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Viernes, 24 de junio de 2011
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FALLING SKIES, A PARTIR DE ESTA NOCHE POR TNT

Otra guerra de los mundos

Estructurada en diez episodios y estrenada en Estados Unidos con una audiencia de casi seis millones de espectadores, la nueva serie producida por Steven Spielberg describe los distintos grupos que resisten a una invasión extraterrestre.

Por Emanuel Respighi
En Falling Skies hay mucha acción y adrenalina entre los invasores y la resistencia.

Hay determinadas firmas en la industria audiovisual que por sí mismas invitan a ver la serie o la película en la que figuran en los créditos. Cualquiera sea el lugar que hayan tenido. Sin dudas, la de Steven Spielberg siempre resulta motivo suficiente para hacerse de tiempo y poder espiar su última creación. Si, además, la trama de la que participa como productor ejecutivo descansa en la invasión de extraterrestres, el interés aumenta en función de su ecléctica experiencia en el tema como director de películas como ET, Encuentros cercanos del tercer tipo y La guerra de los mundos. La expectativa se incrementa más aún al conocer que el relato del asalto alienígena se centra en los lazos humanos que se generan en una suerte de grupo de guerrilla amateur que hace lo imposible para sobrevivir, en un cuadro de relaciones que también Spielberg transitó con sensibilidad en Rescatando al soldado Ryan, Band of Brothers o The Pacific. La suma de esas dos partes da como resultado Falling Skies, la serie que TNT (en simultáneo con Space) estrena esta noche a las 22.

No son pocas las veces que el cine o la TV trabajaron el tópico de extraterrestres invadiendo la Tierra. En este caso, Falling Skies aporta como diferencial un delay en el tiempo que cuenta la trama: no se concentra en el mismo momento en que los alienígenas quiebran para siempre la rutina cotidiana de una ciudad, sino que el relato comienza seis meses después de haberse producido el ataque. Este aspecto, que puede parecer nimio, logra que la atención no esté abocada a la desesperación y al desconcierto de los humanos ante la intempestiva ocupación, como sucede en otras realizaciones (La guerra de los mundos, sin ir más lejos). Aquí, el tiempo transcurrido entre la invasión y el comienzo de la historia hace que la trama gire en torno de las diferentes acciones que los humanos, semi-organizados, ponen en práctica para sobrevivir y poder acabar con las intenciones de estos seres extraños que definitivamente no vienen en son de paz.

Creada por Spielberg y Robert Rodan (guionista de Rescatando al soldado Ryan), Falling Skies es una producción de Dreamworks Television para TNT. La serie, de diez episodios, fue estrenada el pasado domingo en Estados Unidos con una audiencia de 5,9 millones de espectadores, según Nielsen Media Research. La cifra de rating que midió es superlativa para una serie emitida por un canal de TV paga, teniendo en cuenta que el estreno de The Walking Dead el 31 de octubre de 2010 obtuvo 5,3 millones en AMC, o que Covert Affairs alcanzó el 13 de julio de ese año los 4,9 millones en USA Network. No está nada mal. Game of Thrones, de la señal premium HBO, otra de las grandes apuestas del año, terminó su temporada en Estados Unidos con un promedio de audiencia de 2,8 millones de espectadores. Se comprende, entonces, que además de los capítulos estreno por TNT, Turner decidió que Space emita los viernes a las 21 el episodio anterior doblado al castellano, en una sinergia que demuestra lo que representa para la compañía haber apostado a Falling Skies.

Situada medio año después del ataque alienígena, la serie cuenta las diferentes acciones que los sobrevivientes ponen en práctica, en los alrededores de una ciudad devastada y controlada por las fuerzas extraterrestres. En ese escenario, cada día que pasa es un milagro para aquellos que siguen con vida y que tienen que unir fuerzas y valentías para saciar sus necesidades más básicas, como alimentarse o higienizarse. Desde este punto de vista, la serie transita la ciencia ficción como disparador para abordar las diversas maneras en las que reaccionan los seres humanos ante una misma situación límite. La tensión latente entre la ayuda y solidaridad mutua que las personas ponen juego en circunstancias complejas, con la miseria y la individualidad que también aflora, es una constante dramática que hace que la creación de Spielberg trascienda el eje argumentativo típico de las series de ciencia ficción.

La trama de Falling Skies centra su atención alrededor de Tom Mason (Noah Wyle, ex ER), un profesor de historia que comanda un grupo de refugiados de diferentes edades en una guerrilla improvisada, con el fin de descubrir qué es lo que esconde la invasión extraterrestre que mata y/o secuestra a cuanto humano se cruza en su camino. Según su visión, la única manera de lograr que los alienígenas abandonen la Tierra no es confrontando bélicamente en forma directa, ya que esa es una batalla perdida ante la diferencia armamentística entre unos y otros. Mason sostiene que el trabajo que hay que llevar adelante debe ser homeopático, persuasivo, utilizando tácticas de guerrilla como el espionaje. Esa idea choca con la de Weaver (Will Patton), un comandante militar con el que se enfrenta asiduamente por sus diferencias estratégicas, lo que hace que la guerrilla a su cargo se maneje con cierta independencia en ese mundo en el que cada cual busca salvar su pellejo.

Porque, más allá del importante rol que toma el eje dramático de las relaciones humanas, en Falling Skies hay mucha acción y adrenalina entre los invasores y la resistencia. De hecho, los extraterrestres son tan misteriosos como crueles. Apodados skitters, debido a que se desplazan como si fueran arañas, los alienígenas componen una fuerza abrumadora. Son rápidos, fuertes, extremadamente inteligentes y difíciles de matar. Si bien se desconoce su plan, hay dos indicios que aumentan la intriga de los televidentes sobre la razón de su invasión: un monumental centro de operaciones que se eleva en el medio de la ciudad, cual panóptico vigía, y el control de adolescentes a los que someten como zombies a través de un arnés biomecánico que le implantan en sus médulas.

Sobre la base de una producción importante, pero que no se limita a hacer una apología del efecto especial, Falling Skies puede pensarse como un complemento de La guerra de los mundos, que Spielberg llevó a la pantalla grande años atrás a partir de la idea de Orson Welles. Aquí también hay una invasión alienígena feroz, que intenta abolir a la raza humana vaya a saber con qué propósito que la trama irá dilucidando con el correr de los capítulos. Pero aprovechando la licencia que permite el formato de diez episodios, en la serie el reconocido productor y director parece contar con el tiempo suficiente como para abordar con mayor profundidad la sensibilidad humana ante la exposición a una situación extrema. Un modelo de sinergia entre el cine y la TV que había explorado con relativo éxito con el tríptico Rescatando al soldado Ryan-Band of Brothers-The Pacific y que ahora parece retomar con su otra gran obsesión: la vida más allá de la Tierra.

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