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Viernes, 22 de diciembre de 2006
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POR PRIMERA VEZ EN LOS KIOSCOS, PAGINA/12 PRESENTA MAÑANA UN DVD DE “LOS SIMPSON”

Episodios para animar el arbolito

Navidad en Springfield incluye cuatro capítulos que muestran a la familia pasando las fiestas: Homero contra la dignidad, Skinner cubierto por la nieve, ¿Dónde está mi rancho? y La temporada 15.

Por Roque Casciero
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Los Simpson llevan dieciocho temporadas de éxito.

Nada de nieve falsa ni algodón en el arbolito: la Navidad cambia del blanco... al amarillo. Porque el dvd que podrá adquirirse mañana a 25 pesos con la edición de Página/12 trae cuatro de los capítulos en los que los Simpson pasan las fiestas entre castores vengativos, robo de regalos, generosidad forzosa, villancicos con copyright, pandas ansiosos de sexo, encierros imposibles y la clase de aventuras en las que se pueden meter la familia animada que batió todos los records posibles. Navidad en Springfield (que en su edición norteamericana se llamó The Simpsons Christmas 2) reúne los episodios “Homero contra la dignidad”, “Skinner cubierto por la nieve”, “¿Dónde está mi rancho?” y “La temporada 15”, además de algunos extras sabrosos como storyboards animados y trailers.

Después de 18 temporadas en los televisores, sería redundante presentar una vez más a estos dibujitos creados por Matt Groening. ¿Quién no conoce al bonachón y estúpido Homero, a su amada Marge (que todavía lee El mensuario de las mamás), al excesivamente travieso Bart, a la “traga” Lisa y a la eterna bebé Maggie? Desde que suenan los primeros acordes del tema compuesto por Danny Elfman y en la pantalla se ve una panorámica de Springfield con la planta nuclear en primer plano, los espectadores ya saben que durante la siguiente media hora puede pasar cualquier cosa. A la familia Simpson la rodea una enorme galería de personajes que les han servido a su creador y a su grupo de guionistas para meter el dedo en las (muchas) llagas de la sociedad norteamericana. También es notable la cantidad de artistas que han aparecido en la serie, desde Los Rolling Stones hasta Mel Gibson, y el juego de referencias a la cultura global que se da en cada episodio. La serie, que ya acumula 21 premios Emmy, ahora va por el Oscar: finalmente, la 20th Century Fox convenció a los productores de hacer un largometraje. Y dentro de la caja del dvd hay una calcomanía que anuncia el estreno de Los Simpson-La película para el 26 de julio del año próximo. Hasta entonces y después –porque ya se habla de que la serie llegará a la temporada 24–, el televisor será el lugar al que habrá que recurrir para ver los graciosos dislates de los habitantes de Springfield.

En “Homero contra la dignidad”, el padre de la familia se da cuenta de que, al ritmo en que va, la bancarrota es inevitable. Y por casualidad descubre un método para ganar dinero extra: se convierte en el blanco de tareas degradantes que divierten a Montgomery Burns. La bajeza del dueño de la planta nuclear llega al punto de pagarle a su empleado, al que llama “mono”, para que se disfrace de oso panda hembra, sin advertirle que en el zoológico hay un panda macho que lleva mucho tiempo en soledad. Lisa, la voz de la cordura en una familia que se caracteriza por su ausencia, convence a su padre de que la dignidad vale más que un puñado de billetes. Entonces el perverso y enclenque Burns hará la oferta más tentadora: un millón de dólares a cambio de arruinar el desfile de Navidad.

Ese episodio fue emitido en la temporada 12 de Los Simpson, igual que “Skinner cubierto de nieve”, que arranca con una burla al Cirque Du Soleil (Cirque Du Puré en la serie). La familia está entre los espectadores que deben huir de la carpa circense cuando se desata una tormenta de nieve. Pese a que la mayoría de las escuelas de la ciudad cierran, Bart y Lisa deben ir a clase porque el director Skinner se niega a dar asueto. Cuando quieren volver a sus casas, se dan cuenta de que la nieve tapó las puertas y que no podrán pasar las fiestas con sus familias. El director intenta imponer una disciplina militar, recuerdo de sus (patéticos) días en Vietnam, pero los chicos se rebelan y toman la escuela. Mientras tanto, Homero y el santurrón Ned Flanders parten presurosos al rescate. Con papá Simpson al volante, lo que garantiza torpeza y un desastre que termina por ser la solución a los problemas.

“¿Dónde está mi rancho?” pertenece a la 14ª temporada de Los Simpson y arranca con la familia cantando villancicos en las casas de los vecinos (“respetuosos”, le interpretan una canción judía al malhumorado payaso Krusty). Pero pronto les impiden seguir con sus canciones, porque todas están protegidas por derechos de autor. Entonces a Homero se le ocurre hacer su propio villancico, que de inmediato muta en una balada contra su vecino Flanders. Cuando el ex Talking Heads David Byrne escucha el tema, se ofrece a producirlo y lo convierte en un éxito. La canción termina por cansar a los Simpson, que buscan refugio en un rancho en el que Lisa se enamora de un vaquero, Bart y Homero luchan contra los castores, y Maggie baila como Britney Spears... aunque no se saca el chupete, por supuesto.

El cuarto episodio incluido en Navidad en Springfield es “La temporada 15” (y aquí no hace falta más aclaración). En él, Homero recibe del señor Burns una tarjeta de béisbol que el patrón cree sin valor, pero que resulta ser una pieza preciosa para el gordo coleccionista de la tienda de historietas. Cuando éste vacía la caja frente a Homero para comprarle la tarjeta, papá Simpson decide salir de compras con su familia. Pero, fiel a su costumbre, se gasta en un inútil astrolabio parlante el dinero que había reservado para el árbol de Navidad. Enojada, Marge lo manda a dormir al sofá, donde Homero ve por tv “El cuento de Navidad del Sr. McGrew” y descubre que debe reparar sus actos egoístas. Y se convierte en tal ejemplo de desprendimiento que Flanders se pone celoso y gasta lo que no tiene en regalos para todo Springfield. Cuando Lisa se queja del materialismo de las fiestas, Homero entiende que robar y quemar los regalos sería un acto bondadoso. Claro que pone manos a la obra, aunque todo termina bien. A la manera de los Simpson.

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