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Martes, 19 de marzo de 2013
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Entrevista a los protagonistas y creadores de Vegas

“El mundo en que se mueven nuestros personajes es real”

La serie protagonizada por Dennis Quaid y Michael Chiklis está basada en un personaje real, Ralph Lamb, quien pasó de granjero a sheriff de Las Vegas durante dieciocho años. Space la estrenó el martes pasado, pero hoy repite el primer episodio antes de emitir el segundo.

Por Roque Casciero
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Dennis Quaid y Michael Chiklis como Ralph Lamb y Vincent Savino en Vegas: dos tipos duros en la ciudad del pecado.
Desde Los Angeles

Se encienden todas las luces en la calle montada de los Santa Clarita Studios, en una zona de montañas al nordeste de Los Angeles, y ninguno de los que andan por allí puede evitar el sobresalto del viaje en tiempo y lugar: de repente, uno se encuentra en la calle principal de Las Vegas en los ’60, con autos de época que resaltan su brillo gracias al neón de los carteles de los casinos. Es una fantasía que se disipa cuando se mira al fondo del callejón y se encuentra una pantalla verde para que la CGI dibuje el resto del paisaje, claro, pero ese instante de hechizo es genuino, igual que cuando se entra al set en el que está montado el casino Savoy. Aquí es donde se graban la mayoría de las escenas de Vegas, la serie protagonizada por Dennis Quaid, Michael Chiklis y Carrie-Ann Moss que Space empezó a emitir el martes pasado (hoy se repite el primer episodio a las 20, antes del estreno del segundo).

Vegas podría ser definida a las apuradas como “cowboys versus gangsters” y no sería desacertado, porque así sucedió en realidad a principios de los ’60 en el estado de Nevada. En esos años, la mafia intentó copar la ciudad del pecado, en la que el juego y la prostitución eran legales, pero chocaba con los locales, que tenían sus ranchos ganaderos a cinco minutos de los casinos. Y el personaje central del envío, un granjero convertido en sheriff llamado Ralph Lamb, es una leyenda de carne y hueso que hasta asesoró a los guionistas de la serie. El papel de este hombre, que durante diecisiete años fue la ley en Las Vegas, recayó en Quaid, un actor con experiencia en llevar personas reales a la pantalla. “Tenés que tratar de ser fiel a su espíritu, especialmente si están vivos”, le dice el actor a Página/12 durante una pausa en la grabación. “Siento una obligación de tratar de capturar a esa persona. Bill Clinton (en Special Relationship) y Jerry Lee Lewis (en Great Balls of Fire) probablemente hayan sido los más difíciles, porque son personas muy famosas y todos saben cómo se ven y cómo hablan. Trato de contar la historia desde su punto de vista. Pero me gusta interpretar a personas reales, en cierto sentido, porque hay más para absorber.”

Si Quaid es el vaquero, el mafioso está encarnado por Chiklis, tan amenazante en la pantalla como amable fuera de ella: el hombre que encarnara a Vic Mackey en The Shield es, en persona, quien oficia de anfitrión para la prensa latinoamericana en el casino que dirige en la ficción. “Es muy divertido ser el malo”, dice el actor, que también es productor, director y músico. “Este período fue muy interesante: había muchas libertades que ya no existen, lo cual tiene sus lados buenos y malos. El Gran Hermano miraba, pero no tan de cerca como ahora, así que los malos se divertían a costa de los buenos muchas veces.”

Vincent Savino, el mafioso que encarna Chiklis, es de los que ya descubrieron que si siguen en el crimen organizado no les quedará mucho tiempo de vida por delante. “Para él, Las Vegas se presenta como una oportunidad única para legitimarse. Esto tiene contacto con El Padrino, pero es la realidad de aquel período: de repente, en esa ciudad ellos tenían dinero y ventaja para meterse en el juego para poder construir un imperio. Y creo que todos estos tipos construían este imperio para que sus hijos pudieran heredarlo como miembros de la sociedad legítimos y con poder.”

