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Domingo, 13 de enero de 2013
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LAS CHARLAS SOBRE LOS PROGRAMAS AHORA SON VIRTUALES

La tevé se mira cada vez más con las redes sociales a mano

Un estudio reciente reveló que el 62 por ciento de las personas que ven televisión usa al mismo tiempo Twitter, Facebook y similares. Y del total de gente que adquirió este nuevo hábito, el 40 por ciento se dedica a comentar lo que está viendo a través de las redes sociales.

Por Emanuel Respighi
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Los programas de concursos de talentos se transforman rápidamente en la comidilla de Twitter al momento de su emisión.

A lo largo de la historia, las imágenes de los televidentes frente al aparato de TV fueron mutando en función de los cambios tecnológicos y la evolución de las costumbres. Si en sus primeros años como medio era común ver a familias enteras alrededor de alguno de los pocos televisores que existían en el barrio, con el tiempo se volvió usual ver reunida a cada familia en la cocina de su casa, frente a su propio aparato de TV. La situación de verse a uno mismo o a algún familiar levantarse para cambiar de canal accionando la vieja perilla del televisor luego fue reemplazada por la bendición que resultó el control remoto para los telemaníacos. Sin embargo, la imagen del espectador que, control en mano, disfrutaba de la posibilidad de hacer zapping por los más de cien canales que trajo la TV paga parece, también, estar quedando en desuso. ¿Por qué? Porque resulta cada vez más habitual ver tele ya no con el control remoto en mano, sino con algún dispositivo móvil conectado a alguna red social, comentando con otros –conocidos o no– lo que la programación le provoca.

La definición de “televidente” como aquel que ve TV va perdiendo certeza práctica. No sólo porque el aparato de TV está siendo reemplazado por otros soportes digitales (PC, notebooks, celulares, tablets), sino porque los televidentes son mucho más que los pasivos receptores de los contenidos televisivos. En la actualidad, las nuevas tecnologías les dieron la posibilidad a los que están del otro lado de la pantalla de interactuar con los contenidos, participar y buscar información adicional. Las redes sociales, en cierta forma, son las principales propulsoras de los nuevos hábitos de consumo televisivo, paradójicamente cada vez más individuales a la vez que sociales. ¿Cómo es eso? Es que donde antes los programas eran comentados entre los miembros de la familia sentados alrededor de una mesa, ahora el visionado individual provoca que los “usuarios” cuenten en tiempo real sus sensaciones de lo que ven en la pantalla con amigos o seguidores a través de las redes sociales, especialmente Twitter. O sea: se reproduce el antiguo modelo de la charla colectiva presencial pero en formato a distancia o virtual.

“Sin duda hay un nexo muy fuerte entre el canal de televisión y su correlato en el universo digital”, reconoce ante Página/12 Magdalena López Arano, gerente de Contenidos Digitales de Telefe. “El nivel de atención en una de las plataformas –subraya la ejecutiva– nunca es en detrimento de la otra: la gente accede a la web para revivir momentos determinados o para buscar mayor contenido relacionado y poder interactuar con personas que compartan sus gustos. Y lo hace mientras mira televisión, por eso es importante que la pantalla linkee el contenido publicado en plataformas digitales. Las conclusiones que hemos sacado de los focus groups realizados nos dicen que el televidente necesita de un espacio para poder comentar con sus pares lo que ve e incluso ser parte de ese contenido mediante su opinión. Existen estudios que demuestran que el tiempo de relacionamiento con los contenidos se ha incrementado mucho a partir del surgimiento de plataformas digitales. Asimismo, la fidelidad de la audiencia ha aumentado a partir del concepto de ‘TV everywhere’, gracias al cual la gente puede acceder al contenido en cualquier momento y lugar desde múltiples dispositivos.”

