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Domingo, 7 de junio de 2015
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ENTREVISTA A HARRY BRADBEER, DIRECTOR DE LA ATIPICA GRANTCHESTER

“A veces el policial olvida al personaje”

Aunque la temática de un religioso volcado a la investigación de casos policiales remite al Padre Brown de G. K. Chesterton, el realizador de esta serie británica, ambientada en el escenario inmediatamente posterior a la Segunda Guerra, marca algunas diferencias.

Por Javier Aguirre
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La primera temporada de Grantchester presentó seis episodios; ya está en marcha una segunda tanda.

Un buen detective no necesita estar en planta permanente de la Scotland Yard ni hacer free lances para una rubia fatal: hay detectives que investigan de onda, de corazón, porque resolver un asesinato tiene mucho de pasión y muchísimo de fe. Es el caso del vicario Sidney Chambers, tímido sacerdote de un antiguo poblado de la campiña inglesa, detective amateur y protagonista de una dulce y bien construida miniserie policial británica. Grantchester (sin pantalla local aún, pero reluciente en las góndolas virtuales) está basada en las novelas de la saga The Grantchester Mysteries, de James Runcie; se compone de seis episodios, más una inminente segunda temporada.

A la manera de Endeavour (otra bonita miniserie policial inglesa del último bienio, que transcurre en los ’60), Grantchester también aprovecha la estética sepia y el contexto vintage: se desarrolla en los ’50 y con la Segunda Guerra Mundial todavía tibia. Todos los hombres han combatido, todas las mujeres han perdido a alguien en combate. En ese entorno de paz costosa, construcciones antiguas y largas extensiones de pasto es donde el Padre Sidney tensa su cuerda interior entre púlpitos y comisarías, y se descubre más incómodo al dar misa ante los fieles que al colaborar con el oscuro y veterano inspector policial Geordie en sus investigaciones. La figura del cura-detective remite inevitablemente a G. K. Chesterton y su Padre Brown, una estrella del cuento policial. Consultado por Página/12, el director de Grantchester, Harry Bradbeer, apela a las divisiones eclesiásticas para eludir la comparación y tirar la pelota afuera: “Son personajes distintos... además el Padre Brown era un sacerdote católico y Sidney es un vicario anglicano”.

–¿Cómo maneja el vicario Chambers la tensión entre las investigaciones policiales y sus responsabilidades clericales?

–¡Es una oportunidad para la comedia! Siempre disfrutamos los momentos en los que él desatiende sus tareas en la iglesia, a menudo por pedido del inspector Geordie. Sin embargo, es un dilema serio. Sidney quiere ser un buen sacerdote, es un conflicto que lo moviliza de verdad. En las novelas de Runcie, este problema es presentado como una pelea interna sutil y creíble. Y tratamos de llevarlo a la serie. Una de las cosas que me preocupaba del formato policial es que se trata de un género que descansa demasiado en el misterio, y no siempre se preocupa por los personajes. Este proyecto para mí tenía el atractivo principal en el personaje de Sidney, un hombre con una verdadera conciencia y una compleja posición moral. El lucha con su fe y con sus emociones. Y se siente genuinamente impulsado a hacer algo cuando se topa con un crimen.

–La relación entre Sidney y Geordie incluye muchas relaciones: hijo-padre, aprendiz-maestro, vicario-policía... ¿Cómo la construyó?

–El guión es muy cuidadoso con ese vínculo. Y era imprescindible tener el casting correcto. Pasamos mucho tiempo eligiendo al actor que haría de Geordie y recién lo resolvimos cuando faltaba sólo un mes para empezar a grabar. La diferencia de edad entre los actores (James Norton/Sidney y Robson Green/ Geordie) y la química entre ambos permitieron que la serie se basara en una amistad inusual.

–¿Cómo recreó la atmósfera de la posguerra, cómo impacta ese clima en los crímenes de Grantchester?

–Las novelas de The Grantchester Mysteries están inspiradas en el padre de Runcie, que piloteó un tanque durante la Segunda Guerra Mundial y que después no sólo se unió a la Iglesia, sino que se convirtió en Arzobispo de Canterbury. En la preproducción hubo mucha investigación en fotos y películas, para diseñar el aspecto visual de la serie. Además, en las cámaras usamos lentes viejos, para ayudar a conseguir un efecto suave, nostálgico. El eco de la guerra se escucha todo el tiempo en Grantchester. Y en Sidney su estrés postraumático juega un papel importante en la historia, ya que vuelve más compasivo... y lo empuja más a la bebida.

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