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Martes, 6 de octubre de 2015
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Ayer comenzó una nueva edición del Mipcom, el mayor festival audiovisual

Se viene la revolución vertical

El tema este año ya no es sólo el creciente consumo de contenidos en pantallas portátiles, sino también la irrupción de los “prosumidores”, consumidores que también producen en sus teléfonos inteligentes, pero privilegiando el formato vertical.

Por Emanuel Respighi
Desde Cannes
Por primera vez, la clásica proporción horizontal es desafiada por su formato antagónico.

La catastrófica tormenta que azotó el fin de semana a la Costa Azul francesa, que dejó un saldo de 17 muertos y varios de-saparecidos como consecuencia de las inundaciones, numerosas calles anegadas y a las localidades de Cannes y Antibes con problemas en sus telecomunicaciones, no impidió, sin embargo, que el Mipcom inaugurara ayer su edición 2015. Más allá de algunas suspensiones de rigor (como la tradicional alfombra roja con las celebridades), lo cierto es que el frenético panal audiovisual en el que se convierte anualmente el Palais des Festivals volvió a mostrar en toda su dimensión esa perversa máxima, tan propia del mundo del espectáculo, de que el show siempre debe continuar. Mucho más si hay grandes negocios para hacer. Los más de trece mil participantes de todos los continentes de la feria audiovisual más importante de Europa se reunieron una vez más para seguir pensando lo que desde hace varios años es una preocupación que persigue sus sueños y millones: el presente y el futuro del entretenimiento.

Que la era digital está modificando los contenidos audiovisuales, tanto en la manera en que se produce como en sus historias, pero fundamentalmente en la forma en que el público los consume, ya nadie lo discute por estos pasillos repletos de productores y programadores de todo el mundo. Resignados, los viejos barones de la TV tradicional han cedido ante la realidad y ya no luchan contra el consumo multiplataforma actual como lo hacía Don Quijote sobre su Rocinante ante los molinos de viento. Hay batallas que dejaron de dar. La novedad en este primer día de negocios, pero también de debate, es que la era de los “prosumidores” (consumidores que también producen) también está provocando el comienzo de lo que puede ser una auténtica revolución audiovisual: ¿hasta qué punto el masivo contenido grabado en celular por las nuevas generaciones, en general tomado en forma “vertical”, puede modificar el tradicional formato audiovisual, históricamente proclive a la imagen “apaisada”?

Mientras algunos productores mainstream consideran que nunca la imagen más alta que ancha va a quitarle el monopolio a la imagen más ancha que alta que desde siempre el cine y la TV impusieron con naturalidad, lo cierto es que la preocupación va en aumento entre quienes piensan los contenidos. La inquietud no es descabellada teniendo en cuenta que la prepotencia de los usuarios en su libertad de elegir qué ver, cuándo, dónde y cómo quieran, está condicionando –sino digitando, ya– la manera en que la industria está pensando los contenidos. En efecto, son los mismos “prosumidores” los que están creando sus propios contenidos en la web. Basta detenerse a repasar los videos subidos de los más exitosos youtubers para darse cuenta de que hay toda una nueva generación (¿dos, quizás?) que no sólo producen en formato vertical desde su smartphones, sino que además están siendo educados audiovisualmente bajo la forma de la pantalla “estirada hacia arriba”.

Cada una de las posiciones en pugna tiene sus razones para justificar su postura. De un lado, el mainstream audiovisual señala que el formato vertical resulta “anti cultural” y “antinatural”. Lo consideran “anticultural” porque el cine y la TV desarrollan imágenes apaisadas desde sus comienzos, además de que todos los aparatos tecnológicos que nos rodean (el televisor, la pantalla de cine, la misma computadora) tiene formato más ancho que alto (4:3, 16:9, IMax). Tampoco cree que funcionará porque naturalmente los ojos construyen las imágenes de manera horizontal. Por su parte, quienes ven con temor la posibilidad de la transformación (que podría tomar status de “revolución”), creen que el cada vez mayor consumo audiovisual a través de la pantalla de los smartphones puede ser definitorio. De hecho, ¿quién hubiera afirmado dos décadas atrás que la gente iba a ver series o películas en pantallas de no más de 10 cm por 5 cm?

Más allá de las razones de peso de cada posición, lo que resulta interesante del debate es pensar la manera en que los usuarios están imponiendo nuevos lenguajes y formatos. Lo que para varias generaciones puede ser antinatural, para la “generación i” puede resultar totalmente natural. ¿Hasta qué punto el uso vertical del celular podrá transformar la posición de las cámaras, las tomas y el ángulo de visión de una historia audiovisual? La forma y el contenido entran en discusión en plena transición de la era analógica a la digital hiper conectada. Nadie tiene respuestas absolutas. No es casualidad que en cada edición de Mipcom son más los productores web o ejecutivos de redes sociales los que exponen en las conferencias. Ya los broadscasters (los canales de TV tradicional) de todo el mundo dejaron de pensar los contenidos sólo para los límites del aparato televisivo: en la actualidad, todos los proyectos deben tener una planificación transmedia, que contemple contenido específico para cada pantalla. Horizontal o vertical, esa es la cuestión.

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