La otra pantalla

La necesidad de comentar al instante los contenidos televisivos no es nueva. Desde sus inicios, la televisión les genera a los televidentes el irrefrenable menester de compartir con el que está al lado lo que les provoca lo que la pantalla transmite. La diferencia es que en los últimos años los interlocutores, presentes y cercanos, ya no bastan: ahora resulta necesario intercambiar opiniones al instante sobre el programa o película que se ve con personas lejanas geográficamente, incluso desconocidas, pero interesadas en la misma temática. La tendencia de los televidentes de volver “social” la experiencia televisiva se hace efectiva en la intensa participación que adquieren medios como Twitter, donde cada vez más gente comenta con amigos y seguidores programas que la pantalla chica emite. Según un informe realizado el año pasado por Viacom en Estados Unidos, lo que ocurre en el televisor es una de las temáticas de conversación preferidas del público en las redes sociales. Ahora parece que resulta tan importante ver la TV como hablar sobre ella.

En la era del televidente multipantalla y participativo (ver aparte), Twitter se ha transformado en un fenómeno al que bien puede señalárselo como “la segunda pantalla televisiva”, en una evolución que crece día a día. Una investigación de Ericsson ConsumerLab dada a conocer a fines de 2012, determinó que el 62 por ciento de las personas que ven TV en el mundo usan al mismo tiempo las redes sociales. Esa cifra representa un aumento del 18 por ciento respecto del uso en simultáneo de las redes sociales y la TV que se había hecho en 2011. El estudio estableció, además, que del total de gente que adquirió este nuevo hábito, el 40 por ciento se dedica a comentar lo que está viendo a través de las redes sociales.

La facilidad de escritura y lectura que otorga el formato de 140 caracteres favorece el uso de la red de microblogging, a la hora de posicionarse como el medio idóneo para que quienes ven TV intercambien opiniones y/o comentarios sobre aquello que miran con otros que están viendo lo mismo, al mismo momento. En el caso de Facebook, por ejemplo, al no tener limitación en la escritura, su uso en simultáneo con lo que pasa en la TV se vuelve poco práctico, en función de que los usuarios pueden explayarse largamente, lo que obliga a una mayor atención de lectura y/o escritura. Para dimensionar el matrimonio entre Twi-tter y la TV argentina, basta con señalar que el capítulo final de la telenovela Graduados, que Telefe emitió a finales de diciembre, generó un total de 145.269 tweets (mensajes) en un par de horas, según los datos suministrados por la consultora Tribatics.

Más allá de la histórica supuesta pulsión de los televidentes de comentar con otros lo que la TV les transmite, y que en la era digital se materializa en el uso de medios digitales, hay un aspecto extra que aporta la experiencia de ver tele con Twitter abierto en la mano. Un condimento que opera, incluso, a favor de los programas de TV que se comentan, y es que el uso de la redes sociales fideliza a la audiencia televisiva. La posibilidad de cualquier espectador de encontrarse siendo parte de una comunidad de seguidores de determinado programa, a través del Hashtag (una suerte de palabra clave, con el signo # precediéndola, que permite concentrar en una pantalla, al instante, todos los comentarios que se hagan sobre un ciclo desde cualquier lugar del planeta), lo hace sentirse mucho más partícipe que la relación que entablaba con sus ciclos favoritos años atrás. Ese sentimiento de pertenencia, tan psicológico como real, que la conversación y discusión social al instante genera, termina por estrechar los vínculos entre los contenidos artísticos y los televidentes.

En efecto, Nielsen –la empresa que mide la audiencia de TV en Estados Unidos– dio a conocer en los últimos meses del año pasado un informe en que da cuenta de la retroalimentación entre Twitter y la TV, al concluir que un aumento en un 9 por ciento de los comentarios sobre un programa, cuatro semanas antes de su estreno, implica que la audiencia del mismo se incremente alrededor de un 1 por ciento en relación a si no hubiera tenido dicho share social. En efecto, Twitter y Nielsen anunciaron en diciembre un acuerdo para medir audiencia a través de los buzz en la red social, para brindar información sobre los comportamientos del público, que les servirá a canales y anunciantes para ofrecer publicidad dirigida a la red.

