Nacà en un teatro y vivà en un teatro. La casa dentro del teatro tenÃa una biblioteca, un escritorio, un taller de pintura y una cocina. Un clima renacentista unÃa todos los oficios, el arte, la vida y la polÃtica. Los tÃteres, la poesÃa, formaban parte del trabajo cotidiano. Se construÃan objetos, se escribÃa, se inventaba. El arte iba a transformar el mundo, por eso habÃa que prepararse para el gran desembarco. Se estimulaba siempre la renovación estética, pero fundamentalmente se pensaba en un nuevo tipo de artista. Se reunÃan en mi casa Miguel Angel Asturias, Emilio Pettoruti, Rafael Alberti, Ana Mercedes Burnichon, Hamlet Lima Quintana, Enrique Molina, Mario Jorge De Lellis, Ariel Bufano. Los encuentros eran tan interminables como los viajes. Mi padre, Javier Villafañe, vestido de mameluco, podÃa viajar tanto a la Municipalidad de Morón como a la República Popular China. Todos los viajes eran importantes y merecÃan una ceremonia, una despedida y un nuevo encuentro. Entonces volvÃan Jaime Dávalos, Roberto Espina, Olga Orozco, Elvio Romero, Antonio Berni y Enrique Wernicke. La casa dentro del teatro creció simbólicamente con el tiempo. Los artistas cambiaron por otros artistas que siguen con las tensiones dramáticas y las metáforas móviles. Los tÃteres salieron del retablo y se radicaron en la cámara. Se multiplicaron en la infinidad de otros retablos y otras cámaras. Hoy siguen impactando en los espacios cibernéticos y en las pantallas electrónicas. Los tÃteres y las imágenes viajan virtualmente por encima de los territorios y las aldeas. Javier Villafañe se habÃa anticipado en otros tiempos a deambular de pueblo en pueblo con su propia cámara y su propio retablo dentro de una carreta tirada por caballos. Hoy quedan como inamovibles para mà el encuentro cercano de la infancia y la poética de los cuerpos. En esos encuentros el amor ya no nos defrauda. El ritual sigue en cada presente necesario, los tÃteres siguen siendo ese presente necesario. El tiempo utópico pensado todavÃa no ha llegado. El giro cultural de la época es sólo un descanso ante la historia, pero no contra la historia. Los artistas, los poetas y los titiriteros continúan con sus viajes y sus mapas. Nos seguimos preparando para el gran desembarco.
* Escritor. Director artÃstico del Centro Cultural de la Cooperación.
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