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Miércoles, 15 de abril de 2009
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El estreno de Tratame bien, otra terapia de pareja

El matrimonio va al diván

Desde esta noche en Canal 13, Cecilia Roth y Julio Chávez le pondrán el cuerpo a la dupla protagónica del nuevo unitario de Pol-ka, que indagará en las dificultades y decepciones que atraviesa una pareja después de una larga convivencia.

Por Emanuel Respighi
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Cecilia Roth y Julio Chávez conforman una pareja en crisis de la mediana edad.

El matrimonio, los inevitables conflictos y vaivenes sentimentales que se producen a lo largo de los años y la permanente tensión de quienes lo conforman entre su ser individual y su ser social sigue siendo un tema de análisis que no sólo interesa al mundo científico, sino también al televisivo. Sobre ese inacabable objeto de análisis se trata justamente la trama de Tratame bien, el nuevo unitario de ficción que desde hoy, todos los miércoles a las 22.45, emitirá Canal 13. Protagonizado por Julio Chávez y Cecilia Roth, el programa traerá nuevamente a la pantalla chica al psicoanálisis como protagonista central de una historia que indagará en la vida de un matrimonio que, con más de veinte años de recorrido y un par de hijos adolescentes a cuestas, atraviesa una crisis que se avizora como terminal. Una dificultad que tiene motivaciones en la pareja, pero que responde también a problemas individuales de los protagonistas. Y que intentarán superar mediante la terapia de a dos, que se volvió moda en las clases acomodadas.

En un año signado por la crisis económica de escala global, de la que la pantalla chica no sólo no está exenta, sino que la padece bruscamente, Pol-ka decidió apostar a fórmulas consagradas para su nuevo unitario: Tratame bien vuelve a convertir a la terapia en un ámbito central en el cual los personajes se revelan tal como son, con sus miserias, problemas y virtudes expuestas sin filtro. Un recurso que la productora de Adrián Suar supo desarrollar en los exitosos Vulnerables y Locas de amor –también en la reciente y popular película Un novio para mi mujer– y que desde hace unos años la TV mundial explota en series como Los Soprano, Tell me you Love me y Dr. House, entre otras. La multipremiada serie In Treatment, de HBO, tal vez sea la última y máxima expresión de este fenómeno: una serie en la que cada capítulo –que puede verse semanalmente o en formato diario– transcurre íntegramente dentro de una sesión de terapia.

Centrada en la década del ’80, Tratame bien cuenta la historia de José (Chávez) y Sofía (Roth), una pareja que, con veintidós años de convivencia, se encuentra padeciendo una nueva crisis sentimental. Pero no una cualquiera: merodeando los 50 años, la pareja sufre la inestabilidad emocional lógica de la edad y la complejidad de criar a dos hijos que se debaten entre la adolescencia y el mundo adulto. El anuncio de José a Sofía de que está manteniendo una relación extramatrimonial es el disparador de la crisis con la que comienza la trama de un programa que tendrá numerosas escenas desarrolladas en sesiones de terapia: aquellas que se dan entre José y su terapeuta (Norman Briski), las que se ponen en marcha entre Sofía y su psicoanalista (María Onetto) y la que finalmente deciden encarar ambos con la terapeuta de pareja (Cristina Banegas), a la que acuden con el deseo de resolver sus problemas matrimoniales. Para bien o para mal.

Aunque se pueda pensar que el título del programa remite a la acepción que se suele dar a la frase “tratame bien”, mucho más teniendo en cuenta que hasta tiene cierto sentido que el maltrato aparezca en una relación de pareja que superó las dos décadas, el sentido de la expresión es mucho más amplio y en su comprensión se condensa la trama del guión escrito por Susana Cardozo y Pablo Lago (Hospital público, 1/2 falta, Locas de amor). El ciclo cuenta con la virtuosa dirección de Daniel Barone (Vulnerables, Mujeres asesinas) y con un elenco que se completa con Guillermo Arengo, Martín Slipak y María Alche, más las participaciones especiales de Noemí Frenkel, María Carámbula, Juan Minujin y Chunchuna Villafañe, entre otros. Fito Páez compuso e interpretó la cortina musical del unitario, de nombre homónimo.

“El ‘tratame bien’ del título tiene que ver con el trato o contrato que uno establece con el otro, con qué clase de contrato uno establece con el otro y qué es comportarse adecuadamente de acuerdo con lo contractuado, que cada uno interpreta a su manera y cuya letra chica nunca suele ser lo suficientemente clara”, le explica Chávez a Página/12. “En ese sentido –analiza–, el programa habla de las crisis de los contratos que se establecen tácitamente entre las personas y en la posibilidad de rever o revisar esos pactos. Porque generalmente los malos tratos tienen que ver con las desavenencias que surgen en la lectura de dichos contratos. El ciclo aborda esa problemática no sólo desde el punto de vista del contrato matrimonial, sino también de aquellos que uno tiene con los hijos y hasta con el que establecimos con la vida, con las expectativas y los objetivos que uno se planteó y que por diversas razones ha claudicado.”

Amparada en el registro de la comedia dramática, para Chávez Tratame bien significa dos desafíos: animarse a trabajar nuevamente en un set televisivo y probarse como actor de comedia, un género que casi no transitó a lo largo de su vasta y reconocida trayectoria. “Es un programa –dice– para actuar. Tratame bien plantea todo el tiempo situaciones que hay que ‘actuarlas’. Para un actor que le gusta actuar, el programa es un regalo, ya que exige una mirada y un involucramiento total del actor. Es un ciclo, básicamente, de actuación, que no está planteado en una plataforma negra, sino blanca. Y ese registro, que a mí me resultó muy atractivo a nivel profesional, creo que también va a resultar interesante para que el mensaje del programa logre penetrar en los televidentes.”

¿Qué es lo que hace que una sesión de terapia se convierta en un lugar de interés para la audiencia? Si bien las respuestas pueden ser tantas como personas haya frente a un televisor, pantalla de cine o escenario, lo cierto es que probablemente sea esa sensación de voyeur, de espía, que asume el público, lo que provoca una irrefrenable atracción. El acceso a la intimidad, la intromisión a esa práctica privada en el que todo se revela crudamente, lograr romper el secreto profesional entre el terapeuta y el paciente, todos recursos que asume Tratame bien, otorgan a los espectadores la posibilidad de situarse en un nuevo rol: el de ser privilegiados testigos omniscientes. Ya no sólo de las situaciones que contará el programa, sino también del alma y la mente de los protagonistas. Tratame bien intentará hacer que la terapia, en tanto recurso de ficción, exacerbe en los televidentes la impresión de ser testigos de una historia tan real como secreta.

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