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Martes, 12 de enero de 2010
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La nueva serie documental de Oliver Stone ya levanta polémica

Otra mirada sobre un tal Adolf Hitler

En La historia secreta de América, el cineasta buscará demostrar que el jerarca máximo del nazismo “no apareció de la nada”, y que las corporaciones estadounidenses jugaron un rol clave en su ascenso al poder. “Habrá ataques ignorantes”, admitió.

Por Stephen Foley *
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“He sido capaz de caminar en los zapatos de Stalin y en los de Hitler para entender su punto de vista”, dice Stone.
Desde Nueva York

Oliver Stone es de esos que avistan una controversia histórica y se lanzan a ella, pero el último proyecto del cineasta detrás de JFK y W amenaza con hundirlo en aguas peligrosamente calientes, más que nunca. El director ya viene abriendo el paraguas, con declaraciones sobre que está seguro de esperar “ataques ignorantes” sobre una nueva serie de documentales en la que promete “liberalizar” la figura de Hitler y apuntar a las corporaciones estadounidenses por su rol en el ascenso del nacionalsocialismo en Alemania.

Al lanzar Oliver Stone’s Secret History of America (“La historia secreta de América”), el director prometió echar luz sobre el complejo militar-industrial al que, en su versión ficcionalizada de la muerte de John Fitzgerald Kennedy, culpó de una conspiración para matar al presidente, y que señala que está entrampando a Barack Obama dentro de los errores de sus predecesores. “No quiero ofrecer un producto convencional típico del History Channel, con el que es fácil relacionarse”, dijo el realizador de 63 años. “Uno no puede aproximarse a la historia a menos que tenga cierta empatía con una persona que quizá odie... he sido capaz de caminar en los zapatos de Stalin y en los de Hitler para entender su punto de vista. Vamos a educar nuestras mentes, liberalizarlas, hacerlas más amplias. Queremos movernos más allá de las opiniones, meternos en la fundación del partido nazi. ¿Cuántas corporaciones estadounidenses estuvieron involucradas, de General Motors a IBM? Hitler era sólo un hombre que podía haber sido fácilmente asesinado.”

Stone mostró un trailer de su Secret History en el encuentro de prensa bianual de la Television Critics Association (Asociación de Críticos de Televisión) en Pasadena, California, e incluso sus colaboradores se veían nerviosos. Mientras el director prometía empatía con líderes que ordenaron asesinatos masivos, Peter Kuznick, el profesor de historia enrolado como guionista principal, intervino para clarificar: “El no está diciendo que vamos a salir con una visión más positiva sobre Hitler. Pero vamos a describirlo como un fenómeno histórico, no simplemente como alguien que apareció de la nada”. Stone prometió no juzgar a figuras históricas como “malas” o “buenas” y señaló: “Obviamente, a Rush Limbaugh (periodista radial conservador de EE. UU.) no le va a gustar. Como de costumbre, vamos a recibir esa clase de ataques ignorantes”.

Tras ganar dos Oscar por sus películas sobre la Guerra de Vietnam, Stone puso sus lentes de revisionismo histórico en los presidentes de Estados Unidos, desde un más complejo Nixon al desencajado George W. Bush en W. Como documentalista, se ha enfrentado a la controversia antes con sus biopics de cucos como Hugo Chávez. El año pasado cruzó la alfombra roja con el presidente venezolano en el Festival de Venecia, para la première del documental South of the Border. También lleva tiempo persiguiendo al iraní Mahmud Ahmadinejad, con la esperanza de hacer un film sobre su vida y su presidencia. La serie en diez partes de Stone abarca temas que el cineasta considera “poco analizados”, como la decisión del presidente Harry Truman de tirar la bomba atómica en Japón, y los orígenes y el final de la Guerra Fría.

Según Stone, “Stalin, Hitler, Mao, McCarthy: toda esa gente fue fuertemente vilipendiada por la historia. Stalin tiene también otra historia. No se trata de pintarlo como un héroe, pero sí de hacer una representación más basada en los hechos. Peleó contra la máquina de guerra alemana más que ninguna otra persona”. Según detalla el director, Hitler ha sido “el chivo expiatorio más fácil” para explicar fuerzas que eran mucho más grandes que un hombre. Para calentar el ambiente en Pasadena, dijo que el mismo complejo de intereses entre corporaciones y militares sigue vigente hoy en día. “Uno puede entender por qué Obama está siguiendo los pasos de Bush en Afganistán”, dijo. “Obama está entrampado en ese sistema. Eso es lo que intentamos mostrarles: la manera en que funciona”.

De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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