Si Ralph Lamb es un personaje real, Savino está basado “en un par de personas”, según explica Nicholas Pileggi, uno de los creadores de la serie y guionista de películas de mafiosi como Casino y Buenos muchachos. “Tiene algo de Johnny Roselli, un poquito de Moe Dalitz... Savino es básicamente el apostador y el hombre que dirige el casino para los mafiosos, porque ellos no saben cómo funciona. Y si trabajás para ellos, en algún momento tenés que hacer cosas malas, esperando después de un tiempo poder limpiarte y pasar del otro lado como una persona establecida.”

–Pero ésa es la historia de Las Vegas.

Nicholas Pileggi: –¡Exacto! Savino es la historia de Las Vegas: empezó con asesinatos y demás, pero ve en qué se está convirtiendo la ciudad, y el dinero y el poder que eso conlleva, y se dice que no necesita un revólver, que puede hacer más dinero en esas mesas de juego. Ese es el cambio gradual en su personaje.

Elenco de lujo

En las series, explica Walker, los creadores generalmente tienen en mente un actor ideal para el rol principal. Según dicta su experiencia, nunca ese prototipo llega a hacerse cargo del papel. “Empezás con George Clooney y terminás con Josh Holloway”, se ríe, aunque enseguida aclara, políticamente correcto, que el ex Lost es una gran estrella de TV. “Pero esta vez nosotros nos planteamos conseguir una especie de Dennis Quaid... ¡y lo conseguimos! Hace años que persigo a Dennis para trabajar con nosotros porque me conmovió mucho su trabajo en la última parte de su carrera. El tiene una madurez, un millaje que ha adquirido en tantos años, y pasó de ser un chico malo a un actor muy profundo e interesante. Hay una madurez en él que lo hace el ideal para interpretar a este granjero del Oeste convertido en hombre de ley. Ya no hay hombres que sean hombres, y Dennis lo es, sin dudas: es de Texas, anda a caballo, incluso monta su propio caballo en la serie. No tuvimos problemas para convencer a nadie de que debíamos contratarlo porque él era el prototipo.”

Quaid, que cuenta con una extensa carrera en cine, dio el sí por primera vez para protagonizar una serie de TV. “Hoy en día muchas películas se convirtieron en videogames”, reflexiona el actor. “Obviamente que todavía hay buenos films y yo sigo actuando en cine, pero cuando voy a verlos pasan los adelantos de otras películas que son el mismo videogame repetido una y otra vez. Muchos buenos escritores se han pasado a la televisión, como Nick Pileggi, el creador de este programa. Y ésa es una de las razones por las cuales me uní a este proyecto. La televisión ha cambiado mucho: ahora podemos tener un casino exactamente igual a como eran en 1960, con un nivel de detalle increíble. Hubo otros programas, como Boardwalk Empire y Breaking Bad, con grandes guiones, entonces me interesó la posibilidad de trabajar en algo así.”

Chiklis, en cambio, rechazó el papel de Savino cuando le dieron el primer guión del piloto. “No veía al personaje, no entendía por qué me querían a mí para eso. Pero Nina Tassler, presidente de CBS, me llamó y me dijo cuál era su visión del personaje. De hecho, ella no quería que yo viera esa versión del piloto porque estaban reescribiéndola, pero mi agente me la mandó y a mí no me interesó. Lo que terminó de convencerme fue cuando hablé con Greg Walker y Nick Pileggi y ellos me contaron cómo iban a desarrollar al personaje.”

–¿Cómo se evita copiar cosas de otros actores que interpretaron mafiosos?

Michael Chiklis: –Ciertamente hay una trampa en eso. Pero, como dije en otras entrevistas, estoy sobre los hombros de grandes actores que hicieron grandes actuaciones antes que yo. Mire, les robo a los mejores (risas). Lo que uno hace es tomar diferentes influencias y tratar de hacer un rol propio, en el que se pueden ver sombras de otros personajes. En Vic Mackey, de The Shield, había sombras de Popeye Doyle, el personaje de Contacto en Francia, y cositas de Clint Eastwood en las películas de Harry el Sucio, pero Vic Mackey era Vic Mackey. Lo mismo pasa con Vincent Savino. Cuando no te dan todos los detalles de cómo será el personaje, vos podés llenar los huecos de la historia que no se ve en pantalla y que forman parte de su esencia.

