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Sábado, 1 de octubre de 2005
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SUSU PECORARO Y CARLOS BELLOSO, aL FRENTE DEL UNITARIO “AMBICIONES”

“Para un actor la tele es aventura”

Por Emanuel Respighi
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Pecoraro y Belloso se hicieron amigos viajando en remís.
Son las cuatro de la tarde. El bar está ubicado en plena calle Corrientes, pero a ellos pareciera no importarles demasiado. Menos aún que los ocasionales clientes del lugar hayan mirado cómo hacían mohínes para las fotos, entre carcajadas. Es que Susú Pecoraro y Carlos Belloso tienen ganas de divertirse. De eso no hay duda. Y a pedido del fotógrafo, aunque sin insistir demasiado, se animaron sin vergüenza a realizar toda clase de morisquetas. Así, las caras de “tortuga”, “delfín”, “pescado”, “Popeye y Olivia”, “actores fashion” se suceden con naturalidad. “¿Y ahora qué cara ponemos? Si no me decís cuál, no sé qué hacer”, le pregunta la actriz a su partenaire, antes de que dejen de teatralizar las fotos y se embarquen de lleno a contar la trama de Ambiciones, el unitario que ambos protagonizarán desde el próximo miércoles 5 de octubre, a las 23, y por Telefé.
Traiciones cruzadas, miserias que salen a la luz, ambiciones desmedidas, misterios encubiertos, venganzas sangrientas, rencores salvajes y conflictos familiares son algunas de las disputas que conforman la trama de Ambiciones, a la que no le faltará una buena dosis de amor, matizada en el marco de un contexto policial.
Producido por Telefé Contenidos, el ciclo abordará la historia de una familia de la alta sociedad que, ante la muerte de la única persona que mantenía unidos los lazos afectivos, ve cómo cada uno de sus miembros saca a relucir todo tipo de artimañas para quedarse con un importante botín: la fortuna que se mueve alrededor de una fábrica textil.
Así, el poder, la riqueza y las apariencias que se esconden detrás de cierto glamour serán los nudos dramáticos para indagar acerca del amor, la moral y la confianza. Escrita por Mario Segade y Gustavo Bellati (Resistiré, El Deseo), Ambiciones contará con un elenco formado por Susú Pecoraro, Celeste Cid, Carlos Belloso, Fernán Mirás, Roberto Carnaghi, Gloria Carrá, Antonio Birabent, Joaquín Furriel y Thelma Biral, entre otros actores.
Durante la entrevista con Página/12, Belloso y Pecoraro parecerían ser amigos de toda la vida, ya que pasan de confesiones íntimas hasta los chistes más escatológicos. Sin embargo, no hace mucho que se conocen: antes de Ambiciones sólo se habían cruzado en alguna que otra grabación de Culpables. ¿Cómo nació, entonces, está relación “alocada”? “Muy sencillo: como no nos gusta ni sabemos manejar, tampoco viajar, todas las mañanas vamos juntos a grabar hasta Martínez en remís”, dispara la protagonista de Camila, el film que marcó una época en el cine nacional.
Pero, además de compañeros de ruta, los actores siempre tuvieron una admiración mutua. De hecho, cuando la actriz se enteró de que en Ambiciones iba a interpretar junto a Belloso a un matrimonio del clan, llamó inmediatamente al actor para juntarse a charlar sobre la propuesta. “Nos juntamos en casa para charlar sobre el proyecto y nuestros personajes. Saber que vas a estar con alguien que va a entender el laburo, que va a tirar del carro y con quién podes crear algo juntos es un regalo inhabitual en la TV”, dice la actriz.
–¿Este tipo de relaciones suelen ser habituales entre los actores que comparten un programa de TV?
Carlos Belloso: –Los actores de TV son distintos, tienen relaciones más profesionales que los de otros ámbitos. Los de teatro somos más bohemios, más de compartir momentos. Nuestros lazos no se limitan al set de TV.
Susú Pecoraro: –Tiene que ver con lo creativo. Nosotros siempre estamos jugando, buscando. Si no nos divertimos, la creación se apaga. Nosotros no vamos a entrar en la dinámica de ir al set, decir la letra e irnos. Estamos siempre a la pesca de que suceda algo vivo, algo creativo. Buscamos que se genere algo más que una simple escena “hecha”.
–Esta necesidad de proponer siempre algo nuevo, ¿es parte de la esencia del actor o de la personalidad de cada uno?
S.P.: –En la vida, nada es una cosa más. Para mí, todo presente es el momento más importante de mi vida. Cada cosa que hago, desde un papel en una obra hasta una entrevista, trato de estar presente: no me gusta perderme el momento. Por eso, no me interesa tanto el resultado final como atravesar el proceso de creación. Esta manera de encarar la vida hace que lo creativo se potencie.
