Imprimir|Regresar a la nota
Domingo, 8 de abril de 2007
logo espectaculos
EL ACTOR JAMES MORRISON HABLA DE LA NUEVA TEMPORADA DE “24”

“Aquí el gran enemigo es el reloj”

Morrison es quien encarna a Bill Buchanan, el jefe del agente especial Jack Bauer. Aquí cuenta la cocina de la exitosa serie, que se maneja con un secreto interno que, dice, contribuye a la frescura de las actuaciones.

Por Roque Casciero
/fotos/espectaculos/20070408/notas_e/NA36FO01.JPG

Bill Buchanan se hizo cargo de la Unidad Antiterrorista de Los Angeles en la cuarta temporada de 24. Pero James Morrison, el actor de 52 años que encarna al jefe de Jack Bauer, no se sentía tan poderoso: aunque antes no veía la serie, estaba al tanto de que cualquier personaje podía desaparecer por los golpes de timón que acostumbran a dar los guionistas. Por eso Morrison, conocedor de quiénes tienen la información más fresca en los sets de grabación, antes de prepararse para cada capítulo, le preguntaba si su personaje seguía con vida... al peluquero. “Ya no lo hago –confiesa el actor en conversación telefónica con Página/12–. Al haberse profundizado mi participación en el programa, el contrato también cambió, así que sabía que iba a estar toda la temporada. Ojo, que el contrato diga algo no significa que los autores no vayan a matar a tu personaje. Sólo significa que podés descansar un poco y que ellos te quieren en el programa”. ¿Más anticipos? “Sólo puedo decir que esta temporada veremos la lucha interna de Jack. Obviamente, habrá mucha acción y conflictos, pero el núcleo está en que Jack tiene que enfrentarse a sus propios demonios.”

Es sabido que 24 impuso un modo de trabajo especial para los actores: cada vez que terminan de filmar dos episodios reciben los guiones de los siguientes dos. De esa manera, la expectativa y la frescura están garantizadas también para los que ponen la cara. “Hacia el final de las temporadas, que es el momento en el que estamos ahora, los guiones empiezan a llegar un poco más tarde, porque los escritores están luchando para no dejar cabos sueltos y para cumplir con la fecha límite”, explica Morrison. “De hecho, hoy empezamos a grabar y recién anoche recibimos los guiones. A veces escriben un borrador en el que pasa algo y cuando vas a grabar descubrís que eso ya no está. Por ejemplo, en el capítulo 23 le pasaba algo a Buchanan y cuando recibí la versión siguiente, ya no sucedía. Por lo general, los guiones son medio secretos. Y tiene que ver con el formato del programa, con el aspecto de tiempo real: es más divertido que te lo vayan revelando mientras pasa, como con la vida. Prefiero que me sorprendan con lo que va a pasar a continuación, eso ayuda a estar siempre en el presente”.

–La quinta temporada subió el nivel de 24, porque fue muy explosiva y sorprendente. ¿Se hace difícil estar a esa altura?

–Tratamos de superarnos cada vez que salimos a escena; todo el tiempo estamos hablando de llevar las cosas un poco más allá. Pero sólo un poco: si uno sale a un campo de béisbol pensando en sacar la pelota de la cancha, lo más probable es que le erre siempre. Pero si se sale con el único propósito de mantener la vista en la pelota y de dejarla acercarse hasta verle las costuras, es probable que se la golpee con el bate. Estoy seguro de que, después de ganar el Emmy el año pasado, los productores deben haber pensado en cómo repetirlo. Pero después deben haber dicho: “¿Saben qué? No podemos pensar en eso, mejor pensemos en mantener la vista en la pelota”. Por algo estos tipos generan tan buen entretenimiento...

Morrison le atribuye el éxito de 24 a que la serie “parte de una gran premisa. El principal antagonista en la historia es el reloj, todos peleamos contra él. Otra cosa es que los productores se rodearon de gente talentosa que está dispuesta a entregar el 110 por ciento del esfuerzo. Es gente que ama su trabajo y por eso en el resultado se nota el amor que el artesano tiene por su obra. Creo que eso le llama la atención al público y por eso siempre vuelve a vernos”. Un detalle nada menor es que cada uno en el programa tiene bien en claro hasta dónde puede llegar su nivel de protagonismo: “Todos sabemos que 24 es el día de Jack y que vivimos en el mundo de Jack. No puedo pensar demasiado en cómo le van las cosas a Bill Buchanan, porque simplemente estoy feliz de ser parte de este proceso. Obviamente que a veces pienso que me gustaría que el programa fuera sobre mí, pero, bueno, así es la vida en general, ¿no?”, bromea el actor.

–Acaba de decir que 24 es Jack Bauer, pero los productores han dicho que el programa podría seguir incluso si matan a Jack. ¿Está de acuerdo con ellos?

