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Domingo, 19 de diciembre de 2010
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ESCANDALO, ES UN ESCANDALO

Lo menos del año

- Mirtha Legrand: La “Señora” de la TV argentina tuvo esta temporada no una sino varias expresiones que la definen. Primero tuvo el “desliz” de contar que en la época de la dictadura ella en persona realizó gestiones ante militares conocidos para recuperar con vida a su sobrina, que había sido secuestrada junto a su esposo (aún desaparecido), y que lo logró gracias a su fama. Justo ella, que en aquella época decía en sus almuerzos que había una “campaña antiargentina” de la prensa internacional, y que, ya en democracia, justificó su papel en los años de plomo argumentando que nunca supo del accionar asesino de los genocidas. Después vino, en pleno debate por el matrimonio igualitario, la pésima pregunta a Roberto Piazza sobre si con el hecho de concederle el derecho a adopción a una pareja homosexual no se corría el riesgo de que violen a la criatura. Más tarde, a días de la muerte de Néstor Kirchner, se amparó en su clásico “lo que dice la gente” para expresar que el cuerpo del ex presidente no estaba en el cajón. Y para cerrar catarata de irresponsabilidades tuvo que armar una incomprobable historia para justificar una foto de la revista Gente en la que se la ve, muy sonriente y mirando a cámara, saludando a Alfredo Astiz en los ’80. Lo bueno es que este año varios integrantes de la comunidad artística comenzaron a darle la espalda y se negaron a ir a sus tradicionales e indigestos almuerzos.

- Cobertura mundialista (Telefe): Para comprender los motivos que llevan a que buena parte de la sociedad y de sus colegas consideren el periodismo deportivo como la rama más baja de la profesión, bastó con seguir la cobertura del Mundial de Fútbol que Fernando Carlos, Walter Queijeiro y Germán Paolosky realizaron para Telefe. Si Sudá-frica abría la posibilidad de realizar una cobertura que trascendiera lo futbolístico, para adentrarse en su trágica y rica historia política, social y cultural, el trío de enviados del canal prefirió hacer todo tipo de payasadas en los que el chiste, por lo general, era reírse de los sudafricanos sin que ellos se enterasen, dada la diferencia idiomática. Cada Mundial de Fútbol, parece, hace que algunos periodistas deportivos den motivos suficientes para justificar la (mala) fama de los argentinos en el exterior.

- La TV Basura (Crónica TV, América, El Trece): La lógica del “quilombo andante” y de hacer lo imposible para enfrentar en cámara a dos personajes para que diriman sus conflictos, que moviliza a la TV local llenando horas de programaciones propias y ajenas, tuvo su consecuencia en el programa de Anabela Ascar. La pelea a golpes de puño y sillazos que enfrentó a Juan Carlos Thorry con sus ex productores teatrales, transmitida en vivo y en directo por Crónica TV y repetida hasta el infinito, fue un bochorno mayúsculo que se podía haber evitado. Pasó en Crónica TV, pero la sensación es que pudo haber ocurrido en cualquier otro programa o emisora que basa sus contenidos en los escándalos.

- ShowMatch (El Trece): Discusiones subidas de tono, descompensaciones de salud, insultos de todo tipo, mímicas de fuertes escenas sexuales, primeros planos de culos y tetas, obscena exhibición del poder del dinero, personajes: todo transmitido por la pantalla de televisión del programa que tiene más influencia en la cultura nacional que el mismísimo Ministerio de Cultura. ¿Tiene necesidad un programa que ya lleva más de dos décadas al aire de exhibir todas las bajezas de quienes aceptan perder su dignidad por dinero y/o fama? Todavía no tiene una respuesta clara el interrogante sobre cuáles son los motivos que llevan a que la mejor producción de la televisión argentina esté puesta al servicio de un show tan vulgar. Da pena creer que sólo importa el rating.

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