C.B.: –Los actores constantemente están embarcados casi autónomamente en un proceso de búsqueda, existencial y artística. No sólo para componer un personaje para un unitario: por su propia esencia, el actor busca siempre lo que no tiene. El oficio actoral no es otra cosa que un largo ensayo.
S.P.: –Así como un fotógrafo decodifica todo a través de imágenes y ángulos, los actores investigamos cada cosa que se nos presenta, porque ésa es nuestra fuente creativa. Además, contamos con una ventaja: tenemos que hacer viva esa investigación a través de los papeles. En el desarrollo de cada personaje el actor aprende sobre el ser humano.
C.B.: –Creo que actuar significa introducirme e indagar en algunos mundos que por otros medios nunca lo hubiera hecho. Actuar es una excusa para conocer la convivencia social e individual de la especie humana.
–Ustedes son de comprometerse con cada proyecto que encaran.
C.B.: –Somos del tipo de actor que nos entregamos al acto creativo. Soy de los que piensan que un buen actor es el que menos inhibido está. A mí no me avergüenza hacer cosas que para otros pueden parecer ridículas o fuera de “lo normal”. El actor pertenece a una raza indomable.
–Ahora, en TV, esa usina creativa actoral depende de factores técnicos y humanos...
S.P.: –El resultado final en TV no depende sólo del actor, sino del libro, la edición, la dirección, la producción, la venta... La televisión es muy rara. En el cine, uno a través de la lectura del guión completa puede medir lo que le pasa al personaje y su desarrollo a lo largo de la trama. Con el teatro pasa lo mismo. En cambio, en la TV, el proyecto llega cercenado: a uno le ofrecen trabajar con dos libros escritos, sobre un total de 13 o más. Estás al borde del abismo. Uno no sabe lo que va a ocurrir ni con su personaje ni con la trama, y mucho menos con el programa, porque lo pueden sacar del aire a los tres episodios. Y, como se graban escenas desglosadas, por lo que no entendés absolutamente nada de la trama, si no tenés adentro algo vivo, que te permita intuir hacia dónde irá la historia, corrés el riesgo de que el trabajo no salga del todo bien.
–Desde ese punto de vista, trabajar en la TV pareciera ser casi una aventura...
S.P.: –El peligro de la TV no es el actor: el actor es lo mejor que tiene el medio. El actor, en la TV, es un mago. Es muy difícil, en este contexto, estar creativo. No es sólo ir al set, saberte la letra y actuar. Hay que pasar por maquillaje y vestuario, sobre la marcha se modifican las escenas que figuran en el guión... Todo eso atenta contra lo creativo. Si uno no está previamente abierto y con buena predisposición a ese vértigo, la calidad televisiva se cae a pedazos. En la TV hay grandes divorcios: los guionistas escriben historias encerrados en su propio mundo. El actor quedó aislado de cierta creación: formamos parte de un mundo en el que somos piedra importante, pero que no manejamos.
C.B.: –Hay muchos actores que no quieren tener contacto con nadie: hacen su trabajo y listo. A mí me gusta hablar con los técnicos, camarógrafos, productores, porque lo que rodea a la actuación sirve como motivación. El clima detrás de cámara trasciende a lo que ve el televidente. Por ejemplo, el otro día teníamos que grabar una escena en la que yo tenía que ir en una camilla a cierta velocidad y el camarógrafo no sabía adónde ubicarse. Y yo le dije que se subiera a mis rodillas. Y si no tenés onda, eso no pasa y la escena no sale bien.
S.P.: –La tele es marciana: después de haber grabado hasta las 2 de la madrugada, te tenés que levantar a las 6 para que a las 7 te estén maquillando y a las 8 interpretar a un personaje cuyo tiempo ficcional transcurre a las 10 de la noche... Si te resentís a eso, trabajar en la TV se convierte en una tortura. Te tenés que entregar. La TV es una gran aventura. Si te aparece el actor obsesivo y detallista, el trabajo te sale peor porque el medio no te lo permite. Hay que armar lazos con los compañeros para darle un plus de calidad. Para trabajar en la TV hay que ser un poco payaso, para generar un clima que ayude a vivir con ese ritmo. Yo elegí que a las grabaciones vaya la nena, porque si va la actriz obsesiva, la paso mal. Hay que estar en un estado lúdico muy grande para que el trabaje no te dañe.

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