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Lunes, 3 de noviembre de 2008
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Gabriel Goity y el ingreso a la comedia juvenil

“Haciendo tiras me di cuenta de que les llego a los chicos”

El actor, que debuta esta tarde con Atracción x 4 en Canal 13, reivindica el hecho de trabajar en programas de cualquier rubro y asume que no siempre elige los papeles que le tocan. “No dejo de ser nunca un empleado, y a mucha honra: un laburante.”

Por Emanuel Respighi
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Gabriel Goity afirma que en la Argentina sólo una celebridad como Ricardo Darín decide siempre sus trabajos.

Tarde de viernes, en Palermo, bajo el sol de primavera. En Canal 9, la emisora que hace algunos años era la cuna de la producción televisiva nacional, los laberínticos pasillos en penumbras permanecen vacíos, las oficinas de producción cerradas y el silencio no deja de asombrar hasta a los pajaritos. La inactividad se hace presente en ese gigante dormido desde la compra del canal del mexicano Angel González González y su modelo de negocios basado en latas centroamericanas. En ese momento, la única señal de vida artística la brinda Gabriel Goity desde su camarín (la tira se graba en Canal 9). No es que esté ensayando alguna escena para Atracción x 4, la comedia infanto-juvenil que hoy debuta en Canal 13, a las 19. Sin embargo, no puede con su genio ni cuando concede una entrevista: a lo largo del reportaje con PáginaI12 el actor compondrá distintos personajes, que irán desde el actor consagrado y egocéntrico al crítico artístico refinado, pasando por un transeúnte con alma de fan, un actor de off problematizado y hasta un viejo galán de barrio que aún recuerda. No hay duda: más que hablar, a Goity le gusta actuar. Le sale naturalmente.

Actor de enorme plasticidad histriónica para componer personajes queribles y populares, Goity está de regreso en la pantalla chica después de un tiempo alejado, dedicado a las funciones de Gorda, la obra de teatro que hace más de un año que está en cartel en el Paseo la Plaza. Esta vez, el actor –de enorme talento para el humor– encabezará el elenco de una propuesta atípica para el perfil que supo construir a lo largo de su carrera: Atracción x 4, la nueva tira de Ideas del Sur, está destinada al público juvenil (ver aparte). “Me atrajo la posibilidad de volver a trabajar. Después de Gladiadores de Pompeya, yo quería hacer cine. Tuve muchas ofertas para hacer TV, pero tras cuatro años de tira y el éxito de Los Roldán deseaba volver a la pantalla grande. Por primera vez en mi vida, me sentí con el privilegio de poder elegir qué hacer y dónde. Y la jugada me salió mal: descarté proyectos de tele para hacer durante ese año siete proyectos de películas que me habían llegado. ¡Y no salió ninguno!”, explica y aún hoy se lamenta el actor.

–¿Se la creyó después del éxito de Los Roldán?

–Ni siquiera. ¡Tenía siete proyectos y se cayeron todos! Evidentemente, la suerte no es aliada mía, porque después de firmar con Ideas del Sur para hacer Atracción X 4, se confirmó el rodaje de cuatro películas.

–¿Entre la que estaba Un novio para mi mujer?

–Claro. ¡Me quería matar! Pero como se fue atrasando la grabación de Atracción x 4, pude hacer la peli. Es la ley de Murphy. Cuando uno tiene tiempo de sobra no te suena el teléfono y cuando estás haciendo alguna cosa te surgen otras igual o más interesantes que no podés aceptar.

–Es interesante lo que dice porque mucha gente cree que un actor de su trayectoria, que alcanzó el éxito masivo con Los Roldán, está en condiciones de elegir qué hacer y qué no.

–Es cierto que después de un éxito televisivo, uno recibe propuestas. Pero lamentablemente la vida del actor está siempre digitada por terceros. Uno puede elegir, tal vez, no hacer más tira y esperar que llegue algún otro proyecto más interesante. El actor puede decir cuándo parar de trabajar, pero no cuándo volver a trabajar. En Argentina eso sólo se puede conseguir si uno abre una productora o llega a ser Ricardo Darín. En lo que a mí respecta, yo no dejo de ser nunca un empleado. Y a mucha honra, porque antes de ser actor yo soy un laburante.

–Pero la gente en la calle lo reconoce.

