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Miércoles, 17 de diciembre de 2014
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Las ficciones encuentran oxígeno en apariciones especiales

El truco de la figura invitada

Aun en productos que se sostienen bien en el guión, la presencia de personajes eventuales es una tentación muy grande, que refresca el rating y abre nuevas historias. Los autores de Guapas y Viudas e hijos del rock and roll analizan un fenómeno en alza.

Por Emanuel Respighi
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Cecilia Roth, una de las incorporaciones flamantes de la tira diaria que se ve por Telefe.

Entran y salen. Todo el tiempo. De repente, casi sin que previamente se haya hablado de ellos en la trama, nuevos personajes irrumpen en las ficciones (casi) de la nada. Un pariente lejano, un amor de otro tiempo o apenas un desconocido que abre una puerta que parecía clausurada: cualquier vínculo –más o menos forzado– con alguno de los protagonistas sirve para justificar la presencia de personajes que ingresan a las tramas por un rato. Suerte de “refuerzos” a los cuales los productores echan mano para atraer audiencia, ya sea desde el prestigio de quienes los interpretan o desde la creatividad compositiva de los personajes, las tiras diarias recurren a las participaciones especiales cada vez con mayor asiduidad. ¿Falta de creatividad? ¿Necesidad para refrescar historias diarias que llegan a tener más de 140 capítulos? ¿Cuál es el aporte de este recurso al género?

Las dos ficciones del prime time de la TV argentina más vistas de este año recurren constantemente a las participaciones especiales. Lalo Mir, Andy Kusnetzoff, Elizabeth Vernaci y Matías Martin fueron algunos comunicadores que, jugando a su relación en la radio, casi que hicieron de sí mismos en Viudas e hijos del rock and roll, la ficción de Underground que Telefe emite de lunes a viernes a las 22. Músicos de la talla de Charly García, Fito Páez y Juanse también hicieron sus “cameos” en la ficción que se valió de personalidades ligadas a la cultura rock, a partir de que buena parte de la trama gira en torno de la ZRock. Incluso, recientemente se sumó a la ficción la actriz Cecilia Roth. En la vereda de enfrente, Guapas lo hace del modo más tradicional, en donde personajes se suman con un desarrollo dramático más extenso, como es el caso de Inés Estévez y Alfredo Casero. Casi como pastillitas, la ficción de Pol-ka también tuvo a Adrián Suar y Nicolás Repetto en participaciones menores.

“Viudas... tiene una estructura especialmente abierta, la radio facilita la entrada de temas y personajes”, explica a Página/12 Ernesto Korovsky, guionista de la ficción. “Las participaciones aportan desde la sorpresa y conspiran un poco, porque generan dispersión. Tenemos muchos personajes, muchas situaciones, y no todos los invitados suman”, reconoce el autor. Algo similar ocurre en Guapas, cuya trama posee una estructura multilineal que permite las participaciones. “No sé si en la ficción hay más participaciones que en otras tiras. Quizás al ser una historia coral necesitamos más personajes, pero no estoy segura. Es verdad que Guapas tiene cinco líneas independientes, cinco ámbitos de trabajo, cinco historias de amor principales, más todo el mundo de personajes secundarios, lo que hace que circulen más”, detalla Carolina Aguirre, la guionista de la tira junto a Leo Calderone.

Más allá de la repercusión mediática que este tipo de cameos y/o participaciones especiales de actrices o actores consagrados generan al momento de irrumpir sorpresivamente en las historias, lo cierto es que la introducción de personajes no planificados originariamente pueden traer sus consecuencias. Mucho más si la decisión de incorporar a nuevas figuras a mitad de la trama no satisface un deseo autoral, sino más bien a una necesidad de la producción. El alejamiento de un protagonista principal por razones contractuales (Dady Brieva y Florencia Bertotti en Guapas, por ejemplo) puede alterar la trama y forzar la llegada de nuevos personajes. En el caso de Guapas, las ausencias forzadas de personajes centrales fueron bien resueltas por la incorporación de Silvita (Estévez) y Falcón (Casero), que refrescaron con acierto la ficción.

“Creo que nunca inventamos un personaje por compromiso o necesidad de producción. Diría que es al revés, porque sumar personajes encarece la tira”, cuenta Aguirre. “En general, nosotros necesitamos un personaje y lo escribimos. A veces para un actor que nos gusta, a veces sin saber para quién. Es difícil decir cómo sucede, porque en una tira nos reunimos mucho a pensar y a tirar ideas con Adrián Suar y Diego Andrasnik, que es el productor”, explica. “Es un proceso divertido, necesario, estimulante y no funciona siempre igual. A veces se nos ocurre algo ahí que nos gusta o nos causa gracia, a veces Leo y yo tenemos un personaje en la cabeza, a veces es una mezcla de ambas cosas.”

A diferencia de lo que señala la autora de Guapas, en Viudas... tanto Sebastián Ortega como Pablo Culell (productores de Underground) tienen una injerencia fuerte en la tira. Al menos Korovsky reconoce su influencia a la hora de sumar invitados. “Generalmente, la producción propone los invitados, a veces vienen desde los libros, a veces las entradas resultan muy felices, otras veces las cosas no funcionan tan bien. Siempre se escribe a partir de lo que el personaje que va a entrar sugiere, a partir de su historia, de lo que puede aportar. La idea es generar el efecto zapping dentro del programa. Pero repito: no siempre suma, el efecto zapping también genera dispersión”, puntualiza su autor.

El hecho de que por cuestiones de producción y mercado las ficciones diarias en Argentina se prolonguen por más de 120 capítulos parece volver imprescindible la entrada y salida de personajes para “sostener” con cierta tensión tramas diarias más longevas de lo esperable. La tensión entre los autores y la producción parece encontrar un punto de acercamiento en la participación especial de actores y actrices a los que hay que escribirle personajes ad hoc que permitan abandonar del hastío a los espectadores. Y, por qué no, también a los autores. “Es una necesidad o un lujo que surge en la escritura. Se nos ocurren cosas a todos y nos gusta escribirlas. Es un proceso mucho más lúdico del que se ve de afuera”, subraya Aguirre.

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