“La relación que entabla la ciudadanía con la televisión a partir de la irrupción de la web es diferente de la que tenía con la televisión tradicional”, dice Martín Bonavetti, Director Ejecutivo de Canal 7. “Las nuevas plataformas posibilitan un nivel extraordinario de protagonismo en la selección de contenidos y además, fundamentalmente, habilitan un diálogo. En este caso entre la TV pública y su comunidad de participación. Esto nos permite, como medios públicos, hacer un aporte a la democratización de la palabra en nuestro país, la región y el mundo. Las redes sociales constituyen un entramado de voces que nos resulta un espacio valiosísimo para la comunicación pública, allí se materializan procesos de identificación, de conformación de identidades colectivas, de diálogo democrático y de difusión de contenidos informativos, artísticos y culturales”, afirma el director de la TV pública, que en las redes sociales supera el 1,5 millón de participantes, de los cuales el 72 por ciento posee una participación activa. “Que tengan participación activa –detalla– implica que las personas comenten; compartan; publiquen imágenes, audios, videos, enlaces; abran foros; organicen movilizaciones, encuentros presenciales y hasta gestionen una radio por Internet”.

Un guión paralelo

Mirar TV con la lista de seguidos (TL) en Twitter abierta genera, también, la posibilidad de que algunos televidentes vean programas que de otro modo no verían. Es que el combo TV + Twitter no sólo resulta atractivo para aquellos fanáticos de los ciclos, sino también para detractores de géneros, formatos y/o conductores, que encuentran en los 140 caracteres el ámbito ideal para hacer catarsis, ironizar y/o criticar en directo. Y no solo eso: además pueden hacerlo sin tapujos, con la falsa sensación de anonimato e impunidad que otorga la comunicación digital a distancia. Esta característica de conversación “sin filtro” no es menor, ya que termina por conformar una manera de ver TV que se enriquece con el comentario pícaro o la información adicional brindada, según el caso.

Si bien en esta flamante forma de consumir televisión cualquier programa es plausible de generar largas conversaciones, lo cierto es que aquellos ciclos que se emiten en vivo y en directo son los que suelen generar más cantidad de buzz. Si, además, se trata de formatos que incluyen concursos y la participación del público, los comentarios en la red –tanto positivos como negativos– se replican a más no poder. ShowMatch, por ejemplo, fue el programa argentino más conversado de Twitter del año pasado, según los datos brindados por Tribatics. Lo que no dice el dato estadístico es cómo divide el ciclo de Marcelo Tinelli las menciones positivas de las negativas.

El último exponente de este fenómeno son los reality de talentos que inundan la pantalla. Desde La voz hasta Operación triunfo, pasando por los Bailando y Cantando, los programas de concursos se transforman rápidamente en la comidilla de Twitter al momento de su emisión. Para quienes no son amantes del género, ver estos formatos con el TL abierto es una experiencia que puede resultar sumamente graciosa, al punto de posicionarse como condición sine qua non para poder soportar las desafinaciones de los participantes o las absurdas devoluciones de los jurados. El más reciente, El artista del año, que El Trece acaba de estrenar, se convirtió en la última semana en una de las propuestas veraniegas más placenteras de la alianza tácita entre TW-TV. Independientemente de si los comentarios que genera en tiempo real son positivos o negativos, la compañía de la red social al momento de ver la pantalla resulta beneficiosa, para ambas partes (televidentes y canales). Hoy ya resulta habitual que los programas coloquen en pantalla no sólo su cuenta de Twitter sino también el hashtag para identificar y agrupar los comentarios.

Compartir ideas o conceptos, discutir decisiones o tramas e interactuar en tiempo real y sin perder demasiado tiempo: esas parecen ser las características del televidente en la era digital. Ansioso e individualista, la TV en directo (¿afectarán las nuevas costumbres el consumo de TV grabada?) parece ser el contenido preferido para satisfacer a la bandada de “pajaritos” que revolotean en su cabeza. Y en su TL, su flamante y siempre activo compañero de emociones.

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