–Sí, me reconocen, pero no soy una celebridad, ni pretendo serlo. El saludo que más escucho es “¡Hey, pelado!”, lo que indica claramente que dejé de ser un desconocido para ser un simple conocido de rostro, pero no una figura. La pelada siempre ayuda al reconocimiento.

La actuación y los chicos

Goity reconoce que antes de Atracción x 4, su relación profesional con el género infantil era escasa. “Podría decir que es una relación extraña”, dice, entre risas. “Antes de haber llegado a las grandes ligas –recuerda, sin dejar de sonreír–, hice una obra infantil. Era una suerte de espectáculo de títeres vivos que hicimos un verano por la costa. Y no fue buena la experiencia, no era lo mío. Me acuerdo de que hacía un diablito que más que un diablito era un verdadero diablo: los pibes me tenían pánico. Pero al menos pude disfrutar ese verano en la playa...”. Pero ésa no fue su única experiencia infantil. Las anécdotas siguen. “En 1988 me convocaron para hacer un programa que supuestamente era para Disney, que se llamaba La isla de los colitas, que no salió nunca... Hacía una especie de cazador, que interactuaba con muñecos. Fuimos a filmar a Posadas, con 40 bailarinas. Debo confesar que fue un verdadero quilombo. En ese viaje se destruyeron muchas familias. De hecho, yo viví en Posadas durante cinco meses y terminé vendiendo cualquier cosa”, cuenta, más que con vergüenza con cierta incredulidad.

–Los antecedentes no son los mejores, entonces, como para protagonizar una tira juvenil.

–Eran otros tiempos, en los que había que tratar de tener siempre un plato de comida o, al menos, divertirse. De todas maneras, haciendo tiras me di cuenta de que les llego a los chicos. Creo que el error de la tele juvenil es cuando se la piensa para los chicos. Yo no estoy pensando que voy a hacer un programa para chicos. Estoy trabajando y compuse un personaje coherente, de acuerdo con los libros y la historia. Más que trabajar para los chicos trabajo para hacer un buen programa de TV, que pueda ser visto por toda la familia. El error es cuando se dice que es un programa infantil. ¡Las pelotas! Si se emite a las 19 horas, en uno de los canales líderes, no es para chicos solamente.

–O sea que no acomodó su manera de actuar en función de los jóvenes que estarán del otro lado de la pantalla.

–Cuando me ofrecen trabajar en cualquier obra, lo que hago es componer un personaje según la historia, el género. Un programa como Atracción x 4, que va a por TV, a las 19, no puede reducirse a una comicidad pensada exclusivamente para los más chicos. Atracción x 4 va a ser una ficción que puede disfrutarse por todos. Va a haber chistes de doble sentido en los que los niños probablemente se queden afuera, pero se reirán de otras cosas. Tiene varias lecturas.

–Generalmente, los programas infantiles se conciben como plataforma de un negocio que incluye obra de teatro, conciertos y merchandising. ¿Se planteó la posibilidad de grabar y hacer dos funciones diarias de teatro?

–Sí, no tengo problemas en trabajar durante el verano en jornadas de 15 o 16 horas. Ojalá sea así. Si tenemos que hacer teatro es porque el programa se transformó en un fenómeno: más que una amansadora, eso es alcanzar la gloria. ¿Desde cuándo tener la posibilidad de tener un éxito y trabajar mucho y bien pago es un problema? Yo trabajé de otras cosas y he llorado de hambre. Eso es terrible. Tener la posibilidad de hacer dos funciones diarias de teatro, que la gente te aplauda, poder llegar a fin de mes sin problemas, en mi barrio se llama privilegio. Y voy a luchar para que siga siéndolo. El laburo dignifica. Eso tienen que entender algunas estrellas televisivas.

–¿No se suele tener esa idea en el mundo televisivo?

–Yo siempre trato de ser ubicado y tener los pies sobre la tierra. Por respeto a los técnicos que cobran sueldos de 1500 pesos y se rompen el culo trabajando. Los actores tenemos que ser menos soberbios.

El oficio de ser actor

Consciente de que nunca nadie le regaló nada, en un momento de la entrevista el actor comienza a criticar muchas formas y vicios que últimamente algunos colegas instalaron como naturales en la industria audiovisual argentina. Lejos de sentirse parte de la “comunidad artística” que llena revistas y programas de chimentos, a los que la necesidad de fama les hizo desvalorizar su profesión, Goity esboza una mirada crítica sobre el concepto de éxito actual. “Yo no soy de eso tantos tipos que forman parte del jet set nacional que cuando les va mal le echan la culpa al guión, los directores o la producción. Si a Atracción x 4 le llega a ir mal, yo voy a romperme el alma para mejorarlo”, dispara.

