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Miércoles, 19 de marzo de 2014
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Víctor Hugo Morales y lo que dejaron las entrevistas de Idolos por el mundo

“Estos son muchachos agradecidos”

En el programa, que irá desde esta noche por DeporTV, el periodista uruguayo entrevista en las ciudades donde residen a veinte de los más destacados futbolistas y basquetbolistas argentinos, a meses de que enfrenten sus mundiales.

Por Emanuel Respighi
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“Uno puede ganar millones de dólares y salir en las tapas de los diarios, pero la soledad es la soledad.”

Los manuales periodísticos suelen señalar que para que una entrevista resulte atractiva depende de la manera en que se produzca el encuentro entre entrevistado y entrevistador, de la comodidad (o no) que ambas partes tengan en ese momento. La inteligencia y predisposición de quienes se sentarán a charlar es, también, un requisito necesario para alcanzar momentos de profundidad conceptual, de genuina emotividad o de desconocida intimidad. Todos esos requisitos parecen estar cubiertos en el ciclo Idolos por el mundo, el programa en el que Víctor Hugo Morales viaja por distintos países para entrevistar en las ciudades en las que residen a veinte de los más destacados futbolistas y basquetbolistas argentinos, a meses de que enfrenten sus mundiales. El ciclo irá desde esta noche, todos los miércoles, a las 23, por DeporTV (canal 2401 de la TDA). El programa comienza hoy con una entrevista al ex jugador y actual técnico Diego “Cholo” Simeone.

Si poder escuchar hablar a deportistas de elite de la categoría de Lionel Messi, Manu Ginóbili, Javier Mascherano, Sergio “Maravilla” Martínez, Angel Di María, Luis Scola, Sergio Agüero o Andrés Nocioni, ya es de por sí una experiencia interesante para cualquier televidente, mucho más enriquecedor resulta ser si el encargado de animar el diálogo es alguien de la trayectoria y calidez del periodista y relator uruguayo. Desde una posición que por diferencia etaria se torna más paternal que periodística, descubriendo sus historias a medida que los deportistas argentinos por el mundo se van soltando, Morales consigue mostrar una faceta desconocida de quienes con sus goles o dobles conmueven a todo el país. Así, por ejemplo, se lo podrá escuchar a Messi confesando que a la hora de saludar aprieta fuerte la mano porque alguna vez se lo dijo su abuelo, hasta Di María contando que su mamá lo llevó diariamente en el “canastito” de la bicicleta durante años a entrenarse, pasando por Scola admitiendo los problemas que le ocasionó la dimensión de su cuerpo durante buena parte de su infancia y adolescencia. Entre los veinte entrevistados, hay tres deportistas “intrusos”: el uruguayo Edinson Cavani, el colombiano Radamel Falcao y el brasileño Dani Alves.

“Las motivaciones para hacer este programa fueron varias”, confiesa Morales en la entrevista con Página/12, en un hueco de la presentación. “La primera –enumera– es que fuera DeporTV, lo que me garantizaba una manera, una búsqueda periodística que se condice con mi propio estilo. La segunda es que pudiera viajar, con todo lo que eso significa para mí. Para mí, viajar es crecer, y yo siempre tengo las valijas preparadas para subirme a cualquier aventura. Y la tercera es que me di permiso para algo que no es habitual en mí, que es intimar con el protagonista. Idolos... es una nueva experiencia en mi vida profesional. No es fácil descubrir nuevos senderos en un ámbito en que uno tiene tantos años de trayectoria. Por suerte la vida y la profesión siempre te dan sorpresas.”

Producido por la casa productora Inquieto, a partir de una licitación pública de proyectos para DeporTV, Idolos... no es simplemente un ciclo de entrevistas. En cierta manera, el programa filmado íntegramente en HD no resigna la búsqueda artística, en una realización en la que la ética periodística se funde en armonía con una estética propia de las mejores transmisiones deportivas. La cámara de Gabriel Villazón redescubre cada una de las ciudades a las que Morales viajó para conocer la vida, las anécdotas y las ideas de los principales jugadores latinoamericanos. De Barcelona a Indianápolis, de Manchester a París, de Madrid a Nueva York, de Newcastle a Mónaco, la cámara muestra la manera en que cada deportista vive, en su casa o viajando en auto del club de entrenamiento a sus hogares, mostrando sus hogares y sus costumbres. Incluso, dada la calidad de las imágenes, por momentos hay quienes pueden confundir a Idolos... con un programa turístico.

“Es un programa que me hizo comprender la importancia de lo artístico aplicado al deporte, incluso a un ciclo de entrevistas”, reconoce el relator uruguayo. “Cuando grabábamos el programa, no entendía por qué grabábamos casi más tiempo fuera de las entrevistas, caminando por las ciudades que lo que duraba la charla en sí con cada deportista. Me interrogaba en silencio, debo admitirlo, qué era lo que Gabriel (Villazón) buscaba cuando me hacía pasar treinta veces caminando frente a una Iglesia. Ahora que pude ver algo del material me felicito por haber sido obediente y paciente”, reconoce Morales, que estará presente en el Mundial de Brasil 2014 junto a Diego Maradona (ver aparte).

