Página/12 :: espectaculos

8-Volver,

de Pedro Almodóvar. Con Penélope Cruz, Carmen Maura y Lola Dueñas, 2006. 121 min. Gativideo.

Después de la asfixiante La mala educación, Volver viene a confirmar que las películas “de mujeres” de Almodóvar están henchidas de vida, levedad y buen humor, mientras que las de hombres parecerían puro Tanatos, músculo y encierro. Obviamente, el regreso de la ciudad al pueblito manchego también ayuda a airear el asunto, con Pedrito entregado de pies y manos al edipismo light, así como al culto de la amistad y solidaridad femeninas. Desde ya que es for export a más no poder que la madrileñísima Raimunda de Penélope Cruz cante Volver en andaluz. Se disculpa, considerando las altas dosis de humor, emoción y buen cine. Además de la comprobación de que Penélope podía actuar, claro.

5-Los infiltrados,

de Martin Scorsese. Con Leonardo DiCaprio, Matt Damon y Jack Nicholson, 2006. 151 min. AVH.

En edición de dos discos se presenta la última ganadora del Oscar, incluyendo muy buenos extras sobre su relación con la hongkonesa Infernal Affairs y sobre los personajes que supuestamente la inspiraron. Pero nadie podrá convencer a esta columna de que en su nuevo opus Scorsese no recicla puros tics, desde el mito del héroe autodestructivo que aquí encarna Leo DiCaprio hasta las escenas de violencia operística. Incluyendo una banda de sonido de greatest hits del rock’n’roll de los ’70, sospechosamente idéntica a la de Buenos muchachos. ¿El resto? Un unipersonal del guasón Nicholson y una psicóloga puesta ahí de compromiso, nomás. Un hurra por Mark Wahlberg, eso sí.

7-El gran truco,

de Christopher Nolan. Con Hugh Jackman, Christian Bale y Scarlett Johanssonm, 2006. 132 min. AVH.

La segunda película de magos de la temporada pasada es una historia de rivalidad masculina entre ilusionistas, que de tan obsesiva y mortífera parece casi una versión de Los duelistas, en la que en lugar de espadas se usan varitas. Como suele suceder en estos casos, el personaje femenino es poco más que una excusa para que el público pueda deleitarse con Scarlett Johansson. La guerra entre ambos prestidigitadores hace proliferar un juego de simetrías narrativas cuidadosamente pulido desde el guión, mientras que el realizador de Memento vuelve a manifestar su repudio por la linealidad. Narra aquí en varios planos temporales, que, sin sonar forzados, le dan atractivo al relato.

7-Happy Feet,

de George Miller. Con las voces de Robin Williams, Elijah Wood y Nicole Kidman, 2006. 109 min. AVH.

Años después de ambas Babe, el australiano George Miller (creador de la trilogía Mad Max) vuelve al mundo de la zoología digitalizada, trocando praderas por bloques de hielo y chanchos por pingüinos. Vuelve a recurrir a una tesis políticamente correcta, con un “diferente” que deberá enfrentar la intolerancia y el dogmatismo de su medio. En este caso, el plumífero protagónico, rechazado por los mayores de la comunidad porque, en lugar de cantar como los demás, baila tap dance como Cyd Charisse. Cuando la película se libera del yugo del “mensaje”, se sacude las plumas y se pone loca. Sobre todo con ciertos pingüinos latinos, que bailan salsa y andan por el polo como si fuera el barrio.

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