–¿Es de ponerles el pecho a las responsabilidades?

–Sí. Si me hacía cargo cuando era un don nadie, más me voy a hacer cargo ahora. Acá somos todos protagonistas y somos todos responsables. Tenemos el privilegio de tener trabajo en una país complicado, en una coyuntura mundial compleja, entonces los actores no podemos venir a boludear. La comicidad es muy seria. Hay que trabajar con disciplina y con muchas ganas. La mayoría de los actores están sin laburo, por lo que los que tenemos la posibilidad de trabajar tenemos que sentirnos honrados. Yo trato de transmitir el privilegio que tenemos los actores. No entiendo a esos actores que imponen boludeces y pierden tiempo en ir a eventos e inauguraciones, pero no le dedican el tiempo suficiente a la actuación. No me lo bancaba cuando empezaba, mucho menos ahora. Si yo estudié la letra y vine con ganas a laburar, lo mínimo que exijo es que mis compañeros también lo hagan. Los actores deben dejar de pensar en su fama y prestarles más atención a sus trabajos. El que se cree imprescindible, no entiende nada.

–¿Esa entrega y responsabilidad es una manera suya de vivir o de trabajar?

–Yo elegí actuar porque me da alegría, porque amo la profesión. Si bien ahora es también mi fuente de ingresos, no concibo otra manera de actuar que no sea entusiasmándome con lo que hago y poniéndole el hombre a cada cosita que hago. La soberbia nunca se me cruzó por el camino. Además, la realidad es tan cruda, que yo tengo claro que el cachetazo viene en cualquier momento. Nos llega a todos. Por eso tampoco me desespero. Humilde no soy, pero ubicado sí. La humildad no es para los actores, que vivimos de nuestro ego, de la respuesta del público, la taquilla o el rating. Humilde son los que viajan a las 6 de la mañana colgados del tren para trabajar 12 horas diarias y con la única esperanza de llevarle un plato de comida a su familia. Los actores no somos humildes, pero debemos ser ubicados para no enceguecernos con las luces de neón. Los actores a los que les va bien y se quejan porque se atrasaron con alguna escena un día, no son ubicados.

–El problema es que la fama es tan repentina que, tal vez, muchos actores jóvenes se creen figuras artísticas antes de demostrarlo...

–Los programas de chimentos y las revistas amarillas hicieron algún mal. De todas maneras, también debo decir que el segmento infantil o juvenil se ha desarrollado tanto en los últimos años que los pibes o nuevos talentos ahora son mucho más profesionales y preparados que antes. Darío y Luisana Lopilato, Elías Viñoles, aunque son jóvenes, todos tienen un currículum importante. Y si se desubican los vamos a ubicar. En Atracción x 4 no hay ningún pelotudito, somos todos laburantes que venimos del teatro y tenemos los pies sobre la tierra. En mi caso, incluso, más sobre el barro que sobre la tierra.

–¿Y en los elencos en los que trabajó siempre fue de esa manera, se encontró con esa predisposición?

–En la mayoría. La TV muchas veces se la denuesta porque llega al gran público, pero se labura con muchísima disciplina. Incluso, en la ficción de la pantalla chica muchas veces se trabaja con mayor disciplina que en el teatro, donde la época de ensayos es mucho más relajada y distendida. Salvo en el Teatro San Martín y en un par de lugares más como el Cervantes, que tienen otra manera de trabajar. Trabajar en las grandes productoras de TV argentinas te exige disciplina. Pero no lo veo como algo opresivo: ser disciplinado es querer lo que uno hace y ser responsable. La disciplina es amor al trabajo. Trabajar en un lugar donde no se cumplen los horarios, donde a todos les da lo mismo que una escena salga excelente o simplemente bien no va conmigo. Yo no llego a horario a las grabaciones por mí, sino por respeto al otro. Y esto es algo que muchos, que se creen el centro del mundo, no se dan cuenta. Los actores podemos ser un poco colgados, pero tenemos que laburar a horario por respeto a otros. No sólo a los colegas sino también a los técnicos. Si no hay respeto por el otro, ¿qué proyecto puede terminar bien? Siempre fui muy hinchapelotas con el laburo, porque me costó mucho poder vivir de la actuación. La actuación es una profesión que amo, incluso, más que a mí mismo.

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