Página/12 :: espectaculos :: El arte de dibujar una canción

Las obras de Hugo Midón cuentan, desde hace mucho tiempo, con un protagonista musical que se encarga de preparar las canciones que van y vienen sobre el escenario infantil. Carlos Gianni volvió a ocupar ese lugar en La trup sin fin, al componer todas las piezas que acompañan el relato y forman parte de él.

En este nuevo espectáculo la dupla se encontró a sí misma creando escenas con un estilo muy original, incluso para dos artistas que comparten el backstage desde hace casi cuatro décadas. A Midón se le ocurrió que Chaplin y Paulette Goddard podrían haber tenido un romance (un dato de su imaginación que Internet después confirmó). Basándose en esa intuición armaron una escena donde Goddard cuenta a sus compañeras del set de filmación que el famoso cineasta le susurró un par de frases inesperadas. “En esta parte del espectáculo se dio un proceso bastante particular. Generalmente, las canciones se componen y luego se hace la coreografía, pero en este caso a partir de una puesta, de una situación y de un juego se hizo la música ‘a medida’. Es decir, sobre la idea se dibujó la música, sobre el movimiento se escribió la canción”, explica Carlos Gianni.

El artista comenta que algunos temas ya estaban compuestos de antes, otros se prepararon específicamente para esta obra y muchos se armaron sobre la marcha, mientras las historias se iban desarrollando. “Por ejemplo, como Aladino viene a la Argentina hicimos un tango que él mismo canta, porque cuando llega acá los muchachos le piden auxilio. En escenas como ésta, Hugo presenta metáforas de lo social, de Argentina y de nuestro entorno.”

Gianni aclara que aunque es más difícil sorprender a los chicos de hoy, ellos lo logran a partir de la sensibilización. “El teatro es nuestro momento como artistas. En cada espectáculo se refleja nuestro pensamiento. Yo creo que una obra es una forma de comunicarse, y en el caso de los niños constituye una herramienta muy educativa, pero no desde el punto de vista intelectual sino estético. Uno es un formador de sensibilidad, porque en las historias se mezcla lo plástico con lo sonoro. Los sorprendemos a través de la emoción.”