preparado para su desaparición virtual. Están en la sala de máquinas de una gran nave espacial. El capitán y el mecánico se lamentan de los avances tecnológicos. Donde esté la comodidad de morir por una descarga de fusileros al amanecer... El teniente, impasible, sigue a lo suyo. “Bueno, puedes elegir entre Ke-nnedy, Bill Gates, Julio César, Franco... éste no te lo aconsejo porque está todo el rato tosiendo.” La ejecución se lleva a cabo finalmente en Dallas, a coche descubierto, como JFK. “En el momento del tiro, este cable de aquí suelta una descarga en el corazón que produce la muerte instantánea”, continúa el teniente. “Pues, venga, dale”, contesta firme el mecánico calzándose unos anteojos psicodélicos.

En la serie que Alex de la Iglesia está rodando en Madrid no sólo hay ejecuciones virtuales. También hay choques de planetas, batallas de rayos cósmicos, androides, colonos, disparos y un extraterrestre con muy mala leche. Y una aventura espacial por delante repleta de humor y escenas transgresoras, muy alejada y diferente de lo que hasta ahora se ha visto en la televisión en España. Plutón verbenero es la primera serie para la pantalla chica que firma el realizador de El día de la bestia. Es una sitcom de ciencia ficción de 35 minutos que se estrenará en septiembre.

Es el año 2530 y la vida en la Tierra se hace insoportable, todo está edificado y plagado de chalets adosados. El presidente de los Estados Unidos del mundo, Mackulay Kulkin III, envía una nave al espacio con 5 mil colonos hibernados a explorar nuevos planetas en donde vivir. La vida en la nave Plutón B.R.B. Nero es una locura. Hay un arriba y un abajo espacial. En la sala de mandos, la tripulación –compuesta por el apuesto capitán Valladares, interpretado por Antonio Gil; el teniente Querejeta (Carlos Areces); Lorna, la guapísima androide científica (Carolina Bang); y el repulsivo alienígena Roswell (Enrique Villén)– está convencida de su trascendental misión. Debajo, la sala de máquinas, en la que habitan: Hoffman, el mecánico (Enrique Martínez) y Wollensky, el otro androide (Manuel Tallafé). En la Tierra se han quedado el gran jefe de la misión, el presidente de los Estados Unidos del Mundo (Mariano Venancio) y Merche, la mujer del capitán (Gracia Olayo).

Alex de la Iglesia lleva un ritmo frenético, pero se lo ve feliz. Su pasión por la ciencia ficción la ha trasladado a esta nave, construida en unos espectaculares y barrocos decorados, obra de Edou Hydallgo, plagados de botones, monitores, cables, pantallas, luces y humo. Está realizando un viaje agotador, pero divertido, que rescata el espíritu de series como Star Trek o Doctor Who, clásicos del humor en clave de ciencia ficción y tremendamente populares. Llevaba tres años intentando, junto a Pedro Costa, hacer esta serie. Siempre ha querido hacer televisión. Convencido de que ahora “lo mejor del audiovisual se está haciendo en la televisión”, De la Iglesia cree que es un mercado fijo, estable y vivo, cuyos formatos admiten una mayor versatilidad. “La televisión, asombrosamente, es más transgresora”, asegura el director, quien presentó hace años un proyecto para una serie sobre el servicio secreto español y otro sobre unos legionarios romanos, pero se los rechazaron.

El viaje es contrarreloj, con una tensión, un esfuerzo y un nivel de exigencia muy alto, rodando en formato cine un episodio cada cuatro días. “Si rodara a este ritmo una película, la acabaría en dos semanas”, reflexiona exhausto, el director. “En España se hace muy buena televisión. Rodando Plutón verbenero me estoy dando cuenta de lo difícil que es y del mérito que tienen todas las series. Nos han dado libertad total en los guiones y eso es muy bueno.”

Lo que pasa dentro de la nave Pluton B.R.B. Nero en el 2530 es muy parecido a lo que ahora se puede vivir en cualquier oficina. “No hay ningún avance en el futuro con respecto a los problemas que tenemos en la actualidad”, ríe divertido De la Iglesia. “Es una especie de exageración grotesca de la vida normal de cuatro personas en una oficina. El capitán se cree tocado por un destino divino y todos los que lo rodean saben que es un pobre hombre. Como en toda oficina, trabaja la típica chica que está buenísima, pero a la que no tienes acceso. Y ahí está siempre ese individuo superaplicado que intenta hacerlo todo bien y no consigue llevar adelante nada.” De hecho, es una nave llena de patanes donde todo falla, donde el capitán Valladares se cree tocado por un toque mesiánico, dispuesto a salvar el mundo, mientras Merche, su mujer, lo llama cada día desde la Tierra, por videoconferencia, harta de esa “heroicidad” de su marido, contándole los problemas de su hijo, que roba yogures en los supermercados. “Que vengas, que me encuentro muy sola”, le dice Merche. “Pero, Merche, ¿cómo voy a ir si estoy en el espacio?”, contesta Valladares, incrédulo y apabullado por las curvas de la androide científica y sus malas relaciones con el teniente Querejeta. No son las únicas llamadas que recibe el capitán. También el presidente Mackulay Kulkin III le exige resultados ya. Mientras, en la sala de máquinas, hay un androide sin sexo y enamorado, y un mecánico que descongela a su novia colona hibernada cuando quiere acostarse con ella. Y que no tengan mucha necesidad de descongelar al extraterrestre, que ahí sí que se arma.

* De El País de Madrid. Especial para PáginaI12.

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