¿Por qué será que las representantes locales de las majors estadounidenses se niegan a estrenar en cines las pelÃculas de Will Ferrell, que están entre las más cómicas que se produzcan hoy en dÃa, y sà lo hacen con escrachos como El regreso del Todopoderoso, a los que no les va nada bien en términos de público? Misterio. El hecho es que las pelÃculas protagonizadas por este grandote con cara de bueno –que suele encarnar a tipos no tan buenos– se van convirtiendo ya en clásicos del directo-a-video o DAV. Hace un par de años largos le tocó a la notable Anchorman, The Legend of Ron Burgundy (editada por AVH, con el tÃtulo de El reportero), donde Ferrell hacÃa de un agrandadÃsimo conductor de noticieros. Hace unos meses fue el turno de Talladega Nights, The Ballad of Ricky Bobby (editada por LK-Tek, con el tÃtulo de Ricky Bobby, loco por la velocidad), donde Will hacÃa de un agrandadÃsimo corredor de autos de carrera. Y ahora llega Blades of Glory, que AVH acaba de lanzar con el tÃtulo de Patinando a la gloria, donde WF hace de... un agrandadÃsimo patinador artÃstico.
Manteniendo la tradición del dúo cómico, que lo puso frente a John C. Reilly en Ricky Bobby (volverán a enfrentarse en Step Brothers, anunciada para el 2008), aquà Will tiene un enemigo jurado, Jimmy McEllroy (lo interpreta John Heder, un flaco dientudo que habÃa protagonizado Napoleon Dynamite, otro DAV reciente). Los dos máximos astros del patinaje artÃstico no podrÃan ser más opuestos. Con una melena rubia como la del Principito, que flota en el aire ante cada pirouette, McEllroy es un bailarÃn de danza clásica montado sobre botas de patinar, dibujando cÃrculos y más cÃrculos sobre la pista, con arias de Andrea Boccelli como banda sonora. Metido dentro de un traje de spándex con un estampado que imita llamas de fuego, Chazz Michael Michaels (Ferrell, morocho y con melenita) es lo más parecido a un rocker de los ’70 que haya rayado las pistas de hielo. Caso severo de adicción sexual, reventadón y dado a todos los excesos, él es el Jim Morrison o Steven Tyler del patÃn. De hecho, Aerosmith y Foreigner suelen amenizar sus bestiales saltos y acrobacias aéreas.
El dÃa que el jurado decreta un empate entre ambos y se agarran a las trompadas en el podio, la Academia del PatÃn emite un veredicto inapelable, expulsando a ambos para siempre de las pistas. SÃ, si se entera Tinelli en cualquier momento habrá que presenciar una cat fight en vivo entre Mariana de Melo y RocÃo Marengo. Por el momento, se trata sólo de Chazz Michael Michaels y Jimmy McEllroy, y seguramente es bastante más gracioso. Ante la expulsión de Chazz y Jimmy, hay dos que festejan: los hermanos Stranz y Fairchild Van Waldenberg, sus inmediatos perseguidores, que bailando a dúo saltan asà al puesto de números 1. Posible reencarnación de Johnny Nodoyuna y Penélope Glamour en plan villano, los Van Waldenberg no sólo simulan ser nobles austrÃacos. También pretenden ser una materialización danzante del American Dream, ella rubÃsima y el morocho. Ambos posan de perfectos cuando en verdad son unos perversos, tan capaces de mantener una relación incestuosa como de asesinar a quienes les hagan sombra. ¿Y quiénes podrÃan hacerles sombra? Chazz & Jimmy, claro, después de encontrar la veta legal para volver a las pistas. Esta consiste en presentarse como dúo (para lo cual deberán disimular su visceral odio mutuo) y preparar su prova de bravura, en la que uno de los bailarines pega un salto mortal y roza el cuello del otro con la base del patÃn. Como la base es afilada, el peligro es... decapitar a la pareja.
PelÃcula de dúos, los directores de Patinando a la gloria son unos tales Will Speck y Josh Gordon, cuyo único antecedente consistÃa en haber creado un comercial muy popular en Estados Unidos. Escrita a ocho manos, Blades of Glory (tÃtulo que suena a Charriots of Fire) es un Will Ferrell auténtico. Esto es: una pelÃcula llena de gags irresistibles (hay que ver a Chazz y Jimmy haciendo figuras groseramente homoeróticas, dignas de Capusotto) y, a la vez, una sátira feroz a todas las instituciones representativas del sueño americano. Sobre todo, el triunfo a toda costa y su expresión cinematográfica ideal: la pelÃcula de deportes, en la que los protagonistas terminan alcanzando inevitablemente la gloria. A falta de Vangelis, aquà la música que la celebra es otra firme candidata a Banda de Sonido Más Horrible de la Historia: el tema de Flash Gordon, escrito por Brian May e interpretado por Queen.
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