–Idolos... es un programa tan disfrutable desde lo deportivo, como también desde lo humano, dadas las historias humanas que cada deportista tiene detrás. ¿Qué fue a buscar en cada una de las entrevistas que realizó?

–El propósito era simplemente charlar, sobre su vida cotidiana y sus historias. Lo que suele no conocerse de los personajes tan públicos, tan expuestos mediáticamente, es cómo son cuando las cámaras donde se destacan se apagan. Aunque obviamente estudié sus historias, porque no voy a ninguna nota desinformado, trataba de comenzar cada entrevista sin ninguna guía específica. Ese dejarme llevar por los antojadizos pasadizos de las charlas me permitieron a mí, y calculo que a quienes verán el programa, ir descubriendo a cada protagonista a medida que el diálogo fluía. En todo caso, mi intención fue desde el respeto, ir a sacar lo mejor de los muchachos. Me sorprendió la distancia que hay entre el origen de muchos con la realidad actual en la que viven.

–El ciclo se compone de la charla en los lugares que habitan actualmente, a la vez que las ciudades en las que viven también tienen un fuerte protagonismo. ¿Se trató de una decisión meramente artística?

–Ahora tiendo a asociar a los deportistas con las ciudades en las que viven. A Pablo Zabaleta lo relaciono con la ciudad de Manchester, tan trabajadora por la Revolución Industrial como lo es él en la cancha. A (Javier) Mascherano con la sobriedad y ubicación de Barcelona, desde la responsabilidad que tiene como capitán. A (Fabricio) Coloccini, desde su humildad y colocación, tanto fuera como dentro de la cancha, con los ríos de Newcastle... Uno puede ganar millones de dólares y salir en las tapas de los principales diarios del mundo, pero la soledad es la soledad. Uno cree que estos muchachos tienen una vida fácil, sencilla. Pero no lo es. El gris perpetuo de algunas ciudades europeas es inmenso y pesado. Las siete de la tarde son las siete de la tarde en cualquier lugar del mundo. Hay un sacrificio que las luces del estrellato muchas veces no nos permiten ver. Por eso, el rol de las mujeres de los muchachos y/o de sus madres, es fundamental para su desa-rrollo profesional.

–Entrevistó a buena parte de los jugadores de los seleccionados de fútbol y a los de básquet. ¿Hay diferencias entre ellos?

–La Selección Argentina de fútbol es una metáfora de lo mejor que somos como sociedad. La concepción humana que tienen y el sentido de grupo con el que cuentan me hacen sentir muy creyente en relación con sus posibilidades en el Mundial de Fútbol de Brasil. Los chicos del básquet, además de todo eso, me resultaron muy sabios, con las ideas muy claras sobre el deporte y la vida.

–Por el lugar que la sociedad les otorga a los ídolos deportivos, se tiende a creer que se trata de “superestrellas” cegadas por el ego y la soberbia. Sin embargo, en las entrevistas queda la sensación de que son mucho más simples de lo que se cree.

–Los deportistas argentinos de fuste tienen un blindaje lógico, porque si no, no pueden vivir. Ser un deportista consagrado te lleva a que tengas una aureola de protección. A veces los entornos son un poco duros, para permitir –justamente– que ellos puedan desarrollar su vida. Es verdad que no son personalidades accesibles, pero cuando uno logra llegar a ellos –como yo tuve la oportunidad– la apertura es total. En el fondo toda estrella deportiva no deja de ser un muchacho. Y estos son muchachos agradecidos a la vida, a los que les va bien. Debo decir que no encontré en ninguno de los que pude entrevistar ningún rasgo de soberbia. Encontré rasgos de generosidad, de compañerismo entre ellos, de respeto y de cariño que no pensaba que llegaban a ese nivel. Y no lo digo por sus declaraciones públicas, sino que lo pude constatar en las charlas posteriores que tuve con cada uno, en las que me comentaban lo conectado que están unos con otros, tanto entre los jugadores del seleccionado de fútbol como los del básquet. Esa fortaleza grupal me entusiasmó muchísimo de cara a los mundiales que se vienen.

–En cierta manera, el hecho de que el ciclo transite por fuera de la coyuntura deportiva, ¿le hizo volver a encender el interés periodístico a la hora de entrevistar a deportistas?

–Yo me “redondeé” en alguna manera. Siempre estoy en eso. El bicho del periodista deportivo no se termina nunca en uno. Creo que lo interesante de Idolos..., a diferencia de lo que en los últimos años sucedió con cierta manera de ejercer el periodismo deportivo, es que fue una formidable oportunidad de crecimiento personal, de poder comprender lo que sienten aquellos jóvenes que hoy son deportistas de elite.

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