Contar la historia

Para Pileggi, es “invaluable” poder hablar con los protagonistas reales de la historia. “Ellos pueden decirte cómo fue de verdad. Eso le da realidad al programa. Cuando nos juntamos con Lamb también estaba Joey Cusumano, que era uno de los mafiosos de la época que habló con los guionistas, y ellos nos daban un detalle irreemplazable y delicioso. No podés inventar algo así.” La historia de Lamb se le empezó a cruzar a Pileggi cuando investigaba cómo había sido Las Vegas en los ’70 para Casino, de Martin Scorsese. “Me di cuenta de que ese tipo era una película en sí mismo”, explica, sentado junto al otro creador de la serie, Greg Walker. “Entonces empecé a investigar para hacerla, pero no despertaba interés, en parte porque no podía meter todas las piezas en el paquete: Ralph Lamb es un personaje enorme. Y fue cuando le mostramos la idea a Jim Mangold (quien dirigió Walk the Line) que él nos contestó: ‘No funciona como película, pero podría ser una serie de TV’. Y yo, que ni había pensado en eso, enseguida me di cuenta de que tenía razón. Después nos juntamos con Greg, a CBS le gustó, hicimos el piloto y aquí estamos, en Las Vegas en los ’60 (risas). Una película hubiera recortado una parte de la vida de Ralph Lamb, pero tomar la decisión de qué parte mostrar habría sido difícil, en parte por eso no funcionaba como película. Pero en una serie de televisión tenés aire para respirar y todos los personajes pueden desarrollarse de un modo personal.”

En uno de los decorados de la serie, Quaid viste el atuendo austero de Lamb y confiesa que usa las botas verdaderas del ex sheriff. “Nos conocimos en Las Vegas y resultó que compartimos el día de cumpleaños y el número de calzado. Es una figura imponente, una cruza de John Wayne y (el astronauta) Chuck Yeager, y su historia se aparta de la del personaje tradicional. En Las Vegas, en ese momento, había muchas zonas grises acerca de qué era la ley y qué era el crimen, y las líneas se cruzaban a menudo.” Eso se ve desde el primer capítulo: cuando Lamb entra al casino de Savino, le aclara que él es la ley y que puede hacer prácticamente lo que quiere. “¡Es que era el Salvaje Oeste!”, se ríe Quaid. “Además, el de sheriff de Las Vegas era el puesto de más poder en Nevada. Mucho más que ser gobernador o senador, porque el sheriff controlaba las licencias para vender el alcohol, y no podías manejar un casino sin eso.”

–¿Qué le aconsejó Lamb?

Dennis Quaid: –Nos contó muchas historias que incorporamos al programa. Fuimos a cenar con él y con un tipo que estaba en la mafia en esa época. Eran muy cordiales el uno con el otro, pero hasta hace veinte años querían matarse. Ambos habían cavado un pozo en el desierto para el otro, pero ahora son amigos. Lo único que puedo relacionar con eso es lo del soldado japonés y el norteamericano que ahora se juntan y saben que la guerra ha terminado.

“Soy italiano y crecí en cierto ambiente...”, arranca Pileggi cuando Página/12 le pregunta por su especialización en temas de la mafia.

“Cuando me convertí en periodista de Associated Press siempre me daban para hacer esas notas sobre la mafia, que en esos momentos eran historias grandes, y sentí fascinación por eso. Empecé a hacer todo un archivo y a acumular cierto conocimiento en esa área... ¡Y así nunca fui corresponsal en el exterior!”, se ríe. A su lado, Walker asegura que Vegas posee un balance entre ficción y realidad. “El mundo en que se mueven los personajes es real, aunque muchos de ellos y de las situaciones sean creadas por razones dramáticas. Para nosotros no es un compromiso contar con precisión la historia de Ralph Lamb, pero está cerca de lo que hacemos. Si nos mantenemos apegados al personaje real, tenemos una mejor serie.”

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