El ser humano es un gran reservorio de secretos. Los hay inconfensables e 铆ntimos, tontos y avergonzantes, propios y de otros. Algunos son 鈥搚 ser谩n鈥 eternos; otros tienen fecha de vencimiento. Nadie es 煤nicamente lo que aparenta. En todo caso, lo que los otros ven de uno no es m谩s que la punta de un iceberg. Ese es el eje que subyace a la trama de Vecinos en guerra, la comedia que Telefe estren贸 esta semana y que se emite de lunes a jueves a las 21.30. Protagonizada por Diego Torres, Eleonora Wexler y Mike Amigorena, la ficci贸n de Underground cuenta en clave de comedia e intriga una historia de enredos tan parecida como diferente de otras. Con el eje en la m谩xima 鈥渘o todo lo que reluce es oro鈥, la flamante tira diaria viene a demostrar que es posible aplicarle calidad est茅tica y narrativa a la ficci贸n para toda la familia en el horario central televisivo. Y 茅se, de por s铆, es un buen motivo para celebrar.
La nueva ficci贸n de Underground tiene, como sello de la misma casa productora, la pulsi贸n 鈥搒ana, necesaria鈥 de asumir riesgos. Despu茅s de haber conseguido que Graduados se constituyera como el programa m谩s visto de 2012, tanto Sebasti谩n Ortega como Pablo Culell hicieron o铆dos sordos a quienes ped铆an a gritos una segunda temporada del programa que protagonizaron Daniel Hendler y Nancy Dupl谩a. Y no s贸lo eso: para que no quedaran dudas, desarrollaron en Vecinos en guerra una historia que poco tiene que ver con la de Graduados. Si en la anterior y exitosa criatura de la productora plasmaron una trama 鈥減opular鈥, que transcurri贸 con personajes y contextos propios de cualquiera de los cien barrios porte帽os, en la flamante ficci贸n la atenci贸n se posa en cuatro familias acomodadas, que viven bajo la 鈥渃ontrolada鈥 estructura de un barrio privado impecable. Al punto que utiliza la misma locaci贸n donde se grab贸 la versi贸n argentina de Amas de casa desesperadas, la ficci贸n a la que los primeros cap铆tulos hace recordar tambi茅n por ese chusmer铆o de barrio de alta alcurnia.
Escrita por Ernesto Korovsky, Silvina Fredjkes y Alejandro Quesada, Vecinos en guerra comenz贸 con la trama ubicada en 1993, cuando Mecha (Wexler), Alex (Amigorena) y Ciro (Luis Ziembrowsky) llevaron a cabo un robo que no sali贸 como se esperaba, con la consecuente disoluci贸n de la banda, cuyos integrantes 鈥損or diversas circunstancias鈥 se perdieron de vista. Salto temporal mediante (uno de los cl谩sicos de las producciones de Undeground), veinte a帽os despu茅s Mecha es un ama de casa que vive apaciblemente junto a su esposo Rafa (Torres) y sus tres hijos. Ocultando su pasado como ladrona de guante blanco, ella cree tener la vida perfecta. Sin embargo, la llegada de unos extra帽os vecinos, entre los que se encuentra Alex, su ex compa帽ero de andanzas y antiguo novio, amenaza con sacar a la luz el secreto bien guardado de Mecha. Paralelamente, ese mismo d铆a su esposo fue despedido de su trabajo, situaci贸n que 鈥揳consejado por sus amigos鈥 decide ocultarle a ella. La nueva familia del barrio, que no son m谩s que actores contratados para un fin desconocido, no s贸lo le mueve los cimientos a la pareja formada entre Mecha y Rafa, sino tambi茅n al resto de sus vecinos-amigos. La vida 鈥渃ontrolada鈥 de las casas con verjas pintadas, jardines relucientes y chicos jugando en la calle bajo el sol pasa a 鈥渄escontrolarse鈥 con la llegada de los flamantes extra帽os.
Apuntando al humor familiar, pero sin limitarse a la 鈥渃omedia blanca鈥, Vecinos... cuenta con un elenco coral, propio de Underground. A los personajes protag贸nicos se les suman otros con mucho potencial, a cargo de Carlos Portaluppi, Jorgelina Aruzzi, Juan Pablo Geretto, Mirta Busnelli, Hugo Arana, M贸nica Anton贸pulos, Carola Reyna, Luis Ziembrowsky y Marcela Kloosterboer, actrices y actores que saben jugar el juego que propone una tira diaria en el horario central. En el primer cap铆tulo, Vecinos... cont贸 adem谩s con la participaci贸n especial de Antonio Gasalla, en la piel del jefe de Rafa, en una lograda escena a puro insulto en la que despide del trabajo al protagonista de la tira.
M谩s all谩 de la potencialidad de una historia en la que nadie es lo que parece y de personajes que ya dieron muestras de perfiles amplios para desarrollarse a lo largo de la trama, no es posible analizar Vecinos en guerra sin dedicarle un espacio importante a la forma en la que la telecomedia est谩 plasmada. Desde la puesta de la c谩mara en las escenas, hasta la est茅tica limpia de la imagen, pasando por el trabajo de posproducci贸n, cualquier televidente puede percibir f谩cilmente la permanente b煤squeda est茅tica que persigue 鈥搒e exige鈥 el producto. Ese m茅rito, el de 鈥渃ontar el cuento鈥 con planos no convencionales, alcanz贸 su punto m谩s alto en el primer episodio, en la escena ralentizada en la que el auto de Rafa, en pleno desahogo emocional y cantando a los gritos 鈥淭odo a pulm贸n鈥 de Alejandro Lerner, fue impactado por otro veh铆culo. Una escena que, en c谩mara lenta, fue tan efectiva (y efectista) como impecablemente realizada. Que el aspecto visual resulta tan importante como el contenido se vio reflejado, en los primeros cap铆tulos, en escenas como las que transcurri贸 sobre una monta帽a rusa o donde la c谩mara tom贸 el punto de vista de la boca abierta de un paciente mientras le arreglaban una caries. Gran trabajo de Miguel Colom en la direcci贸n.
El combo est茅tico de Vecinos... se completa con el genial trabajo de musicalizaci贸n, a cargo de Elvio G贸mez. Lejos de cumplir un papel meramente complementario, la m煤sica ocupa un rol protag贸nico en Vecinos..., reforzando cada situaci贸n y agilizando las transiciones entre escenas. Y lo hace poniendo al aire, adem谩s, canciones que no siguen el perfil musical que se supone tienen los televidentes de la tira central. As铆, entre las diversas situaciones disparatadas es posible escuchar un repertorio musical que va desde 鈥淣oche de paz鈥 de Sumo a 鈥淧inhead鈥 de los Ramones, pasando por 鈥淪ympathy for the Devil鈥 de los Rolling Stones o 鈥淧reso en mi ciudad鈥 de Los Redonditos de Ricota, entre otros.
La obsesi贸n por el paso del tiempo de las ficciones de Undeground se da, esta vez, en los 鈥90, d茅cada a la que seguramente la trama viajar谩 en el tiempo una y otra vez, explotando el modo vintage on que tan buenos resultados le dio en Graduados. M谩s all谩 de las bondades, hay aspectos en los primeros episodios que parecen estar corridos del eje de la ficci贸n, como el tono exagerado en algunas actuaciones (sobre todo en las composiciones de Amigorena y Anton贸pulos), y el contexto fr铆o y distante a los ojos de los televidentes del barrio privado en el que transcurre la trama.
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