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Martes, 21 de mayo de 2013
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La versi贸n 2013 de Caiga Quien Caiga apuesta al humor

El cambio como gran apuesta

El formato diario, la edici贸n menos trabajada, la vertiente humor铆stica, el tono elegido para los informes y el protagonismo de Roberto Pettinato hacen del nuevo CQC un programa con pocos puntos de contacto con sus versiones anteriores.

Por Emanuel Respighi
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Clemente Cancela, Pettinato y Diego Iglesias, tres caras diferentes para la mesa de conducci贸n.

Desde el estreno de su primera temporada, en 1995, Caiga quien caiga supo abrir un debate en el medio sobre si se trataba de un programa de humor o uno period铆stico. La cuesti贸n sobre el g茅nero en el que encajaba el ciclo producido por Cuatro Cabezas continu贸 durante todos estos a帽os, encontrando en el armado de ternas para premios de la pantalla chica distintas variantes. 鈥淧eriod铆stico-humor铆stico鈥 fue la s铆ntesis que se encontr贸 para dar cuenta del programa conducido por los hombres de negro. La discusi贸n, en esta temporada 2013, parece haberse zanjado: la flamante versi贸n de CQC en El Trece es casi definitivamente un programa de humor. Bajo la conducci贸n de Roberto Pettinato, acompa帽ado por Clemente Cancela y Diego Iglesias, el formato diario de CQC (lunes a jueves a las 23.45, viernes a las 22.30) lejos parece estar de aquella versi贸n original que irrumpi贸 en la pantalla chica a fuerza de transgresi贸n y acidez.

El regreso de CQC a la pantalla de El Trece despu茅s de ocho a帽os, tras sus pasos por Telefe y Am茅rica, hab铆a generado m煤ltiples expectativas. En primer lugar, porque por primera vez en su historia el ciclo period铆stico-humor铆stico dejaba de ser el 鈥渞esumen semanal de noticias鈥 para pasar a ser un 鈥渞esumen diario de noticias鈥. El otro aspecto que atra铆a la atenci贸n era que 鈥搕ambi茅n por primera vez鈥 CQC no iba a contar en pantalla con ninguno de los conductores originales, ya que Juan Di Natale 鈥揺l 煤ltimo mohicano del formato insignia de Eyeworks Cuatro Cabezas鈥 no iba a ser de la partida. La llegada de Pe-ttinato al centro del escritorio, con su particular estilo, era tambi茅n una novedad que generaba intriga. Si a todas estas modificaciones se les suma el posicionamiento pol铆tico que el ciclo iba a tomar en un a帽o electoral y en una pantalla que juega fuerte en la contienda, no eran, entonces, pocas cosas las que CQC pon铆a en juego para su temporada n煤mero 17.

Con una semana al aire, la sensaci贸n que queda en el televidente que supo disfrutar de todas las 茅pocas del programa es que CQC, como se dijo, es que es m谩s un programa humor铆stico que period铆stico. Si en otra 茅poca el ciclo tuvo como sello distintivo el cuestionamiento a las instancias de poder 鈥損ol铆ticas, econ贸micas y/o sociales鈥, la temporada 2013 es el 煤ltimo eslab贸n en el proceso evolutivo hacia el humor que paulatinamente fue encarando el programa, cuya tendencia light hab铆a endulzado paulatinamente sus contenidos. 鈥淓l programa que se r铆e de la gente que se r铆e de vos鈥, el slogan con el que Pettinato abre cada emisi贸n, parece tratarse de una mera declamaci贸n que no se condice con lo que el programa termina presentando.

Los ejemplos sobre la ausencia de cuestionamiento 鈥揳lma mater de CQC鈥 son muchos. En el primer programa, por caso, Gonzalito Rodr铆guez viaj贸 hasta el Vaticano y cuando estuvo frente al Papa lo 煤nico que le sac贸 fue un saludo para los hinchas de San Lorenzo, club del que Jorge Bergoglio es confeso hincha. Adem谩s de haberse tratado de un informe 鈥渧iejo鈥, por el momento de emisi贸n, sorprendi贸 que el tour del cronista por el Vaticano haya buscado m谩s el chiste 鈥搃ncluso idiom谩tico, algo que repiti贸 en informes posteriores鈥 que alg煤n tipo de cuestionamiento a la Iglesia Cat贸lica. Lo mismo sucedi贸, por ejemplo, con la nota que Iglesias le hizo a Joe Arpaio, el sheriff de Phoenix acusado de reiteradas violaciones a los derechos humanos 鈥損rincipalmente a inmigrantes presos por cruzar la frontera鈥, al que llamativamente el programa le dio una mirada 鈥渟imp谩tica鈥, haciendo foco en lo 鈥渆xc茅ntrico鈥, m谩s que condenatoria al accionar inhumano de su gesti贸n.

M谩s all谩 de la evidente decisi贸n de la producci贸n de volcarlo hacia el humor, lo cierto es que CQC parece haber perdido su esp铆ritu por otras razones complementarias. La irrupci贸n de Pettinato como conductor, proclive a volar por su propia cuenta, hace que el programa vea herido su principal protagonista: el formato. Si CQC logr贸 una vital trascendencia en el mundo gracias a la potencia de su formato (con versiones en distintos pa铆ses, desde Brasil y Chile hasta Italia y Portugal), Pettinato parece haber tomado demasiado protagonismo, corriendo el riesgo de hacerle perder ritmo al ciclo. La autorreferencialidad mostrada en los primeros cap铆tulos s贸lo alcanz贸 sentido en la divertida apertura, en la que el humorista se re铆a de s铆 mismo, a partir de la participaci贸n de distintos famosos que rechazaban la conducci贸n del programa. Con el correr de los d铆as, CQC parece enfrentar el riesgo de transformarse en el programa de Pettinato. En ese estilo de conducci贸n, tanto Cancela como Iglesias quedan deslucidos, limit谩ndose a un rol menor.

El hecho de que ahora se emita diariamente tambi茅n resulta perjudicial al ciclo. El impecable trabajo de edici贸n, montaje y posproducci贸n, sello indiscutido de CQC a lo largo de los a帽os, se vio notablemente afectado en el nuevo formato, disminuyendo su protagonismo. Hoy, los informes de CQC podr铆an ser 鈥揺n su mayor铆a鈥 los de cualquier period铆stico de la TV argentina. En esta nueva era, la cuota de cr铆tica y desparpajo hist贸rica se limita exclusivamente a lo que pueda hacer Martina Pose Soto, la rubia notera que sabe ser aguda cada vez que toma el micr贸fono. Manteniendo la siempre interesante 鈥淧roteste ya鈥 y sumando otras que poco aportan (鈥淭witter delivery鈥, prestada del late night de Jimmy Kimmel en EE.UU.), CQC encara una nueva temporada con el peso de toda su historia televisiva. El problema es que, por lo mostrado hasta ahora, al programa period铆stico-humor铆stico s贸lo le queda su nombre.

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