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Miércoles, 13 de septiembre de 2006
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EL COMITE PREFIERE APOSTAR A LA AUTORREGULACION

Por ahora, sólo un chas chas

El Comfer había anunciado sanciones para terminar con los cambios arbitrarios en los horarios de los programas pero, tras una reunión con los canales, Julio Bárbaro dio marcha atrás.

Por Emanuel Respighi
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“Cuando uno logra un acuerdo no tiene que ir a los abogados”, justificó Bárbaro, interventor.

Volátil y efímera como la misma TV. Así puede definirse la idea de penalizar a los canales que no cumplan con los horarios previstos para sus programas. El Comité Federal de Radiodifusión (Comfer) lo había anunciado la semana pasada como herramienta para acabar con el mal endémico del corrimiento de horarios que se consolidó últimamente en la TV argentina. Es que la medida, que estaba redactada y aprobada por el departamento jurídico del organismo y sólo esperaba la firma de Julio Bárbaro, el interventor del Comfer, para su aprobación definitiva, finalmente no saldrá a la luz. Tras una reunión que Bárbaro mantuvo el lunes con representantes de los cuatro canales privados, el Comfer decidió dar marcha atrás a la idea de regular los horarios en que se emiten los programas, debido a que los canales se comprometieron a “autorregularse” por sí solos. Una promesa que, extrañamente –en vista de las prácticas televisivas en tiempos de competencia feroz–, al Comfer le bastó para dejar sin efecto las multas.

“En la reunión, los canales privados acordaron ajustar rápidamente los horarios para que en sesenta días ya no haya quejas de los televidentes, porque no tendrán de qué quejarse. Incluso en algunos canales los primeros ajustes se verán dentro de tres o cuatro días”, explicó Bárbaro. Y justificó la no penalización de las impuntualidades diciendo que “cuando uno logra un acuerdo, no tiene que ir a los abogados”. “Me parece –comentó con ánimo conciliador– que ésta es la forma de respetarnos mutuamente. Decir: ‘Si hemos acordado y vamos a firmar, olvidemos la sanción’. Pero si es necesario, la aplicaremos.”

Imprevisto, como el comienzo de los ciclos televisivos de unos años a esta parte, el nuevo capítulo sobre la impuntualidad televisiva y los cambios de día de emisión de algunos programas sin previo aviso sorprende a propios y extraños. Es que no se comprende del todo cómo puede ser que los canales que diaria y sistemáticamente infringen el pacto tácito que tienen con los televidentes de empezar los programas según lo anuncian las promociones de sus pantallas, ahora den muestra de madurez y se comprometan a terminar definitivamente con la impuntualidad televisiva. ¿Qué garantías hay de que los canales se autorregulen, si ellos mismos fueron los que empezaron a hacer y deshacer a su antojo las grillas televisivas con total impunidad en función del dios rating?

Lo más llamativo de la medida es que, además, se logre ahora un acuerdo cuando, antes de redactar el proyecto que iba a ser aprobado, el Comfer había intentado regularizar la situación de los abruptos cambios mediante el diálogo y, sin embargo, no había podido encontrar eco en los programadores, quienes siguieron haciendo lo que quisieron con la programación. ¿Qué fue lo que cambió ahora? ¿Por qué confiar en el compromiso de palabra de los canales cuando la exhortación pacífica del Comfer no había dado resultados anteriormente?

El proyecto, ahora trunco, preveía la aplicación de sanciones monetarias para aquellos canales de TV que no respetaran los horarios de programación. En carácter de resolución modificatoria del artículo 9, el mismo determinaba que las emisoras deben comunicarle al Comfer los horarios de programación mensual hasta diez días antes de su entrada en vigencia. A su vez, toda modificación de horarios o de programación debe ser informada al organismo y a los usuarios del servicio público con 72 horas de anticipación. La resolución estipula multas que van desde los 3 mil hasta los 50 mil pesos a las emisoras que no presenten en tiempo y forma la programación o que incumplan con los horarios y programas anunciados. Además, el escrito aclaraba expresamente que ninguna de estas multas podrá ser canjeada por los canales a través de espacio publicitario cedido al Estado nacional.

Por el momento, la promesa duró poco: horas después de haberse comprometido a regularizar la situación de los horarios, los canales siguieron haciendo de las suyas. Por ejemplo, en el 13, Argentinos por su nombre, pautado para las 23.30, arrancó pasando la medianoche; mientras que, en Telefé, E-24 lo hizo con un retraso de 15 minutos de lo previsto. Señales que corroboran el dicho popular que dice “que a las palabras se las lleva el viento”. O, en este caso, la histérica lucha por el rating.

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