Miércoles, 17 de agosto de 2005
LA ALEGRIA NO FUE SOLO BRASILE脩A
Sin fronteras para el golpe al coraz贸n
Por Juli谩n Gorodischer

Xuxa y Pel茅 coincidieron esta vez en la pantalla.
Nada alcanza: ni la cieguita mezzosoprano, ni la cantante salte帽a que arrastra multitudes, ni la imagen maternal de Xuxa, veterana, presentando en sociedad a su hija Sasha: el golpe al coraz贸n no conoce fronteras. La emoci贸n se compra y se vende en esta noche hecha para hacer llorar: el lunes de Marcelo Tinelli y Diego Maradona tuvo m谩s parecidos que diferencias, unidos por la consigna familiera, el rescate emotivo de los valores de antes, el invitado principal que 鈥揹evaluaci贸n mediante鈥 se limita al pa铆s vecino. 驴Los chicos? Protagonistas de los dos programas: como p煤blico y llorando (el sobrinito del Diego), o part铆cipes de un eterno acto escolar que los alterna para cantar un tango o zapatear un malambo (en lo de Tinelli) hasta llegar al premio devaluado del final: una computadora auspiciada por Fr谩vega y/o la promesa de un contrato para actuar en el canal.
Tinelli, a lo largo de cinco horas, recupera el cl铆max de Operaci贸n Triunfo: la plaza repleta con gente de pueblo en apoyo a su representante zonal. A las 22, el zapping no ofrece variaciones: en ShowMatch o en La noche del 10 hay una misma exaltaci贸n familiar y patriotera: vuelven el ritmo criollo a cargo de los minicantantes, el contraste con Brasil que nos eleva (frente a los invitados Pel茅 y Xuxa, de capa ca铆da), el himno que identifica y alude a una resurrecci贸n: No llores por m铆..., en voz de la cieguita Evangelina, de Entre R铆os, o Tratar de estar mejor, de Diego Torres, en lo de Maradona.
Esta es la recreaci贸n tard铆a del sue帽o de los 鈥90, cuando se cre铆a en la Argentina-Primer-Mundo: 鈥淓l mundo nos est谩 mirando鈥, creer谩 otra vez quien haya visto La noche del 10 (nombrada como de Dios, por el locutor excitad铆simo). Y lo volver谩 a pensar cada vez que se escuche repetir que, en los estudios de Mart铆nez, hay 250 cronistas llegados para ver el debut televisivo y adelgazamiento del astro, sitos en una carpa blanca que aqu铆, sin embargo, no remite a la protesta sindical. Vuelven los 鈥90 en lo de Tinelli, con la diosa de Brasil cantando, como en pleno menemismo, el man铆aco himno Hilari茅, sospechado de sat谩nico. Y tambi茅n en lo de Maradona, donde se recuerdan (en boca del Diez, de Sergio Goycochea y del Rey Pel茅) los goles del Mundial de Italia 鈥90, all铆 mismo donde la megaestrella invitada sigue siendo Mar铆a Gracia Cuccinotta, de id茅ntico status al que ten铆a en el 鈥94, cuando se estrenaba El cartero. El tiempo no ha pasado en esos estudios tan iluminados, sede del megashow de luces, sonidos, tribuna y papel picado que parec铆an perimidos y donde sobrevive el tono viejo del marat贸n como en la RAI. Como si el tiempo no hubiera pasado, la reina de los bajitos vuelve a declamar mil veces su amor por la Argentina: Xuxa elogia y el p煤blico grita Argentina, Argentina.
Enfrente, Pel茅 elogia, y la tribuna aclama. A las 23, en Canal 13, dice que 鈥渓a familia es lo m谩s importante en la vida de un hombre鈥. Luego admite la adicci贸n de su hijo, recibe el consejo, la solidaridad del astro 鈥渁 disposici贸n鈥, retoma la idea 煤nica de La noche del Diez: una f谩bula moral que invierte los t茅rminos del 鈥淎scenso y ca铆da鈥, una resurrecci贸n individual (extensible a la naci贸n) que habilita no la cr铆tica de un programa sino el cotilleo de vecinas: 隆Qu茅 bien se lo vio! El modo de la entrevista es el mismo en los ciclos enfrentados: no es biogr谩fica ni promocional (seg煤n se estila), no se les pregunta a los actores por estrenos pr贸ximos ni trabajos recientes, no se reclama una primicia ni una confesi贸n de intimidad. Apenas, como Xuxa con Tinelli, se propone la excusa para prodigarse halagos y agradecimientos, soporte para soltar la man铆a compulsiva, el chister铆o de Diego Torres o Ricardo Dar铆n, la excusa para plantear un reencuentro (Tinelli-Xuxa) o una reconciliaci贸n (Pel茅- Maradona) en t茅rminos estrictos de vida privada. Rige la diatriba antiperiod铆stica con cierta resistencia a asumir ese rol, y con menci贸n al como si s贸lo estuvi茅ramos t煤 y yo entre Pel茅 y Maradona.
La exaltaci贸n pronacional reclama a un brasile帽o/a venido a menos (que tenga un hijo adicto en recuperaci贸n o que se haya dado cuenta del errorde abandonarnos). Y la oda a lo local ser谩 condici贸n sine qua non: 鈥淢e siento abrazada/ es lo m谩s lindo que alguien puede recibir...鈥, de Xuxa sumando al monotema de la jornada: tradici贸n (tango y folklore), familia (el hijo de Pel茅, la hija de Xuxa) y propiedad, en el deseo de adquirir el premio moderado: ni fajos millonarios ni viajes internacionales, a lo sumo un DVD o mil pesos por patearle el tablero a Maradona. El resto es pura onda retro, cada vez que, en el 9, Xuxa recuerda su programa que sol铆a ser un boom..., cada vez que Maradona se recuerda como 鈥渉茅roe, gigante, mago鈥 a trav茅s de una carta que llega, una foto con un fan, un halago de Diego Torres o un nuevo set de f煤tbol-tenis junto a alguno de los 铆dolos revividos: Batistuta, Goycochea, Sabatini....
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