–Sí. Entiendo lo que dicen y sólo hay que mirar la historia del cine para ver que James Bond ha continuado durante 40 años y no hubo sólo un Bond.

–Bueno, pero por más que fuera otro actor, siempre era James Bond.

–Tiene razón, no es un buen ejemplo... Y ahora que lo pienso, no, no estoy de acuerdo con lo de que podría seguir incluso matando a Jack (risas). Si se tiene un programa con una premisa tan fuerte, que han establecido durante los últimos cinco años, de que será sobre este tipo, al perder a ese tipo como conexión, no sé si el programa seguiría siendo exitoso. Seguro, el programa es con el reloj como antagonista, pero eso es contra lo que pelea Jack Bauer. Y nosotros peleamos contra eso a través de Jack. Pienso que probablemente dijeron eso pensando en que el programa es más grande que una persona, y ciertamente lo es, porque es un enorme ensamble de gente maravillosamente talentosa y comprometida. Pero, para ser honesto, tengo que reconocer que es un programa sobre un solo tipo y que nosotros somos los actores secundarios.

En el (nada maravilloso) mundo de Jack, la vida de todos está en peligro a cada instante. Pero para Bill Buchanan muchas veces el problema mayor es lograr que su agente estrella siga las reglas. “Los métodos de Jack Bauer son poco ortodoxos, por decir algo suave –se ríe Morrison–. A veces eso lo lleva a tener conflictos con los que tienen una posición más burocrática, como mi personaje. Sin embargo, en esta temporada verán un respeto y una consideración más profundos entre Jack y Bill. Lo cual es bastante raro, porque no se conocen tanto. En realidad, sólo se conocieron durante tres días. Entre la cuarta y la quinta temporada, Jack simuló estar muerto y Bill no lo sabía. O sea que hasta ahí se habían visto dos veces. La próxima vez que Bill lo ve es al principio de esta temporada, cuando vuelve de China, así que pasó mucho tiempo entre esos dos encuentros. Pero, por alguna razón, hay una empatía entre ambos que se ha hecho todavía más profunda”.

Morrison, claro, para diferenciar aventuras catódicas de vida diaria, no quiere saber nada de esas teorías que dicen que un Jack Bauer televisado es suficiente como para atemperar los temores del pueblo norteamericano post 11 de septiembre. “Es cierto que si uno mira lo que pasa en el programa y lee los titulares de los diarios, seguramente se preguntará si el programa es demasiado realista –concede–. Pero seguir al héroe a través de las tribulaciones de su vida es la estructura dramática más antigua que existe. Lo más importante que tenemos que recordar es que se trata de una fantasía, aunque a veces esté muy cerca de lo que pasa en el mundo real. Es que, cuanto más estés parado en la realidad, más creíble se torna la fantasía y más lejos podés ir con ella. Me parece brillante de parte de los autores haber logrado esa conexión con la vida real. Pero los miedos son algo más profundo que eso. Si fuera tan fácil, habría que ver El Hombre Araña para superar el miedo a las alturas... Lo que se ve en televisión es pura diversión y escapismo. No es distinto de El Llanero solitario, en el que te identificabas con el tipo bueno con el sombrero blanco. Es una estructura dramática clásica muy bien realizada. Y ver más que eso es darle demasiado crédito. Si uno realmente quiere producir un cambio en el mundo, recomiendo ir más allá de cómo uno reacciona ante un programa de televisión.”

–¿Cambió su vida debido al fenómeno de 24?

–Bueno, es un programa con alto perfil, así que ahora mucha más gente ve mi trabajo. Eso es maravilloso, porque sin la otra parte de la ecuación, que es el público, los actores no existimos: somos actores sólo si hacemos lo que hacemos frente a un público. Más allá de eso, mi vida no ha cambiado. Me siento un poco mejor porque sé que puedo mandar a mi hijo a la escuela, ya que ahora tengo un buen ingreso y eso me quita presión, pero soy un tipo bastante normal: paso mucho tiempo con mi familia, me siento a tocar mi guitarra, tengo muchos amigos. Así que no cambió demasiado, salvo que me siento muy bien acerca de mi trabajo y de que estoy muy agradecido de trabajar con quienes lo hago.

–Usted da clases de yoga en el instituto más antiguo de Los Angeles. ¿Tiene alumnos que van para verlo porque trabaja en la serie?

–No lo sé. Lo que sucede es que la gente que practica yoga busca algo más profundo que lo que aparenta. Así que puede que uno de los nuevos estudiantes diga “Oh, es ese tipo de 24”, pero de inmediato se convierte en un viajero en busca de un conocimiento más profundo a través de las prácticas de yoga. Enseguida se olvidan de que trabajo en televisión. Lo que tenemos que recordar es que somos seres humanos, en primer lugar, y que luego viene lo que hacemos. Así que, cuando vienen a una clase mía, ya saben que soy mucho más que el hombre que ven en 24.

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.